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Atiende a la llamada de SUR un rato después de acabar sus clases en la Escuela Judicial de Barcelona. Tiene 24 años –el 15 de febrero cumplirá 25– y en algo menos de dos años se convertirá en una de las juezas más jóvenes de ... España. La malagueña Carolina Herrera aprobó la oposición el pasado 15 de octubre, pese a ser una de las más complicadas del país –pertenece al nivel 1, calificado así por su grado de dificultad–. Por si no fuese suficiente logro, lo consiguió en su primer intento.
Como explica la futura juez, criada en el barrio de El Limonar, esto solo es posible a base de mucha constancia y sacrificio. De estudiar intensivamente mañana, tarde y noche, sin tomarse apenas días de descanso. «Solo paraba para comer y dormir», señala. Durante algo más de dos años, sus únicas salidas han consistido prácticamente en acudir a las bibliotecas de las facultades de El Ejido. «Ha sido un camino crudo, pero claramente ha merecido la pena el esfuerzo», comenta satisfecha.
Estudió Derecho en la Facultad de Málaga y se graduó en el año 2019. «La materia siempre me había interesado y conforme pasaban los cursos, me convencía más todavía de que había acertado al escoger la carrera y de que apostaría por opositar», cuenta. Sus padres son asesores financieros y su hermano trabaja como economista, por lo que será la primera jueza de su saga. En cuarto curso, Herrera ya empezó a tomar conciencia de que vendría un tiempo complicado. Un tiempo en el que tendría que renunciar a muchos planes y dedicarse a hincar codos.
Le quitaba presión que este fuera su primer intento, dice, ya que la media de tiempo para conseguir plaza de juez oscila entre los cuatro y los seis años. «Estaba mentalizada de que probablemente no aprobaría, pero presentarme me iba a servir para probar y coger experiencia», comenta Herrera. Para su sorpresa, fue pasando examen tras examen. Hasta que se enfrentó a la tercera prueba, la definitiva, el pasado 15 de octubre.
No olvida esa mañana en el Tribunal Supremo, en Madrid, que vivió hecha un manojo de nervios. «Terminé el oral con la sensación de que me había ido bien, pero no quería crearme ilusiones, así que luchaba para no pensar mucho», rememora Herrera. Esa vez volvía a estar acompañada de su madre, quien estuvo con ella en cada prueba. «La pobre estaba casi más nerviosa que yo y el resto de mi familia en sus casas, expectantes también», relata.
Pasó más de una hora –«se me hizo súper eterna», apunta– esperando en el pasillo mientras otra opositora cantaba sus temas. El corazón se le disparó cuando vio a la presidenta del tribunal acercarse. «Salió de la sala y nos dio la enhorabuena a las dos; yo no me lo creía, me quedé esperando a que nos dijera algo más y entonces nos dio el papel con la nota», recapitula. La futura juez apenas pudo ni reaccionar de la tensión que llevaba acumulada. Su madre, en cambio, se rompió a llorar de alegría en ese mismo momento.
Críticas por su edad
Herrera supo que hubo una polémica en Twitter en la que algunos usuarios cuestionaban su capacidad para ejercer en el futuro debido a su juventud. «La verdad es que no me detuve mucho en leer lo que decían porque no iba a participar en ese debate», subraya, restando así importancia al asunto. Sí tuvo conocimiento de que varias personas –sobre todo jóvenes– rompieron una lanza a su favor en la red social. «No para defenderme mí, claro, lo que decían es que todo el mundo tiene derecho a tener oportunidades y a empezar», matiza.
Lo que está claro, como resalta la malagueña, es que pasó el mismo examen que el resto de opositores. «Qué más da la edad, si ningún juez tiene experiencia hasta que no sale de la Escuela Judicial», comenta la joven. Lo bueno de la formación en la que se encuentra inmersa, subraya, es que aprenden a aplicar los conocimientos estudiados y a ponerlos en práctica. «Son clases que incitan mucho a la participación y en las que hacemos simulaciones de todo tipo de procedimientos, eso nos da muchas herramientas para la realidad», comenta la joven.
Estudiando la carrera barajó la opción de especializarse en Penal, pero Herrera mantiene su mente abierta y todavía no quiere decantarse por ninguna área concreta. «El siguiente año se divide en dos partes, en una de prácticas tuteladas y en otra de refuerzo en un juzgado», avanza. Será entonces, con la experiencia ya adquirida, cuando decida el camino que quiere seguir como jueza.
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