Borrar
Imagen de archivo de la detención de uno de los condenados. SUR
Los hermanos brasileños yihadistas que se preparaban en Málaga «para seguir la llamada del Daesh»

Los hermanos brasileños yihadistas que se preparaban en Málaga «para seguir la llamada del Daesh»

La Audiencia Nacional ha condenado a ambos investigados a dos años y medio de cárcel tras declararse culpables de los delitos de autoadoctrinamiento y autocapacitación terrorista

Lunes, 24 de marzo 2025, 00:23

La Audiencia Nacional ha condenado a dos hermanos brasileños yihadistas asentados en Estepona por los delitos de autoadoctrinamiento y autocapacitación terrorista. Los investigados, que fueron detenidos en Estepona en una operación de la Guardia Civil con la colaboración del FBI, estaban dispuestos al martirio y preparados para «pasar a la acción» siguiendo «la llamada del Daesh». Como se expone en la resolución, a la que SUR ha tenido acceso, ambos poseían y distribuían manuales para fabricar explosivos, hacer envenenamientos o preparar atentados suicidas.

Así lo han reconocido los dos procesados, de 33 y 35 años, después de que sus defensas alcanzaran un acuerdo de conformidad con la Fiscalía, lo que ha supuesto una rebaja considerable de la pena solicitada por la acusación pública. Finalmente, se les ha impuesto dos años y medio de cárcel, así como ocho años y seis meses de inhabilitación absoluta y cinco años de libertad vigilada. También tendrán que hacer frente al pago de las costas procesales.

Ambos llevan privados de libertad desde noviembre de 2023 (tiempo que se considera cumplido de la condena), cuando los efectivos antiterroristas llevaron a cabo sus arrestos en Estepona. Ambos estaban en el radar del Instituto Armado desde principios de ese mismo año, pero la misiva del mayor de los hermanos a una mujer aceleró la operación en la que fueron detenidos.

Se trataba de una carta de despedida enviada por correo en la que indicaba a su destinataria que pronto moriría en una acción terrorista como mártir. Ese, decía, sería su peaje para entrar al paraíso.

Durante sus indagaciones, los guardias civiles intercambiaron sus sospechas con otros servicios homólogos de información, descubriendo así que estos ya habían detectado la relación de los dos hermanos con movimientos islamistas radicales. Al analizar sus dispositivos, los agentes hallaron «una verdadera biblioteca de contenido doctrinal sobre el martirio». Asimismo, poseían una cantidad ingente de archivos -cerca de 27.000- de adoctrinamiento y capacitación técnica e ideológica.

Los dos hermanos consumían y distribuían estos materiales de propaganda del Estado Islámico a través de sus perfiles de Internet y de plataformas encriptadas. Entre estos documentos había manuales para la confección de explosivos y envenenamientos, ciberseguridad, hacking, en los que se justificaba la violencia de la ejecución de acciones suicidas e informes sobre cómo asesinar -ilustrados con fotografías- usando cuchillos y otros tipos de armas.

Radicalizado en prisión

De acuerdo con la investigación, el mayor de los hermanos se empezó a radicalizar en 2018, unos tres años después de que se convirtiera al islam. Por aquellas fechas, el hombre fue extraditado a Brasil desde Portugal por su supuesta participación en un crimen en su país de origen e ingresó en la cárcel, donde permaneció hasta la celebración del juicio. Su situación de privación de libertad fue interpretada por él como «una forma de castigo por su religión», concluye la resolución.

En ese periodo, además de reafirmar su ideología, entabló contacto con reos que estaban relacionados con delitos de terrorismo. Para cuando abandonó la cárcel ya había tomado la determinación de pasar a la acción, lo que incluía morir violentamente por el Daesh. Una vez en libertad, empezó a recopilar material con recomendaciones para trasladarse a Siria sin levantar sospechas, además de interesarse por cursos de formación paramilitar, sobre artefactos explosivos improvisados o de instrucción en el manejo de armas de fuego.

Su hermano, igualmente, empezó acudiendo al almacenamiento del material propagandístico como forma de legitimación religiosa tras lo que se produjo una escalada en la creación de grupos con él mismo como único miembro con la intención de solventar las dudas que pudieran surgir en el proceso de autocapacitación terrorista.

Esta era una de las medidas de seguridad que, según la Audiencia Nacional, adoptaba el encausado para pasar inadvertido para las fuerzas policiales y servicios de inteligencia. Así pasó a la tercera fase, considerada la etapa final: la capacitación física y manejo de tácticas y técnicas de guerra para acometer una acción violenta o de martirio.

Como su familiar, había resuelto pasar a la acción. Para ello, ambos entrenaban también a diario en un gimnasio de Estepona, donde entrenaban la fuerza y la resistencia física. La práctica deportiva del airsoft -un deporte de estrategia militar- también les servía para entrenar técnicas de combate, como la toma de posiciones en entornos urbanos.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Los hermanos brasileños yihadistas que se preparaban en Málaga «para seguir la llamada del Daesh»