Tragedia en Nochevieja: murió 8 meses después

La detenida por el botellazo a un hombre en Chilches: «Me agobié, lo empujé, cayó y salí corriendo»

Salvador, de 63 años, ingresó crítico en el hospital y, tras pasar por el coma, sufrir una hemiplejia y quedar en estado vegetal, murió en una residencia

Juan Cano

Málaga

Martes, 24 de septiembre 2024, 00:22

Mientras sonaban las campanadas, Salvador, Salvori para los amigos, yacía inmóvil en la acera de una urbanización de Chilches junto a una botella de cerveza Alhambra verde rota por el cuello y manchada de sangre. Al lado estaba su gorra y, perfectamente colocados dentro, un paquete de la marca Elixyr y varios cigarros sueltos. Algo no cuadraba. Salvador fumaba Winston o Marlboro.

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Tres meses más tarde, la Policía Nacional detuvo a una joven de 19 años como presunta autora de la agresión. Los agentes, que tienen la sospecha de que le propinó un botellazo en la cabeza a Salvador, le leyeron los derechos por lesiones graves y omisión del deber de socorro, ya que la víctima había ingresado crítica en el hospital y, tras pasar por el coma, quedó en estado vegetativo con hemiplejia en el lado derecho.

Salvador murió este verano y ahora, tal y como ha adelantado SUR, el Juzgado de Instrucción número 3 de Vélez-Málaga investiga la «relación de causalidad» entre la agresión y el óbito. En la puerta del bar donde sucedieron los hechos no había cámaras de seguridad, así que la policía ha tratado de reconstruir el suceso a partir de los testimonios de decenas de testigos. Así, según ellos, ocurrieron los hechos.

Sobre las 23 horas del 31 de diciembre, la camarera del bar recibió una llamada de un amigo. El joven había dejado a su hermana muy enfadada en la puerta del establecimiento junto a Salvador y estaba preocupado, por lo que le pidió que le acompañara a echar un vistazo. Ella le dijo que esperara un rato, que estaba en plena cena de Nochevieja con su familia.

El hermano de la presunta agresora se presentó en la casa de la camarera justo después de las uvas para que fuese con él a la puerta del bar. La madre de ella, ajena a todo, le sirvió una copa de champán y lo invitó a que brindase con ellos por el Año Nuevo. La mujer declararía más tarde que los vio serios, pero que no le dio mayor importancia.

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Al poco tiempo, los dos jóvenes se marcharon del domicilio y, al acercarse a la terraza del bar, encontraron a Salvador tumbado en el suelo. Observaron que tenía al menos dos golpes en la cabeza. Sangraba. A las 00.50 horas, la chica llamó a los servicios de emergencias y a su madre, que bajó a ayudarles.

El hermano de la detenida contó a la policía que Salvador aún estaba consciente cuando llegaron y que, antes de «dormirse» (oyeron una especie de ronquido), les dijo: «Me han dado un botellazo». El joven no aclaró quién era el responsable del golpe, pero, sin pretenderlo, dio una pista: su hermana fuma Elixyr.

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Su amiga, la camarera del bar a cuyas puertas ocurrió todo, se había pasado la tarde poniendo bebidas a Salvador y a su presunta agresora. A él, dijo, le había servido al menos cinco botellines de Alhambra y a ella, whisky con red bull. El joven, en cambio, manifestó que su hermana tomó anís, ron y por último cerveza. Ambos iban bastante ebrios.

Todos los testigos y algún hostelero de la zona, que conocían a Salvador de toda la vida, coincidieron en que no era un hombre agresivo. También en que solía beber bastante y que a veces se podía poner pesado. «Estaba todos los días en los bares», dijo uno de ellos. «Te puede sacar de quicio porque suele pinchar mucho, pero no es violento», añadió otro, quien apostilló que Salvori «no se merecía lo que le pasó».

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El bar cerró sobre las 21.30 horas y en el terraza se quedaron Salvador, su presunta agresora, el hermano de ésta y un par de amigos. Uno de éstos jóvenes explicó que, de pronto, ella se puso muy nerviosa, «como si le hubiera dado un chispazo», y comenzó a gritarles a todos, en particular a Salvador. Luego llamó por teléfono a su novio para que fuese a buscarla mientras los seguía amenazando, según los testigos.

Su hermano intentó convencerla de que se marchase con él a casa para cenar con la familia. Ella se negó. A la vista de la situación, los otros dos jóvenes que estaban allí también decidieron irse a sus respectivos domicilios. Se fueron sobre las 22.30 horas, dejando a la chica en compañía de Salvador, que estaba tan borracho que «no podía ni hablar».

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El novio de la investigada llegó unos minutos después acompañado de unos amigos y de su padre, que lo llevó en coche a buscarla porque, según le había dicho ella por teléfono, le estaban «pegando». Cuando llegaron, la víctima ya estaba en el suelo. Declararon a la policía que junto a él estaba un hombre paseando al perro y que, por la conversación, entendieron que Salvador estaba borracho.

Nadie sabe con certeza que pasó entre Salvador y su presunta agresora, porque todos los testimonios son de referencia. Un amigo del novio dijo que ella le contó que «el viejo» la estaba acosando y que le miraba el culo: «Iba a por mí y le he empujado». El hermano de la joven manifestó que Salvador le movió el pelo y a ella no le gustó, y que también la oyó gritar que le había cogido el culo. La camarera declaró que, según le dijo el hermano de la detenida, le había tocado «una teta». Pero nadie lo vio.

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Este periódico ha contactado con el abogado de la joven, Ignacio Pérez Zumaquero, que ha declinado hacer declaraciones ni aportar la versión de su clienta. La familia de Salvador también ha rehusado pronunciarse sobre el caso por respecto al procedimiento judicial en curso.

Tanto en la policía como en el juzgado, la presunta agresora, que está en libertad, aunque investigada por los hechos, negó haber propinado un botellazo a Salvador, aunque sí reconoció haber tenido un incidente con él porque, dijo, «no paraba de toquetearla», sin especificar más. La joven añadió: «Me agobié, lo empujé, cayó y salió corriendo».

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