Lo arrestaron dos veces en apenas unas horas y por motivos muy diferentes. Primero, lo pillaron ebrio al volante. Y, cuando quedó en libertad, volvió a su casa y, supuestamente, agredió a su pareja con una botella delante de los tres hijos que tienen en común.
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El desenlace del caso se produjo la madrugada de este domingo 22 de mayo en un domicilio del distrito de Carretera de Cádiz, aunque en realidad todo comenzó antes, cuando el detenido volvía de la celebración de una comunión en un municipio del Valle del Guadalhorce.
Según las fuentes consultadas, el hombre, español y de unos 40 años, fue interceptado por una patrulla de la Policía Nacional cuando conducía de vuelta a Málaga y se sometió al test de alcoholemia en el Grupo de Atestados (GIAAT) de la Policía Local de Málaga.
Según las fuentes consultadas, en las dos pruebas que le hicieron triplicó con creces el máximo permitido, cuyo límite genérico es de 0,25 miligramos de alcohol por litro de aire espirado.
La compañera sentimental del individuo regresó a su domicilio con sus tres hijos menores (el mayor de 10 años y el más pequeño, de 11 meses) y, como confesó después a los agentes, pensó que ya no volvería a ver a su pareja hasta el lunes, teniendo en cuenta que estaba detenido.
Sin embargo, tras la prueba de alcoholemia, el coche que conducía quedó inmovilizado y, aunque el conductor compareció como detenido en la Comisaría Provincial de Málaga, fue puesto en libertad esa misma noche, a la espera de ser citado judicialmente.
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Entonces, sucedió la segunda parte de la historia. Según ha podido saber SUR, el hombre se presentó de madrugada en el domicilio conyugal y, presuntamente, la emprendió a golpes con su pareja delante de sus hijos. Habría utilizado una botella para pegarle en la cabeza, un antebrazo y un muslo, al tiempo que amenazaba con darle la paliza de su vida.
La mujer escapó como pudo y se refugió en casa de su hermana, desde donde avisaron a la sala del 092 de la Policía Local de Málaga. Varias dotaciones se desplazaron al domicilio familiar y llamaron en repetidas ocasiones a la puerta, pero el hombre hizo caso omiso y se negó a abrir.
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Finalmente, los agentes lograron entrar utilizando unas llaves que les había proporcionado la víctima. Dentro, hallaron al individuo acompañado de sus hijos. De nuevo, fue detenido, esta vez por violencia de género.
La mujer fue trasladada a un centro médico, donde le extendieron un parte de lesiones con las heridas que presentaba. Al parecer, la víctima habría manifestado que temía por su vida, que no era la primera vez que sucedía algo así y que sufría violencia psicológica desde hacía tiempo.
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