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La llamada sonó en la sala del 091 de la comisaría de Antequera a las 13:10 horas del lunes 13 de febrero. Un policía nacional descolgó el teléfono. Al otro lado se encontró con la voz de un joven, que soltó literalmente: «Que soy el que ha matado a ese…». Era un chico de 19 años que confesó –hasta en cuatro ocasiones- haber matado a golpes a un indigente que dormía en los soportales de la plaza Fernández Viagas, en la Ciudad del Torcal.
La víctima se llamaba Miguel Ángel Calvo Redondo y tenía 51 años. Era natural de Algarinejo, un pequeño pueblo de apenas 2.500 habitantes en la comarca granadina de Loja. Lo poco que se sabe de él es que había tenido algunos problemas con la justicia y acabó durmiendo al raso. Vivía de las limosnas y alimentos que le daban en bares y comercios de Antequera, donde se le conocía por el apodo de 'Pinocho'. Solía pasar el día en algún banco de la zona con otro par de indigentes.
Miguel Ángel se había convertido en el blanco de la ira de un par de jóvenes encapuchados que lo visitaban de noche, mientras dormía, para pegarle. La policía aún no ha podido aclarar por qué, si es que puede haber algún motivo para hacer algo así. Los investigadores han constatado, tras interrogar a una decena de testigos, que lo agredieron la madrugada del viernes al sábado. Repitieron al día siguiente. Y el domingo lo mataron, aunque en este último episodio sólo se ha podido situar, por ahora, a uno de los dos detenidos.
13
FEB
Hacia la medianoche
Asesinan al indigente a martillazos
La víctima, Miguel Ángel Calvo Redondo, conocido como ‘Pinocho’
Plaza Fernández Viagas, el lugar donde ocurre el asesinato
ANTEQUERA
El momento de los hechos, desde una cámara de videovigilancia.
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Hacia la medianoche
Asesinan al indigente a martillazos
La víctima, Miguel Ángel Calvo Redondo, conocido como ‘Pinocho’
Plaza Fernández Viagas, el lugar donde ocurre el asesinato
ANTEQUERA
El momento de los hechos, desde una cámara de videovigilancia.
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Hacia la medianoche
Asesinan al indigente a martillazos
La víctima, Miguel Ángel Calvo Redondo, conocido como ‘Pinocho’
Plaza Fernández Viagas, el lugar donde ocurre el asesinato
ANTEQUERA
El momento de los hechos, desde una cámara de videovigilancia.
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Hacia la medianoche
Asesinan al indigente a martillazos
La víctima, Miguel Ángel Calvo Redondo, conocido como ‘Pinocho’
Plaza Fernández Viagas, el lugar donde ocurre el asesinato
ANTEQUERA
El momento de los hechos, desde una cámara de videovigilancia.
A Miguel Ángel lo encontraron unos sanitarios que se disponían a instalar la mañana del lunes 13 de febrero un punto de vacunación en la plaza. Eran las ocho y el cuerpo del indigente yacía en el suelo sobre una mancha de sangre. A los testigos, además, les llamó la atención su posición antinatural. Los médicos comprobaron que llevaba horas muerto y que había signos de violencia. Presentaba, al menos, un golpe en la cabeza.
Tras identificar a la víctima, los investigadores se entrevistaron con sus amigos. Reconstruir su entorno y sus últimas horas, como marca el manual. Uno de ellos contó a los agentes que la víspera del crimen, mientras tomaban unas cervezas en un banco, Miguel Ángel le dijo que varios encapuchados lo agredieron la noche anterior dándole varias patadas, «sin saber el motivo». Le dejaron el ojo derecho amoratado y un corte a la altura de la ceja.
Imágenes del levantamiento del cadáver en el lugar del asesinato, el 13 de febrero.
Imágenes del levantamiento del cadáver en el lugar del asesinato, el 13 de febrero.
Imágenes del levantamiento del cadáver en el lugar del asesinato, el 13 de febrero.
Imágenes del levantamiento del cadáver en el lugar del asesinato, el 13 de febrero.
Otro indigente interrogado por la policía relató que la noche del 12 de febrero, cuando pasó junto a Miguel Ángel, que estaba acostado en el suelo para dormir, observó que tenía una herida en la zona izquierda del cráneo, por encima de la oreja. Cuando le preguntó a qué se debía, éste le dijo que se la habían causado dos jóvenes que lo despertaron y comenzaron a darle puñetazos. Luego se fueron corriendo. No pudo verles la cara ni identificarlos por su voz.
Por último, un vecino de la zona reveló a los policías que la noche del 12 de febrero, cuando se disponía a tirar unos cartones en los contenedores de reciclaje, escuchó un grito que procedía de los soportales. Al dirigir la mirada hacia ese lugar, vio a un chico que vestía un chaquetón oscuro y abultado con capucha y que huía del lugar a la carrera.
Los investigadores de la Policía Nacional empezaron por buscar todas las cámaras de seguridad de la zona e intervenir las imágenes con la esperanza de que hubiesen captado al autor o autores. Paralelamente, los especialistas de Policía Científica detectaron una sucesión de pisadas con restos de sangre que procedían del escenario del crimen y se dirigían hacia la calle Obispo, lo que parecía indicar el camino que siguió el agresor al huir.
Mientras los agentes realizaban una amplia batida por la ciudad en busca de algún sospechoso o de objetos relacionados con el crimen, se produjo la llamada a comisaría del autor confeso. Los investigadores se desplazaron hasta su domicilio y lo detuvieron. Una vez allí, manifestó de nuevo, de forma espontánea, que había sido él quien había matado a Miguel Ángel con un martillo que tenía guardado en su habitación, donde también conservaba parte de la ropa que llevaba puesta cuando cometió el crimen.
En esos momentos, llegó la madre del arrestado, quien contó a los policías que su hijo había llegado a casa muy alterado sobre las seis de la mañana. A las 7.15 horas, lo escuchó gritar y decir: «Ya vienen a por mí, ya vienen a matarme». Cuando ella fue a ver qué le pasaba, lo encontró con un cinturón en la mano, «con la cara desencajada y muy nervioso». A las 13.03 horas (siete minutos antes de que telefoneara a comisaría), el joven llamó al móvil de su madre, que estaba fuera de casa, y le anunció, llorando: «Ven para acá, que me voy a pegar un tiro. He matado a un hombre. Me voy a rajar, ven ya».
En su declaración espontánea, el joven identificó a un amigo suyo y señaló que él también había participado en el asesinato, «llegando a pisarle la cabeza en varias ocasiones». Esa información coincidía, al menos de forma periférica, con los testigos de referencia que manifestaron que Miguel Ángel decía haber sido atacado los días previos por dos encapuchados, por lo que los agentes comenzaron a buscar a este segundo implicado, también de 19 años, que fue arrestado a las 14:30 horas cuando caminaba por la Cuesta de Miraflores de Antequera. Ninguno de los dos detenidos tenía antecedentes policiales.
13
FEB
16:00
La policía registra la casa del primer sospechoso
Aparece el arma homicida en una bolsa de plástico. Tiene manchas de sangre.
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La policía registra la casa del primer sospechoso
Aparece el arma homicida en una bolsa de plástico. Tiene manchas de sangre.
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La policía registra la casa del primer sospechoso
Aparece el arma homicida en una bolsa de plástico. Tiene manchas de sangre.
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La policía registra la casa del primer sospechoso
Aparece el arma homicida en una bolsa de plástico. Tiene manchas de sangre.
Los investigadores solicitaron al titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Antequera –encargado del caso- sendas órdenes de entrada y registro de los domicilios de ambos jóvenes. El primero de ellos se llevó a cabo poco después de las cuatro de la tarde en la vivienda del principal sospechoso. En el armario de su dormitorio encontraron una bolsa de plástico con un martillo con manchas rojas que, como confirmaría después Policía Científica, eran de sangre. Estaban ante el arma homicida.
Los agentes también localizaron en el salón una pistola negra, que resultó ser de aire comprimido, y un par de cuchillos. Encima de la mesa del salón había una nota manuscrita que venía a ser una carta de despedida para su madre. Además, intervinieron un gorro de lana negro, una braga de tipo militar, un pantalón, un par de guantes y un anorak con restos biológicos que están siendo analizados.
13
FEB
19:00
La policía registra la casa del segundo sospechoso
13
FEB
19:00
La policía registra la casa del segundo sospechoso
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FEB
19:00
La policía registra la casa del segundo sospechoso
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FEB
19:00
La policía registra la casa del segundo sospechoso
Tres horas después se registró la vivienda del segundo detenido. Los policías hallaron una chaqueta, una braga y un par de guantes tirados en la basura. También intervinieron unos zapatos que podrían ser relevantes para la investigación. Y en una de las habitaciones encontraron un machete, dos pistolas de aire comprimido, varias navajas y una caja fuerte con más de 3.250 euros.
Tras las tres manifestaciones espontáneas, a su madre, al policía que descolgó el teléfono y a los agentes que lo detuvieron, el principal sospechoso volvió a reconocer los hechos durante el registro de su domicilio, donde confesó haber agredido a Miguel Ángel hasta en tres ocasiones. Respecto al tercero de esos ataques, aseguró que se dirigió al lugar, «esta vez solo», sacó su martillo y golpeó en la cabeza a la víctima, a la que también dio patadas por el cuerpo y golpes contra la pared hasta dejarla inconsciente, según manifestó.
Además, cuando se le detuvo, los policías pudieron observar a simple vista que las zapatillas deportivas negras que vestía estaban manchadas de gran cantidad de sangre, lo que, a falta del análisis de las muestras, lo situaba claramente en el lugar del crimen.
El segundo detenido reconoció también de forma espontánea que había participado en las agresiones a Miguel Ángel cometidas tanto la noche del viernes como el sábado previo al crimen. Sin embargo, negó por completo haber participado en la paliza del domingo, la que le costó la vida al indigente.
En la casa de este segundo investigado, los policías hallaron prendas de ropa que podría haber vestido cuando se cometieron las agresiones. Una parte de ellas -el pantalón y la camiseta- ya habían sido lavadas cuando se produjo el registro, mientras que el resto -la chaqueta, braga y guantes- fueron recuperadas de la bolsa de la basura, lo que, según la policía, «indicaría sin género de dudas que pretendía eliminar determinadas pruebas biológicas que podrían demostrar su implicación clara y directa en los hechos».
Los investigadores hallaron en su habituación unas botas marrones que también están siendo analizadas, ya que el dibujo de las suelas podría encajar con las huellas de calzado detectadas en el lugar donde se cometió el asesinato, unido a que el sospechoso llevaba puestas unas botas negras nuevas, tanto que aún tenían la etiqueta del precio en la suela.
Entre tanto, los dos jóvenes, asistidos por los letrados Javier Ocaña y Eloy Castillo, han ingresado en prisión provisional por un delito de asesinato, aunque también se investiga si pudo existir un componente de odio por aporofobia -rechazo hacia las personas pobres- en el ataque. Los dos abogados rehusaron hacer declaraciones sobre el caso.
Para despejar las incógnitas que aún rodean el crimen, como el móvil del mismo o la posible participación del segundo detenido, los agentes de la Policía Nacional han intervenido los teléfonos móviles de los dos jóvenes para volcar toda la información contenida en los mismos. Los investigadores confían en que las conversaciones que pudieran haber mantenido entre ellos terminen de arrojar luz sobre el asesinato de Miguel Ángel, alias 'Pinocho', en Antequera.
Texto Juan Cano
Formato Alba Martín Campos
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Paco Griñán | Málaga
Encarni Hinojosa | Málaga
Cristina Cándido y Álex Sánchez
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