Buscan a dos malagueños desaparecidos hace un mes cuando salieron a navegar

La investigación, de la que se ha hecho cargo la Policía Nacional, sitúa a ambos en Motril, desde donde al parecer salieron a bordo de una embarcación (que no era propiedad de ninguno de los dos) la tarde-noche del 26 de junio. La última ubicación del teléfono móvil de Sacha los sitúa en alta mar, a unas 40 millas entre las costas de Motril y Almuñécar.

Esa madrugada, entre las 3.00 y las 4.00 horas, Victoria telefoneó a su marido para ver cómo iba todo. «Me dijo: '¡Nena, nena, hay olas y mucho aire!'. Era verdad, porque el viento se escuchaba hasta por el teléfono. Me contó que ya venían de vuelta«, recuerda la mujer, que ya no volvería a hablar con Manuel.

Hubo otra llamada, en este caso de auxilio, a Salvamento Marítimo, según Enrique Balboa, hermano del marbellí, «Parece ser que pidieron ayuda porque tenían una vía de agua en el barco. La lancha (de Salvamento) fue hasta allí, pero no encontró nada. Ni a ellos ni tampoco los restos de un posible naufragio«, cuenta él.

Tras esa noche, no pudieron volver a contactar con ellos. La familia de Manuel Gómez, que tiene dos hijas y tres nietos, presentó una denuncia 48 horas después de la desaparición, concretamente la mañana del 28 de junio. En ella, se indica que había ido a pescar desde Motril en el barco de un amigo y proporciona la identidad de éste.

Así fue como se enteraron de lo ocurrido los hermanos de Sacha (soltero, sin hijos), que hasta ese momento no sabían nada. Enrique matiza: «El barco no era de mi hermano, aunque él sí que se sacó el título de patrón y tiene relación con el mar«.

Los hermanos del marbellí están muy contrariados con la situación. «¿Cómo se va y no nos dice nada?», se pregunta una y otra vez Enrique, que mantiene contacto permanente con la policía y que no para de hacer gestiones para averiguar alguna pista sobre su paradero.

Ni las familias ni los investigadores descartan ninguna hipótesis. «Llevo 25 días -por ayer- hablando con todo el mundo. Unos me dicen que un naufragio siempre deja algún rastro, aunque otros me dicen que no tiene por qué ser así. Hoy he contactado con la embajada de Argelia por si los arrastró la corriente hasta allí. Estamos desesperados«.

Manuel está cobrando una prestación y había tenido distintos empleos: trabajó en el pescado, en la obra y como repartidor de una gran superficie. Sacha se dedica al sector de la automoción como comercial. «No sé si se habrán metido en algún lío, si los han secuestrado, si los han detenido... Lo único que no quiero pensar es que estén en el fondo del mar«, concluye Enrique.