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Francisco Mayorga, Paco 'El del molino' para los vecinos de Almogía, continúa en paradero desconocido desde la noche del sábado, cuando fue visto por última vez en la puerta de su casa. «Nos tememos lo peor», expresa Cristina Cuenca, que es una de sus familiares más directas, ya que no tiene hijos. La Guardia Civil evita especular, pero ya la califica como una «desaparición inquietante». De hecho, la Guardia Civil está realizando nuevos registros por la desaparición.
Paco, 83 años, muy querido en el pueblo, estuvo el sábado por la noche en la casa de José Manuel, el hermano de Cristina. Ambos son muy aficionados al fútbol y veían juntos cualquier partido que televisaran. Tenían previsto disfrutar del encuentro entre el Barça y el Osasuna, previsto para las 21.00 horas, aunque finalmente se suspendió por la muerte del doctor del club azulgrana Carles Miñarro.
Aun así, Paco se quedó a ver el partido de Segunda División entre el Zaragoza y el CD Edenese (2-4). Durante el encuentro comentaron que a la mañana siguiente, la del domingo, se iba a presentar el cartel de la Semana Santa de Almogía y Paco, que es cofrade, se interesó por la hora para ir a verlo.
Cuando terminó el partido, poco después de las once de la noche, Paco se despidió de la familia para volver a su casa. El hermano de Cristina se asomó a la puerta para, desde allí, verlo recorrer la veintena de metros que separan sus respectivas viviendas, ya que «está más torpecillo de las piernas» y temían que pudiera caerse. Cuando lo vio entrar en su domicilio, construido en un antiguo molino, cerró la puerta.
A Paco no se le podía echar de menos a las nueve de la mañana porque todos saben que no suele madrugar. Acostumbra a levantarse tarde. Eso sí, les extrañó que no hubiera ido a la presentación del cartel, pero lo achacaron al mal tiempo que hizo esa mañana en Almogía y prácticamente en toda la provincia de Málaga.
Sin embargo, cuando empezaron a preocuparse de verdad fue cuando dieron las cuatro de la tarde y Paco no acudió a la casa de José Manuel a ver el partido entre el Madrid y el Rayo Vallecano (2-1). Lo llamaron al móvil y él no respondió, algo que a veces ocurría porque tiene problemas de audición. «A mi madre le pareció que en una de las últimas llamadas alguien cogió el teléfono, pero no está segura», cuenta Cristina.
La preocupación de la familia siguió creciendo. Cuando el hermano de Cristina volvió de La Rosaleda de ver el partido entre el Málaga y el Cádiz (0-2), decidió ir a la casa de Paco a echar un vistazo. La puerta estaba cerrada, pero no con llave, sólo encajada. Tuvo que empujarla porque la madera se había hinchado por la lluvia y le costó abrirla.
Nada más entrar, vio que algo no iba bien. En la escalera por la que se accede a la segunda planta, que es blanca, encontró dos gotas de sangre. En el suelo estaba la dentadura postiza de su familiar y sólo una de sus zapatillas, «como si le hubieran dado un golpe y lo hubiesen sacado de allí por la fuerza», opina Cristina.
El interior de la vivienda se encontraba revuelto. La estufa, encendida. No hay un solo antecedente de desaparición de Paco, que nunca se hubiera ido de ese modo. «La casa estaba patas arriba, horrible», añade la joven. No pudieron comprobar si faltaba algo de valor, porque decidieron no tocar nada hasta saber qué había pasado. La Guardia Civil realizó ayer una exhaustiva inspección ocular en busca de pruebas.
Paco no tenía ni tarjetas de crédito, sólo la cartilla del banco, que era lo que utilizaba para retirar la pensión. Según Cristina, últimamente andaba preocupado porque sospechaba que alguien le estaba quitando dinero de la casa. Ellos no le dieron importancia y pensaron que eran cosas de la edad. Ahora no lo tienen tan claro.
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