El letrado Francisco Damián Vázquez, a la entrada de los juzgados malagueños. Salvador Salas

Francisco Damián Vázquez

«Me dicen 'el azote del SAS', pero es un orgullo; defiendo a pacientes con verdaderos dramas»

El letrado especializado en derecho sanitario suma casi tres décadas representando con la Asociación Defensor del Paciente a víctimas de negligencias médicas en la provincia

Lunes, 9 de octubre 2023, 00:15

Muchos compañeros ya le han bautizado como 'el azote del SAS'. El letrado Francisco Damián Vázquez, especializado en derecho sanitario, asume los servicios jurídicos de la Asociación Defensor del Paciente en Málaga desde hace casi tres décadas. Y rara es la semana que no sale ... a la luz una nueva sentencia en la que la entidad consigue hacer justicia frente a casos de negligencias médicas.

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–Tengo entendido que le llaman 'el azote del SAS', ¿cómo lleva ese apodo?

–Pues sí, son muchos los clientes y compañeros que me dicen así porque hemos ganado muchas sentencias y casos de reclamaciones al Servicio Andaluz de Salud. Para mí es un orgullo ese mote porque desde la asociación defiendo a personas que están viviendo verdaderos dramas, en muchos casos por fallecimientos o con pacientes que sufren secuelas muy graves a causa de negligencias médicas. Llevo más de 30 años especializado en esta materia y 25 años como colaborador jurídico del Defensor del Paciente, con casos que no son tan sencillos de demostrar; y es una satisfacción muy grande ver que se hace justicia, aunque el daño sea irreparable.

–¿Qué le llevó a especializarse en este tipo de pleitos?

–Fue precisamente al empezar mi labor profesional, que hablé con la Asociación Defensor del Paciente, creada por Carmen Flores. Ella es la presidenta y una mujer súper luchadora y entregada de manera desinteresada a la causa de las negligencias sanitarias, precisamente por la indefensión tan grande que había en su momento para las víctimas y que ella vivió en sus propias carnes con el fallecimiento de su hijo tras varias negligencias médicas. Buscaban a un abogado colaborador por la zona de Andalucía oriental. Y desde entonces hasta ahora.

–¿Qué áreas suman más reclamaciones en Málaga?

–Son muchas, pero generalmente nos llegan de ginecología, por la asistencia en partos; de urgencias, por altas indebidas y omisión de pruebas y medios, con casos en los que se da el alta al paciente y muere a las horas de llegar a su casa. También hay reclamaciones relacionadas con cirugías estéticas, sobre todo en la zona de la Costa del Sol; y muchas situaciones que tienen que ver con errores de diagnóstico en traumatología. Otro problema que estamos viendo, sobre todo en los últimos tiempos, es la demora hasta que se diagnostican casos de cáncer, con fallecimientos y complicaciones graves. No se pueden retrasar estas pruebas, como pasó en el caso de un paciente que falleció y del que tuvimos el juicio hace poco, en el que tardaron unos diez meses en realizarlas, a pesar de su insistencia y las reclamaciones que puso. Para cuando obtuvo el resultado ya estaba en estadio cuatro. Esto es lo que no se puede permitir.

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–¿Hay períodos del año en los que estas denuncias aumentan?

–En Málaga hay problemas que son un mal endémico, como las listas de espera o la saturación de las urgencias. En cuanto llegue enero y febrero, con la gripe, volverán las urgencias colapsadas; en verano ocurre lo mismo por la falta de médicos. Llevo más de 25 años en esto y parece el eterno día de la marmota; siempre vuelve a repetirse. Esto sucede sobre todo en la sanidad pública, donde faltan habitaciones y los profesionales no dan abasto para atender a los pacientes, lo que es un detonante para que haya negligencias graves.

–¿Sufrimos las consecuencias de la precarización de la sanidad?

–Las cargas de trabajo que soportan los profesionales son un caldo de cultivo para ello. No cuentan con medios, la falta de tiempo, las prisas, los altas improcedentes, el no explorar debidamente a un paciente y no investigar hasta dar con el diagnóstico... Lo hemos visto este verano, que ha sido muy malo, con fallecimientos a las horas de salir del hospital por altas indebidas. Nos han llegado quejas hasta de profesionales denunciando esta falta de medios, avisando de que, con ese panorama, algo puede pasar. Esto no se puede consentir cuando hablamos de la salud y de la vida humana, uno de los derechos fundamentales de la Constitución Española.

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–Estos casos, ¿van cada vez a más?

–Muy a nuestro pesar, aumentan progresivamente año tras año. En Andalucía tuvimos en 2022 un total de 2.671 casos de presuntas negligencias médicas y Málaga se sitúa detrás de Sevilla, a la cabeza, con 725 denuncias. Desgraciadamente, también estamos en el ranking de los hospitales con más reclamaciones a nivel andaluz, con el Virgen de la Victoria en segundo lugar y el Regional Universitario en tercero. Son datos de la última memoria de la Asociación Defensor del Paciente y mucho me temo que, por lo que ya estamos viendo, el año que viene serán peores. Hemos presentado muchas reclamaciones por Covid, entre otras cuestiones, y estamos notando que el parón que hubo por la pandemia ha dado lugar a muchos errores de diagnósticos y a demoras con consecuencias muy graves. A nivel de sentencias también estamos viendo que cada hay más casos de condenas, o de reclamaciones contra aseguradoras médicas que llevamos por la vía civil.

–Total, que tiempo precisamente no le sobra...

–Pues no mucho, pero estoy contento. Es un trabajo muy vocacional, que me encanta y me da muchas satisfacciones cuando salen bien los casos. Es un orgullo formar parte de una entidad que, luchando por todas estas causas, ha conseguido hitos importantes y que se instauren protocolos que eran muy necesarios. Nuestro lema es que hay que reclamar para evitar que esa negligencia que ha sufrido una persona y, con ella, quienes están en su entorno, no se vuelva a repetir. Y no hay que tener miedo alguno a las represalias cuando uno ve que las cosas no se han hecho bien.

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–¿Qué hitos destacaría?

–Hubo un caso muy triste que llevamos de un hombre que acudió a urgencias en Antequera y al que dejaron en una sala de espera durante horas. Supuestamente le llamaron por megafonía y le dieron como huido, diciendo el SAS en palabras textuales que constaba como un alta voluntaria. Resultó que esta persona, que se llamaba Ángel, llevaba cinco horas con un ictus y olvidado en una sala de espera junto a más pacientes. Lo llevaron a otro hospital pero fue demasiado tarde y murió. A raíz de este caso se consiguió cambiar el protocolo del SAS e instaurar el Código Ángel para identificar y hacer seguimiento a los pacientes en urgencias. También conseguimos que se incluyera un apartado en la Ley de Enjuiciamiento Civil para que los abogados puedan acceder a historiales médicos en diligencias preliminares antes de presentar una demanda civil.

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