«Hace tres días Adri se encontraba con nosotros en la cafetería de Industriales y ahora ya no está»

«Parece mentira que hace tres días se encontraba con nosotros en la cafetería y ahora ya no está», comenta una estudiante de Industriales, que recuerda con cariño cuando coincidió con Adri, como todos lo llamaban, en una asignatura del grado: «Se le daba mucho mejor que a mí la informática y solía ayudarme. Era muy buen chaval».

Adrián llamaba la atención por su físico imponente, «muy grande y muy fuerte, un armario», describe la joven. «Pero cuando lo conocías era un chico introvertido y tímido; un cacho de pan», interviene otro estudiante que almorzó con él en la cafetería hace un par de semanas. «Controlaba mucho el tema de la alimentación -añade este último-, era muy aficionado al gimnasio y estaba muy musculado».

Sus perfiles en redes sociales dejan un mínimo rastro de sus aficiones y de su vida. Le gustaba la música rap y, a tenor de sus comentarios en Twitter, se estaba metiendo en el mundo de las criptomonedas; de hecho, no dudaba en aconsejar a otros usuarios sobre inversiones y futuros comportamientos del mercado.

También en Twitter dejó algunas quejas sobre el examen de Selectividad, que hizo en 2018 tras estudiar bachillerato en el colegio Los Olivos, donde estuvo matriculado desde cuarto de ESO. Allí lo recuerdan como un buen estudiante que destacaba por sus notas.

El colegio publicó ayer desde su cuenta de Twitter el siguiente mensaje acompañado de una foto del joven y del enlace a la noticia publicada por este periódico: «Dios tenga en su gloria a Adrián Castillo Hidalgo, el joven asesinado el domingo tras celebrar su 22 cumpleaños en el centro de Málaga, antiguo alumno de @colegioolivos hasta hace cuatro años (promoción 2017-18). Estudiaba en @IndustrialesUMA».

Adrián cumplió 22 cumpleaños el domingo 24 de abril. El lunes por la noche, acudió a una vivienda de la calle Marín García, en pleno Centro de Málaga, donde se había citado con un conocido. El motivo del encuentro está aún bajo investigación.

La tesis es que discutieron y el morador del piso presuntamente le asestó una puñalada con un cuchillo jamonero de tres centímetros de ancho. Le alcanzó justo debajo del pecho. Adrián, al que todos llamaban Adri, escapó de la vivienda y se montó en el ascensor del bloque tratando de huir de su agresor, que bajó por las escaleras.

Casualmente, en el rellano estaba el conductor de una ambulancia del 061 que había acudido al mismo edificio para atender otra emergencia. Cuando vio al joven salir ensangrentado del ascensor, trató de ayudarlo y avisó al médico y al enfermero para que bajaran porque su vida corría peligro. Pese a lo rápida de la asistencia sanitaria, todos sus esfuerzos fueron en vano. Adrián murió en el portal del edificio.

Hasta ese rellano llegó el agresor, según relatan las fuentes consultadas. También estaba manchando de sangre. Al ver que en el portal estaba el conductor de la ambulancia asistiendo a Adrián, dio media vuelta, subió escaleras arriba y se coló en otra vivienda del edificio, donde se refugió.

La policía sólo tardó unos minutos en llegar. Los 'gamos', que es como se conoce a los indicativos de la Unidad de Intervención Policial (UIP), antes llamados antidisturbios, tiraron abajo la puerta y lo arrestaron. Según las fuentes, en la basura encontraron el cuchillo presuntamente utilizado en el crimen. Al parecer, le había dado tiempo a lavarlo.

La investigación está ahora en manos de los agentes del Grupo de Homicidios de la Comisaría Provincial, quienes, con ayuda de Policía Científica, tratan de reconstruir con precisión el crimen y establecer un móvil de la agresión. Hay varias hipótesis abiertas centradas en la relación entre la víctima y el supuesto homicida, que también es español y que, al parecer, tiene antecedentes policiales.