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Cuatro años de cárcel para los jugadores de El Palo que apuñalaron en el corazón al capitán del Alhaurín de la TorreLes habían impuesto una pena de 10 años de prisión por intento de asesinato, pero el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ordenó repetir el juicio. Y la Justicia ya ha dictado una nueva sentencia. Los dos jugadores de El Palo que en 2016 apuñalaron en el corazón al capitán del Alhaurín de la Torre al finalizar un partido en el campo de San Ignacio han sido condenados a cuatro años de cárcel por esa agresión, según ha podido confirmar SUR.
La nueva sentencia dictada por la Sección Octava de la Audiencia Provincial supone una rebaja considerable respecto al primer fallo y, sobre todo, respecto a las penas que la Fiscalía solicitó en el anterior juicio, que llegaban a los 12 años de prisión por el intento de asesinato del jugador alhaurino, que estuvo al borde de la muerte tras recibir un navajazo.
En esta ocasión, los procesados, S. A. G. y M. S., ambos de 28 años, se han beneficiado de la aplicación de la circunstancia atenuante muy cualificada de reparación del daño, ya que han pagado casi la totalidad de las indemnizaciones a las víctimas, así como de un acuerdo entre las acusaciones -particular y Fiscalías, y las defensas, representadas por los abogados Héctor González Izquierdo y Luis Miguel Ruiz Braña, respectivamente.
Los hechos ocurrieron el 20 de marzo de 2016, fecha en que se disputó un encuentro de Tercera Regional entre el equipo del Club Deportivo El Palo B y el Alhaurín de la Torre Club de Fútbol en el campo de San Ignacio, en Málaga. El capitán del conjunto de El Palo era S. A. G., que llevaba el dorsal número 4.
La Sala relata que, durante el encuentro, hubo «tensión» entre el procesado S. A. G. y el capitán del equipo de Alhaurín de la Torre, que también lucía el número 4 en su camiseta. «S. A. G. tomó una actitud desmedida de agresividad hacia él y lo amenazó de muerte en varias ocasiones, con frases como «te voy a matar» o «¿ves los minutos? Cuando pasen los minutos te mato, nos vamos a ver fuera, te esperaré», refleja la sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico.
Con el balón parado, S. A. G se dirigió a él en el minuto 61, le dio un cabezazo y lo derribó, por lo que fue amonestado y sustituido por otro jugador. S. A. G. se quitó la camiseta oficial y se dirigió a una zona de la grada donde se encontraban unos conocidos suyos, desde donde siguió amenazando de muerte al jugador alhaurino, según la resolución judicial. Entre el público se encontraba el también procesado M. S., que había sido jugador del equipo de El Palo, pero que no había sido convocado para ese encuentro.
S. A. G. contactó con M. S. y se pusieron de acuerdo para «dar muerte« al capitán del equipo rival »cuando finalizase el partido», concluye la Sección Octava de la Audiencia. Tras el pitido final, con victoria del equipo local, S. A. G., que se encontraba con M. S. en el túnel de vestuarios, fue invitado por dos miembros del cuerpo técnico de su equipo a que saliese al campo a celebrar la victoria con sus compañeros.
El procesado S. A. G. se dirigió rápidamente hacia la víctima, que se encontraba felicitando a los jugadores y técnicos del equipo de El Palo, y lo cogió del cuello por la espalda. Le hizo «una llave, dejándolo inmóvil, asfixiándolo y tirándole al suelo», describen los magistrados, «al tiempo que M. S., que había entrado unos pasos rezagado, rápidamente se dirigió hacia ellos y con una navaja apuñaló al joven en dos ocasiones en el hemitórax izquierdo».
Otros miembros del grupo de los procesados saltaron al campo desde la grada para agredir al capitán alhaurino, que estaba inmovilizado por S. A. G. Tras ello, intervinieron los delegados de equipo y de campo, así como los entrenadores y algunos jugadores, para separar e impedir los continuos golpes, mientras la víctima estaba «tirada e indefensa en el suelo».
Un miembro del cuerpo técnico de El Palo, que había intentado impedir la agresión, agarró a M. S. tras el navajazo y se lo llevó a una esquina del campo. Al reducirlo, resultó lesionado porque M. S. le «pinchó o cortó» en el muslo izquierdo, donde le ha quedado una cicatriz.
El capitán alhaurino sufrió dos puñaladas en el hemitórax izquierdo. La sentencia subraya que, de no haberse realizado tratamiento quirúrgico urgente, «con seguridad habría fallecido». Uno de los navajazos penetró 1,5 centímetros en el ventrículo derecho y le causó un taponamiento cardíaco severo. De hecho, hubo que intubarlo y entró en parada cardiorrespiratoria, de la que se recuperó después de que le practicaran maniobras de reanimación. Tardó 200 días en curar, todos ellos impeditivos para sus ocupaciones habituales.
El joven sufre numerosas secuelas, además del perjuicio moral por la pérdida de calidad de vida. La agresión le impide llevar a cabo actividades específicas de especial trascendencia en su vida personal. Precisa valoraciones periódicas de su estado cardiológico, pues la cicatriz en pericardio y miocardio es susceptible de provocar «arritmias cardíacas y dilataciones aneurísmicas» con posibilidad de formación de trombos e insuficiencia cardíaca.
Los procesados han depositado 77.300 euros en la cuenta judicial de la Sala para indemnizar a las víctimas. Al capitán alhaurino le corresponden 72.624 euros y al miembro del cuerpo técnico lesionado, 7.669 euros. Ambos se comprometen a abonar los 2.993 euros que faltan en el plazo de 30 días.
Por todo lo anterior, el procesado S. A. G. ha sido condenado a cuatro años de cárcel por un delito de amenazas graves en concurso de normas con un delito de asesinato en grado de tentativa. También se le ha impuesto una orden de alejamiento de 1.000 metros durante un periodo de 10 años respecto al jugador apuñalado.
Al procesado M. S. se le ha impuesto una pena de cuatro años de prisión por el asesinato en grado de tentativa, con la misma orden de alejamiento, a la que suma un año de cárcel por un delito de lesiones derivado del navajazo que ocasionó en la pierna al miembro del cuerpo técnico.
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