Encuentran sin vida a Mario Quirós, el sargento malagueño de 23 años desaparecido durante unas prácticas de buceo

El Ejército de Tierra, en el que servía desde hace un año como sargento destinado en Melilla, ha difundido en sus perfiles oficiales un mensaje de apoyo a los familiares y amigos de Quirós. Fuentes oficiales de la Guardia Civil, que se hizo cargo del operativo, han confirmado a SUR el desenlace de la búsqueda.

El Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) y buzos expertos del Ejército han peinado miles de metros cuadrados en aguas sin visibilidad, de mucha profundidad y a bajas temperaturas para dar con su compañero. De hecho llegaron a emplear cámaras subacuáticas y un robot creado expresamente para este tipo de situaciones, ya que el pantano en el que se desarrollaron las maniobras tenía caídas de hasta 72 metros.

Mario Quirós llevaba un año trabajando en Melilla, tras haber estudiado en la Academia de Ingenieros de Hoyo de Manzanares. Allí cursó los estudios militares hasta que hace un año, en el reparto de despachos, en el que eligió el que era su destino actual.

Las alarmas saltaron en la madrugada del pasado martes, cuando sobre las 03.00 horas se dio aviso al Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de Huesca para que se movilizara hasta El Grado, localidad en la que se encuentra el embalse donde ha fallecido el sargento. Se informó de que los militares estaban haciendo unas prácticas nocturnas por parejas, simulando situaciones de desplazamiento con poca visibilidad. En una de las inmersiones, se perdió la pista del malagueño, que no volvió a salir a la superficie.

La búsqueda ha estado marcada por el hecho de que la desaparición tuviera lugar de noche, ya que los buzos no han contado en ningún momento con una referencia concreta del punto en el que fue visto el joven por última vez, de ahí que hayan tenido que centrarse en un radio de búsqueda muy amplio. Ante esta situación, los GEAS llegaron a prepararse para unas maniobras de localización que podían prolongarse durante semanas, aunque finalmente han dado con sus restos mortales en cinco días.

Mario se alistó al Ejército siguiendo los pasos de su padre, y en su entorno fue un paso que los llenó de orgullo. «Me cruzo con su madre, que trabaja en la residencia en la que tengo a la mía, y me comenta que están muy contentos de que el niño esté de sargento», explicó a SUR María, conserje en el instituto en el que estudió el sargento fallecido. La noticia de la desaparición de Mario supuso un verdadero mazazo para su entorno. La Comandancia General de Melilla se puso a disposición de los familiares, a los que transmitieron todo su apoyo, según informó a este diario un portavoz.