Secciones
Servicios
Destacamos
Tenía 23 años y el sábado fue con sus amigos y su pareja a la discoteca Akari, en Málaga capital. Iban a celebrar el cumpleaños de uno de ellos, pero nunca regresó a casa. Lo que iba a ser una noche de diversión se torció ... sobre las 6.30 horas, cuando perdió la vida tras ser atropellado, presuntamente de forma intencionada, por otro joven de 26 años. Se llamaba José Carlos y su muerte ha destrozado a familiares y amigos
Estaba lleno de vida y para él, como rezaba en uno de sus muchos tatuajes, «everyday is a blessing» -cada día es una bendición-. Quienes le conocieron sostienen que, pese a la primera impresión que pudiera causar por su torso y su cuello repletos de tattoos, José Carlos era un chico «muy cariñoso y noble». Un joven que, por encima de todas las cosas, se desvivía por su madre y su abuela.
Todos lo llamaban por su nombre, aunque sus amigos más cercanos solían decirle 'titi' o 'hermano' de forma cariñosa. José Carlos residía en un bloque de pisos de El Ejido, el mismo en el que llevaba viviendo desde que era un bebé.
Era hijo único y creció con sus abuelos y su madre, ya que perdió a su padre a los pocos meses de vida. Su abuelo murió durante la pandemia y, según dicen sus conocido, «se había convertido en el hombre de la casa».
Estudió en el Colegio de los Salesianos, a escasos minutos de su vivienda, donde le recuerdan como una persona que «llevaba el compañerismo por bandera», tanto en las aulas como en el patio en el que tantas veces jugó de pequeño. José Carlos comenzó a trabajar desde joven y actualmente era empleado en una empresa empaquetadora de pescado.
Le gustaba el reguetón y solía pasar sus ratos libres con sus amigos y su pareja, con quien tenía una relación desde hacía diez meses. También disfrutaba jugando a la videoconsola y era un aficionado al fútbol. Su corazón estaba dividido entre el Málaga CF y el Barcelona.
Las calles de El Ejido y Fuente Olletas lo vieron crecer y, tanto los vecinos como los negocios de alrededor de su casa sabían de sobra quien era José Carlos. Según ponen de manifiesto sobre él, era un chico de un trato cercano y muy educado.
La mala suerte
«Se dedicaba a trabajar, a entrenar en el gimnasio y a cuidar de su familia y sus amigos», cuenta completamente abatida una de sus amigas. Ella le conoció, precisamente, en la sala Akari, donde estuvo en la madrugada de su atropello mortal. Sobre José Carlos añade que tampoco era un chico que estuviera todas las noches de fiesta y que, sobre todo, se caracterizaba «por su humildad».
Las personas de su entorno afirman que el joven de 23 años nunca fue un chico problemático. «El pobre tuvo la mala suerte de estar en el momento y en el lugar equivocado», agrega al respecto una de las vecinas que le conocía desde que era un crío y quien supo lo sucedido al recibir una llamada de su hijo, de casi la misma edad que José Carlos.
Este lunes fue detenido el presunto autor del atropello intencionado que acabó con la vida del joven de El Ejido y que dejó heridos a su novia y a dos de sus amigos, quienes tuvieron que ser trasladados al Hospital Regional. Está acusado de un delito de asesinato y otros dos más en grado de tentativa.
Todo sucedió en la puerta de la discoteca, minutos después de su cierre, donde el conductor del vehículo dio la vuelta en un paso de peatones y aceleró embistiendo a las víctimas. El joven de 23 años murió en el acto, sin que los servicios de emergencias pudieran hacer nada por salvar su vida.
El copiloto también fue arrestado como supuesto autor de un delito de encubrimiento. Un suceso que ha conmocionado a quienes conocieron a José Carlos, que ahora lloran su pérdida y su principal esperanza es que se haga justicia por su asesinato.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.