Sucesos Málaga
Identifican un cadáver esqueletizado que se halló en una finca en Olías

Se trata de un hombre de origen portugués en situación de sinhogarismo cuyos restos fueron localizados el pasado otoño

Juan Cano

Málaga

Jueves, 27 de marzo 2025, 00:31

El cadáver se halló el pasado otoño en una finca próxima a la carretera de Olías, en Málaga. Era un esqueleto completo. Se trataba de un hombre que, a simple vista, no presentaba signos de violencia, aunque el estado del cuerpo dificultaba establecer la etiología de la muerte y también la identidad.

Ahora, seis meses después, un juzgado de la capital ha autorizado la entrega de los restos óseos a la familia del finado después de que se completara el proceso de identificación, que ha sido más complejo por hallarse el cadáver reducido al esqueleto.

El fallecido era un ciudadano portugués de 67 años que, al parecer, se encontraba en una situación de sinhogarismo. Esta misma semana, su cadáver ha salido del Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga para ser entregado a su familia.

Por el estado de los restos, la data de la muerte sería antigua, aunque las fuentes consultadas no pudieron precisar con exactitud la fecha. Tampoco en el esqueleto se apreció violencia, aunque no se ha podido acreditar con certeza la causa del óbito.

Llama la atención que este caso se produzca apenas una semana después del hallazgo de otro cadáver esqueletizado, en esa ocasión el de una mujer cuyo cuerpo sin vida se localizó en un piso del Camino de Suárez. La anciana, nacida en 1924, llevaría muerta 14 años, a tenor de las pruebas encontradas en el inmueble.

La investigación policial y judicial apunta a que murió en torno al mes de junio de 2011, que es cuando se ha detectado su última evidencia de vida. Se da la circunstancia de que justo en esas fechas se produjo en Málaga una ola de calor, por lo que se presume como posible causa del óbito.

No en vano, el cadáver de la mujer se halló tumbado sobre el sofá y con las ventanas del piso abiertas de par en par, de lo que se deduce que probablemente era verano cuando murió. Ese hecho contribuyó a que nadie en el vecindario se percatara del olor. Y nadie tampoco la echó de menos en ese tiempo.