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Sucedió en pleno corazón del Centro de Málaga. Concretamente, en un edificio de la calle Marín García, que es perpendicular a Larios. Esa fatídica noche, la del 25 de abril de 2022, un joven de 22 años perdió la vida tras recibir nueve puñaladas, tal y como mantiene la Fiscalía en su escrito. El supuesto autor del crimen, de 34 años, frente al jurado popular que tendrá que emitir un veredicto, ha asegurado este lunes que en todo momento actuó en defensa propia.
De acuerdo con su versión, la víctima se puso de común acuerdo con un tercero para acudir a su domicilio, donde lo habrían acometido con violencia con la intención de robarle varios kilos de hachís. En ese contexto, el acusado ha expuesto que recibió diferentes palizas y que, más adelante, se produjo un forcejeo en el que habrían participado los tres implicados, siendo el joven posteriormente fallecido quien portaba el cuchillo.
“No recuerdo apuñalarlo”, ha sostenido, tras lo que ha reconocido que, en cualquier caso, pudo hacerlo “accidentalmente” cuando trataba de ponerse a salvo al intentar alejar de él el arma blanca. En este sentido, el encausado también ha insistido en que en ningún caso pretendía matar al joven y en que, de primeras, no fue consciente de que había resultado herido. Según ha señalado, no supo que había fallecido hasta que no se lo llevó detenido la Policía Nacional.
Su testimonio no coincide con la tesis del Ministerio Público, que pide que sea condenado a trece años de cárcel como supuesto autor de un delito de homicidio. De acuerdo con la acusación, agredió mortalmente al joven en su casa tras originarse entre ambos una pelea cuyo trasfondo sería una transacción de droga. “El acusado cogió un cuchillo y se lo clavó, lo mató porque no se pusieron de acuerdo”, ha señalado la fiscal ante el jurado popular.
La Fiscalía no aprecia que en este caso se haya producido la circunstancia agravante de alevosía, al contrario que la letrada de la acusación particular, que representa a la familia del fallecido. De acuerdo con esta última parte, el investigado sería autor de un delito de asesinato por el que solicita que se le impongan 20 años de prisión. “No hubo forcejeo; se trató de una agresión sorpresiva, inesperada, con un instrumento tan contundente como un cuchillo, lo que impidió la defensa de la víctima”, ha defendido la abogada.
En esta primera sesión del juicio, que cuenta con varias vistas señaladas para esta semana, la letrada de la defensa ha anticipado en su turno de alegaciones que iba a intentar defender la inocencia de su cliente. “No hubo intencionalidad de matar, sino de defenderse”, ha asegurado. Según ha incidido, en la empuñadura del arma se hallaron muestras de ADN de los tres implicados en aquel encuentro, lo que, a su juicio, deja la duda abierta sobre la autoría.
De igual manera, también avanzó que, de ser finalmente condenado, pedirá que los hechos sean calificados de homicidio imprudente o de lesiones graves, y que se tenga en cuenta la atenuante de legítima defensa o miedo insuperable, así como de reparación del daño.
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