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Madrugada del sábado. En la Sala Leblón, en Málaga, unas 300 personas disfrutan de la música y el baile. La noche discurre tranquila hasta que, de pronto, la gente empieza a toser y a tener dificultades para respirar. La razón: una mujer había rociado gas pimienta supuestamente en una pelea por celos. La discoteca tuvo que ser desalojada temporalmente.
Todo comenzó sobre las 3.50 horas. Los clientes que se encontraban en la pista de baile empezaron a sufrir picor en la garganta, tos y dificultad para respirar. Los responsables del establecimiento, que percibieron los mismos síntomas, reaccionaron con rapidez y activaron el protocolo de seguridad.
En primer lugar, se avisó a los controladores de los accesos para que abrieran inmediatamente las puertas de emergencia, que están alrededor de la pista de baile. «Aquello parecía un simulacro», reconoce uno de los responsables de la discoteca, que se congratuló de haber realizado uno recientemente, lo que ayudó al desalojo.
Lo segundo fue evacuar de forma ordenada a los 300 clientes, tratando de llamar a la calma dentro del desconcierto que provocó la situación, ya que los asistentes no sabía qué sustancia era la que se había propagado por la discoteca y les estaba provocando problemas respiratorios.
Paralelamente, los responsables del negocio avisaron a la Policía Local y a los Bomberos, aunque la intervención de estos últimos fue prácticamente de supervisión, ya que se invirtió el sistema de ventilación y se logró renovar el aire en el interior del establecimiento.
Dos ambulancias se desplazaron a la puerta de la Sala Leblón, en la calle Juan Gris, que está en la zona de Cruz del Humilladero, para atender a los clientes. No hubo cuadros graves, aunque, al parecer, varios clientes sufrieron vómitos. Una chica tuvo que se asistida por una crisis de ansiedad.
Durante la evacuación, el personal de la Sala Leblón logró identificar a los supuestos implicados, una pareja de origen sudamericano que se encontraba dentro de la discoteca. A partir de ahí, la Policía Local se hizo cargo de indagar en lo ocurrido y de tomar las medidas oportunas.
La presunta autora es una chica que llevaba espray de pimienta dentro del bolso. La joven se encontraba en la parte alta del establecimiento, en una especie de balcón, y estaba discutiendo con su novio, al parecer, por celos, siempre según las distintas fuentes consultadas.
Durante la disputa, la mujer presuntamente presionó el pulverizador del espray dirigiéndolo hacia él -parece ser que vació el bote-, pero el gas pimienta acabó esparciéndose por la pista de baile, que estaba justo debajo, abarrotada de gente.
La joven fue denunciada por una infracción administrativa, al igual que su novio, que llevaba encima un objeto cortante que también se podría considerar peligroso. La Policía Local entregó en comisaría un informe de lo ocurrido junto a las actas de denuncia de ambos.
Los responsables de la discoteca animaron a los clientes que mostraron más síntomas a que denunciaran lo ocurrido. Según fuentes del establecimiento, la Sala Leblón también emprendará acciones judiciales contra la mujer por el peligro que supuso su acción.
Además, el local permaneció desalojado durante media hora y, a tenor de sus cálculos, perdieron medio centenar de clientes que ya no regresaron cuando se abrieron las puertas del negocio tras el suceso.
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