La familia recurre al juzgado para que aclare la causa de la muerte de la profesora vacunada en Marbella

El marido de la fallecida acudió esta mañana a los juzgados de Marbella para presentar un escrito en el que, según ha podido saber SUR, solicitaba la práctica de una autopsia que esclarezca si el ictus isquémico que sufrió la mujer, el cual derivó en la hermorragia cerebral que le causó la muerte, podría guardar relación con la vacuna de Astrazeneca que le administraron el pasado día 3 de marzo.

La mujer falleció el martes a mediodía en el Hospital Quirón de Marbella, adonde había acudido en tres ocasiones por malestar general después de que le inocularan la vacuna. La primera vez que visitó el servicio de urgencias fue el 4 de marzo aquejada de un fuerte dolor de cabeza. Recibió el alta al considerar que podía tratarse de una reacción a la vacuna de Astrazeneca, que le habían administrado un día antes.

Pilar González, que era profesora de matemáticas en el IES Guadalpín de Marbella, se incorporó a su actividad docente, pese a que, según sus compañeros, seguía presentando cefaleas y fiebre. El pasado sábado volvió a acudir a urgencias de Quirón, donde el médico que la atendió ordenó que se le realizara un TAC, pese a que en ese momento no presentaba signos neurológicos.

En el TAC no se apreció nada significativo y se le dio el alta médica. Sin embargo, seguía encontrándose mal, de manera que regresó al hospital al día siguiente, domingo. Para entonces, ya sí presentaba indicios de un problema neurológico, por lo que le repitieron el TAC, que en esta ocasión ya reveló que sufría una hemorragia cerebral.

El lunes, Pilar González fue intervenida quirúrgicamente para drenar la sangre de la cabeza, en la que descubrieron que tenía un edema (acumulación de líquido en el cerebro). Siguió empeorando hasta que el martes falleció.

El Hospital Quirón de Marbella activó todos los protocolos y puso el caso en conocimiento de las autoridades sanitarias y de las agencias española y europea del medicamento por si el ictus sufrido por la docente podía tener relación con la vacuna.

Anoche, cuando SUR adelantó el caso en su edición digital, las fuentes consultadas insistían en la necesidad de llevar a cabo una autopsia, primero por aclarar la muerte de la mujer y, en segundo lugar, por el interés sociosanitario del caso después de que se hayan detectado cuadros de trombosis venosa cerebral en algunos pacientes vacunados con Astrazeneca, lo que ha llevado a varios países europeos, entre ellos España, a suspender su inoculación.

El quid de la cuestión ha estado en si esa autopsia debía ser clínica, realizada por el servicio de anatomía patológica de un hospital, o bien judicial, en cuyo caso debía ser practicada por médicos forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga.

Hoy por la mañana, mientras el Ministerio de Sanidad, la Consejería de Salud y todos los organismos implicados en el caso emitían comunicados informando de que se iba a investigar el caso, sin descartar que guardara relación con la vacuna, el cadáver de Pilar González permanecía en el cementerio de Marbella a la espera de una autopsia.

Entre tanto, el marido de la profesora acudió a los juzgados para solicitar que se realice un examen forense en el IML de Málaga. Aunque inicialmente no se ha optado por la autopsia judicial, la jueza atendió su petición e instó a Sanidad a que lleve a cabo una autopsia clínica. Las fuentes consultadas indicaron que el proceso «ya está en marcha».