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La Policía Local de Málaga ha clausurado durante 72 horas un supermercado de la barriada de El Palo por, presuntamente, vender alcohol a dos menores de 13 años que acabaron sufriendo un coma etílico. Las adolescentes tuvieron que ser hospitalizadas y dieron una tasa en ... sangre superior a 1,60 miligramos por litro.
Los hechos, que han dado pie a una investigación y a varias vigilancias sobre la tienda, sucedieron sobre las nueve de la noche del pasado 27 de febrero. Las menores habían estado haciendo botellón esa tarde junto a un grupo de amigos en los espigones de El Palo. Al parecer, se bebieron una botella de vodka.
En un momento determinado, las dos amigas necesitaron ir al baño y se separaron del resto del grupo. Se desplazaron a pie hasta una pizzería de la zona y entraron en el aseo. Por el camino notaron que les costaba mantener la verticalidad. Una de ellas se desplomó en los lavabos y la otra, en la zona del comedor.
Los camareros avisaron al 061 y a la Policía Local. Cuando los sanitarios llegaron al restaurante, las encontraron inconscientes. Hubo que pedir una segunda ambulancia y ambas fueron trasladadas al Hospital Materno Infantil con una fuerte intoxicación. Las fuentes consultadas aseguraron que estaban en coma etílico.
En el hospital se les aplicó un tratamiento con sueros y ambas se recuperaron. Los agentes del Grupo de Investigación y Protección (GIP), que se hicieron cargo del caso, localizaron a los padres de las menores, que mostraron su intención de denunciar al establecimiento que le había vendido el alcohol a sus hijas.
Según las pesquisas policiales, las menores habrían acudido a un pequeño supermercado en la barriada de El Palo. No había más clientes cuando accedieron al establecimiento. Cogieron una botella de vodka, refrescos de limón y se dirigieron a la línea de caja, donde se encontraba una ciudadana asiática que, al parecer, es quien regenta el negocio.
La cajera les cobró el licor sin pedirles la documentación, según contaron las adolescentes a sus padres y también a los policías locales que han investigado el caso. De ahí se dirigieron a los espigones, donde hicieron botellón junto a unos amigos.
Para acreditar estos extremos, los agentes del GIP, que trabajan de paisano, mantuvieron un discreto dispositivo de vigilancia en torno al supermercado la tarde del 3 de marzo para comprobar si, efectivamente, se estaba vendiendo alcohol a menores de edad.
Pasadas las 19.00 horas, los policías identificaron a un par de jóvenes que salían de la tienda con una bolsa de plástico. Ambos tenían 17 años y llevaban una botella de Jägermeister, un licor de alta graduación. Cuando les preguntaron si la cajera les había pedido la documentación, ambos respondieron que no.
Mientras se encontraban en el lugar, llegaron otros dos grupos de menores y realizaron la misma maniobra. El primero se llevó una botella de ginebra Norwich y el segundo, una de Ron Negrita. Ambos confesaron a los policías que la mujer no les preguntó por su edad.
Los agentes se entrevistaron entonces con la responsable del negocio, quien negó estos extremos y aseguró que ella sí que le pide el carné de identidad a todos los clientes cuando tiene la sospecha de que puedan ser menores de edad.
Sin embargo, tras la grave intoxicación etílica de las dos adolescentes, y después de la vigilancia realizada en el supermercado, los policías locales optaron por denunciar a la titular del negocio y clausurar de forma cautelar la tienda durante un periodo de 72 horas.
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