El dj muerto en Marbella pinchó en otra fiesta ilegal en Benahavís en la que un hombre recibió dos tiros

José María, Chema para los amigos, quería dejar de ser dj JM Ares. La decisión la tenía meditada de antes, pero se volvió inaplazable desde el pasado 6 de diciembre. Aquel día fue testigo de un tiroteo en la fiesta clandestina en una mansión de Benahavís. Las balas, en aquella ocasión, fueron para un hombre marroquí, que recibió dos impactos en la zona lumbar de los que se recuperó en el hospital. José María (41 años) no tuvo esa suerte cuando un proyectil le alcanzó el pasado fin de semana en otra fiesta.

Esa noche, la del 6 de diciembre, JM Ares fue uno de los dj contratados para el evento que se celebró en un chalé de la urbanización Los Flamingos, en Benahavís. Al parecer, a cada una de estas fiestas, que suelen durar todo el fin de semana -aunque cambian los asistentes según el día-, acuden varios profesionales para poner música por turnos e incluso se quedan a dormir en la propia vivienda para el siguiente pase.

Aunque Chema recaló en Torremolinos con su novia con la idea firme de cambiar de vida y dejar el mundo de la noche, de ahí que ambos hicieran juntos el curso de auxiliar de vuelo (ella ya había encontrado trabajo en el aeropuerto), la pandemia y el confinamiento lo abocaron a retomar su trabajo como dj para sacarse unos euros e ir tirando mientras encontraba un trabajo con un horario normal.

En la fiesta de diciembre, como en la del pasado fin de semana, alguien empuñó un arma de fuego en mitad de la juerga y apretó el gatillo. En aquella ocasión, un hombre de 37 años y de origen marroquí recibió dos balazos de un arma de pequeño calibre. Lo sacaron en volandas del chalé y lo llevaron al Hospital Quirón de Marbella. Horas después ya estaba fuera de peligro.

Aunque la mansión donde se celebraba la fiesta se desalojó ante el estruendo de los disparos, los controles policiales en las carreteras de salida permitieron identificar a una treintena de personas que, aparentemente, habían estado en el evento y que se marcharon antes de lo previsto por ese incidente. Todas ellas fueron denunciadas.

Tras aquel episodio, del que Chema fue testigo, como adelanta El Español, el dj empezó a comentar a su entorno, a su hermano y a sus amigos íntimos, que no le gustaba el ambiente y que quería dejarlo. Pero necesitaba el dinero para seguir tirando. El pasado fin de semana, lo contrataron, junto a varios profesionales más, para una fiesta en un chalé de la urbanización Guadalmina Alta, en Marbella.

Los hechos sucedieron poco antes de las tres de la madrugada del domingo al lunes, cuando alguien desenfundó un arma y efectuó tres disparos al techo de la cocina. Una de las balas rebotó, atravesó una pared de pladur y llegó hasta la habitación contigua, donde Chema ponía el que, al parecer, era su último tema de la noche antes de ser relevado por otro dj. El proyectil le alcanzó en el cuello y lo mató.

Los asistentes a la fiesta salieron corriendo y dejaron allí a la víctima, aunque alguien llamó al 061. Los sanitarios que acudieron al lugar no pudieron hacer nada por su vida. A partir de ahí, comenzó la investigación de la Policía Nacional, enfocada en dos vías diferentes: la principal, identificar al autor de los disparos; la secundaria, poner nombre y apellidos a los asistentes al evento.

Las dos han dado resultado. Ayer, sobre las 11 de la mañana, agentes del GOES y del Grupo de Homicidios localizaban en Málaga al presunto autor de los tiros, un hombre de 30 años y de origen alemán al que se vinculaba a la banda de moteros Ángeles del infierno (Hells Angels), así como a un amigo de 28 años que le habría ayudado a ocultarse. La policía cree que pretendían abandonar el país «de forma inminente». La segunda, la de los asistentes, también está avanzando.