Estaban viendo la tele en el salón de su casa, el 10ºC del número 5 de la calle Ebro. Acababan de cenar. Mateo Vallecillos, un jubilado de 74 años que crio a sus cinco hijos en La Palmilla, escuchó una ráfaga de disparos y se ... levantó a echar un vistazo. Su mujer le pidió que no se asomara. No le dio tiempo a hacerlo. Una bala le alcanzó por la espalda después de atravesar la cortina, la mosquitera y la cristalera de la terraza. «Me han matado», dijo a su esposa antes de desvanecerse en el suelo del salón.
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El proyectil que le alcanzó era del calibre 7,62 y había sido disparado por un Kalashnikov. Un arma de guerra en medio de una guerra entre dos clanes que se acababa de cobrar la vida de un inocente. Así describe el crimen la policía en su atestado: «Mateo encontró la muerte más injusta de todas por la necedad, las discrepancias y la facilidad con la que estos grupos pueden acceder a las armas».
El sumario del caso, que enfila ya el juicio por el procedimiento del tribunal del jurado, dibuja el miedo que se respira en la barriada cuando algo rompe el equilibrio y explota la tensión entre los clanes. También aclara, por medio de los testimonios de cuatro testigos protegidos, cómo se pudo llegar a aquella fatídica noche en la que la guerra se trasladó a las calles.
La primera llamada a la sala del 091 quedó registrada a las 21.15 horas del 5 de febrero. Un informante avisa de un conflicto entre dos familias que viene de lejos. Habían empezado las primeras algaradas. «Llevan desde ayer reuniéndose», explica, antes de advertir: «Está la cosa un poco calentita; bueno, tampoco va a pasar nada, pero que está la cosa fuerte». Se muestra muy preocupado por su seguridad y por su anonimato.
El siguiente aviso se produce a las 21.51 horas. «Por favor, ¿pueden venir? Están pegando tiros en la calle Ebro». En los minutos posteriores, se registró media docena de llamadas «angustiosas», en palabras de la policía. «Mire usted, he llamado ya cinco veces. No puedo salir de mi casa porque hay un muchacho en el mismo portal con una pistola», explicaba una vecina de la zona, que telefoneó a las 22.11 horas a la comisaría. «Tengo todas las persianas bajadas –añadió– porque han empezado a tirotear mi casa y no me atrevo a salir».
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Cuando las primeras patrullas llegaron a La Palmilla, Mateo ya había muerto. Los agentes empezaron a entrevistarse con vecinos y posibles testigos. Las versiones eran confusas. Tal y como se publicó entonces, el primer atestado policial habla de que, según los viandantes, el tiroteo había sido una 'vendetta' por un asunto sentimental debido a que una mujer de una familia se había «ido» con un hombre de la otra.
Un testigo indicó a los agentes que había visto a un grupo de jóvenes armados entrando en un edificio colindante. Uno de ellos iba vestido con un chándal del Málaga. Los agentes llamaron puerta por puerta por todo el bloque. Todas se abrieron, excepto una. Dos horas después, cuando ya se tramitaba la orden de entrada y registro, los moradores cedieron. Había seis jóvenes de 16 a 24 años que encajaban con la descripción.
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En la parte posterior del bloque, junto a la ventana de la vivienda, los policías encontraron nueve cartuchos del calibre 9 milímetros Parabellum y varias piezas de un arma. Los seis fueron detenidos, aunque ahora la jueza ha sobreseído la causa respecto a ellos al considerar, a tenor de la investigación, que en todo caso eran los destinatarios de las balas que acabaron con la vida de Mateo.
En un parterre cercano, los agentes de la Policía Científica localizaron 26 casquillos percutidos del calibre 7,62 (el mismo que se encontró en la casa del fallecido). En las inmediaciones hallaron también dos cartuchos de escopeta. Sin embargo, no se localizaron las armas implicadas en el crimen.
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La investigación se cimentó en los testimonios de cuatro testigos protegidos. Pero especialmente en la declaración de uno de ellos, el TP4, que para la policía supuso un «vuelco de la investigación». Él identificó a cuatro miembros del clan rival –actualmente los únicos procesados– y aseguró que los había visto armados por la calle presuntamente con una metralleta, un subfusil y dos pistolas mientras gritaban: «Hasta aquí hemos llegado, vais a morir».
El testigo protegido narró con precisión ante la policía los episodios previos del conflicto. Según su versión, todo comenzó cuatro meses antes, cuando un individuo de uno de los clanes presuntamente le fracturó un brazo a un joven del otro que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente. En represalia, dijo el TP4, el hermano del herido apuñaló al primero. Aunque hubo denuncia, posteriormente se retiró porque «los mayores de ambas familias solucionaron el tema».
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También contó que, una semana antes del tiroteo, un grupo de 15 jóvenes, parientes del apuñalado, se abalanzaron sobre un coche en el que iban tres miembros de otro clan, llegando a proferir amenazas de muerte. En la víspera de la muerte de Mateo, según el TP4, hubo otra refriega en la que se retaron a pelearse a puñetazos. Y el día de autos, por la mañana, los mayores volvieron a reunirse y todo quedó aclarado. Pero no.
Las defensas han tratado de poner en duda la declaración del testigo protegido tachándola de tendenciosa. Hace unos días, en una segunda comparecencia ante la jueza que investiga el caso, solicitada por la defensa de uno de los procesados, el TP4 no quiso declarar ni, al parecer, ratificar lo que había contado anteriormente.
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En cualquier caso, el fiscal imputa a los cuatro procesados el homicidio de Mateo, además de la tenencia de armas. Dos de ellos ya estaban en libertad. Los otros dos, considerados por los investigadores los principales sospechosos, salieron anoche de prisión, a la espera de juicio.
La familia de Mateo Vallecillos, que ejerce la acusación particular en este caso, representada por el despacho Maireles Abogados, está tratando de localizar a más testigos o imágenes que algún vecino pudiera haber grabado con su teléfono móvil el día de autos para añadirlas a las que ya están incorporadas a la causa. Para aportar cualquier información, ofrecen el correo electrónico fevaga81@hotmail.com
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