«Tuvimos que salir volando, sólo cogimos medicinas y el dinero»

Ahora tanto Isabel como su marido están en casa de su cuñada, Antonia Holgado. «Estoy contenta porque estamos con ella, pero...», admite antes de emocionarse. Han sido horas de mucha tensión: «Mis hijas estaban muy preocupadas, pero viven lejos, una en Estepona y dos en Algeciras. Dijeron que venían a por nosotros, pero estamos bien, no hace falta. Y ahora con los móviles todo el mundo está informado y me han puesto la cabeza como un bombo. Me llamaban preocupadas, llorando».

Ahora toca acostumbrarse a esta nueva normalidad, y no precisamente por el coronavirus. Isabel y Antonia pasean por Benarrabá antes de dar de comer a dos gallinas y, desde el hotel del pueblo, contemplan un Genalguacil inédito: vacío, sin vida, un eco del confinamiento sufrido hace año y medio por la pandemia. Ahora es un desastre natural la causa de que el tiempo parezca haberse detenido. Hoy recibirá de nuevo a sus vecinos después de que el Gobierno autonómico haya permitido el regreso a los pueblos evacuados.

«La pena es que no volveremos a ver la sierra como estaba, al menos nosotras. Hará falta mucho tiempo y mucho dinero para que las cosas sean como antes», lamenta Isabel: «Pero me siento afortunada de estar con mi cuñada, que nos trata fenomenal. La queremos mucho. Sabemos que hay gente que no ha tenido tanta suerte».