Un desembarco fallido y un alijo de más de cuatro millones: así cayó una supuesta banda de traficantes de Marbella

Los hechos sucedieron el 1 de septiembre. Todo empezó de madrugada, cuando un vigilante de seguridad de una urbanización de Marbella detectó dos furgonetas en una vivienda. Supuestamente, la misma llevaba tiempo en venta y se encontraba vacía. Dada la hora que era, el trabajador se acercó y vio que uno de los vehículos lo conducía la persona encargada del mantenimiento de dicho inmueble. El otro furgón, sin embargo, emprendió la huida a toda velocidad al percatarse de la presencia del responsable de la seguridad del recinto.

Al parecer, el encargado de mantenimiento -uno de los investigados en esta causa- trató de justificar que iban a arreglar una avería en la piscina, aunque esa historia no cuadró del todo al vigilante. Apenas unos minutos después, una patrulla de la Policía Local inició una persecución tras la furgoneta que escapó del complejo dada la altísima velocidad a la que circulaba. Tanto que, de acuerdo con el escrito acusatorio, colisionó contra una pared cuando trató de introducirse en un parking. Los agentes arrestaron al hombre, otro de los procesados en este caso, y supuestamente hallaron en el interior del vehículo 20 fardos de arpillera que contenían hachís.

Los efectivos, tras esta primera detención, obtuvieron una autorización judicial para registrar la vivienda en la que el vigilante había detectado los movimientos sospechosos en mitad de la noche. Ahí localizaron la otra furgoneta, dentro de la que encontraron otros 48 fardos de arpillera que también contenían sustancias estupefacientes.

Los fardos, tal y como describe el Ministerio Público, tenían similares anagramas a los intervenidos tras la persecución. Y en ambos casos se encontraban parcialmente mojados, lo que indicaba que se habría producido un desembarco en las horas previas. Además, dentro del vehículo había 41 bidones con gasolina.

Al parecer, dicho alijo estaba relacionado con un desembarco de hachís que se produjo esa misma madrugada desde una embarcación semirrígida, que habría detenido la marcha en una playa situada muy cerca de la vivienda en la que fueron vistas las dos furgonetas. Una dotación policial intervino al percatarse del desembarco y los individuos que estaban participando en el mismo se dieron a la fuga. En el interior de la barca intervinieron otros 13 fardos y 50 bidones de gasolina.

De acuerdo con la acusación, las huellas dactilares localizadas en los bidones llevaron a los policías hasta otros tres procesados, quienes presuntamente llevaron a cabo la tarea de cargar y transportar el hachís de la embarcación a la casa, que estaba siendo utilizada como una guardería de droga.

Estos tres últimos individuos fueron arrestados el 9 de febrero de 2021, cuando terminó de explotar la operación policial. Uno de ellos, supuestamente, empujó de manera violenta a los efectivos que iban a proceder a su detención, por lo que se le atribuye también un delito de atentado a la autoridad.

Como se recoge en el informe del Ministerio Público, en total se intervinieron cerca de 2.500 kilos de hachís - 576 en una de las furgonetas y 1.893 en la otra- cuyo valor en el mercado superaban los cuatro millones de euros.