Cuando salió de casa, lo encontró vociferando en la puerta del bloque. Acostumbrada a convivir desde hace años con los indigentes que pernoctan en los soportales del edificio, no hizo demasiado caso y siguió su camino. No se le quedó mirando, pero sí lo suficiente para retener las facciones de su cara.
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Al volver, una hora más tarde, el individuo continuaba de la misma guisa. Esta vez no pudo librarse de él. El hombre lanzó hacia ella una barra de hierro, que le golpeó en una pierna y le hizo caer al suelo. La mujer, de 83 años, permanece hospitalizada a causa de las lesiones sufridas.
La secuencia, que se desarrolló en dos actos, tuvo lugar entre las cuatro y las cinco de la tarde de este lunes 20 de junio. La mujer, según contaría después a sus vecinos, trató de apartarse de él al volver a su domicilio, situado en la céntrica avenida Andalucía, ya que el hombre seguía profiriendo gritos «llenos de rabia».
En esas, el sujeto cogió una varilla de hierro de un metro de longitud, como las que se usan en la construcción, y presuntamente la lanzó en la dirección en que se encontraba la víctima, que se dirigía la portal con su carrito de la compra.
Una policía nacional que estaba fuera de servicio y que pasaba por la calle en esos momentos se convirtió en testigo de la agresión. Ella vio cómo el hombre lanzaba la barra de hierro, que chocó contra el suelo y acabó en el pie izquierdo de la mujer.
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El golpe le hizo perder el equilibrio. Instintivamente, la víctima interpuso las manos para amortiguar la caída, pero se lastimó la muñeca izquierda. Sufrió un ataque de ansiedad y rompió a llorar, siendo asistida por los viandantes que pasaban por allí en esos momentos.
El hombre se marchó del lugar. La agente que presenció la agresión lo siguió mientras llamaba a la sala del 091 de la Policía Nacional y les iba dando su posición a los compañeros. Un testigo que se cruzó con ellos dice que el hombre hablaba solo por la calle e iba «muy sucio», mientras que una mujer lo seguía a pocos metros charlando por teléfono. Era la policía.
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Al cabo de unos minutos, llegó una dotación de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) del Cuerpo Nacional de Policía, que fue la encargada de detenerlo. El hombre, de unos 40 años, fue arrestado y trasladado a dependencias policiales para instruir las diligencias del caso.
La mujer, por su parte, fue evacuada al Hospital Regional de Málaga. Las pruebas radiológicas confirmaron que sufre fracturas de radio y cúbito a la altura de la muñeca izquierda, de las que ayer fue intervenida quirúrgicamente. Se da la circunstancia de que hace apenas tres meses se había dañado esa misma articulación. También tiene el pie inflamado y magulladuras en el cuerpo debido a la agresión.
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Para los vecinos del edificio ya llueve sobre mojado. Llevan años enviando cartas a la concejalía del distrito o al propio alcalde para denunciar el asentamiento de indigentes que pernocta en los soportales del bloque, situado en el número 11 de la avenida Andalucía, que es una de las principales arterias de la capital malagueña.
El presidente de la comunidad de propietarios del edificio Meridional (70 viviendas y una quincena de locales y oficinas) asegura que llevan «bastantes años» lidiando con los problemas de insalubridad e inseguridad que genera esta situación. Ángel Malpartida de Torres aclara: «Defecan y orinan en los soportales del bloque. A veces se pelean y te encuentras con restos de sangre en el suelo. Los vecinos están muy cabreados».
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Según el representante de la comunidad, desde el Ayuntamiento les han trasladado que es una situación muy díficil porque, con la ley en la mano, la policía no puede llevarse a los indigentes de allí si ellos no acceden voluntariamente a marcharse.
La solución que según ellos les propuso una representante municipal fue cerrar los soportales del edificio con una verja. Llegaron a pedir un presupuesto, pero la obra no se llevó a cabo por su elevado coste (el proyecto, con más de 300 metros de valla, superaría los 90.000 euros, cuentan los vecinos).
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El pasado 14 de enero, SUR se hizo eco de esas quejas vecinales en su sección de Cosas de la Ciudad, donde varios residentes manifestaron su temor a salir de su casa por las noches. Tras eso, afirma el presidente de la comunidad, hubo una actuación municipal de limpieza y más presencia policial. «Parece que han desaparecido, pero realmente no se han ido. Están en la calle de atrás, en la avenida de la Aurora», concluye Malpartida.
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