Borrar
Vecinos de Benarrabá participan en los trabajos voluntarios para crear un cortafuegos que proteja la zona. Salvador Salas
Incendio en Málaga

Benarrabá no espera a los bomberos ni a la UME: ellos trazan su propio cortafuegos

Los vecinos de este pequeño pueblo de la Serranía desafían el dispositivo oficial y limpian el río por el temor a que el fuego alcance la zona

Martes, 14 de septiembre 2021, 01:14

Un mensaje reproducido en los altavoces del pueblo pide voluntarios. Y la respuesta de Benarrabá, un pequeño municipio de la Serranía que apenas llega al medio millar de habitantes, resulta apabullante: en apenas unas horas, más de cincuenta personas trabajan en las labores de desbroce del río Genal. En el camino, pedregoso e inclinado, difícil hasta prolongar el viaje más allá de los veinte minutos, el polvo se mezcla con la lluvia de ceniza que cae desde la sierra. No tienen permiso y los bomberos les han advertido de que la iniciativa encierra riesgos, pero tampoco les preocupa. «Si cambia la dirección del viento», explica el alcalde, Silvestre Barroso, «es fácil que el incendio llegue al pueblo». Y no están dispuestos a que las llamas alcancen la zona, al menos sin hacer algo antes por evitarlo. «No queremos que nos pase lo que ha ocurrido en Genalguacil», apunta una vecina en referencia al desalojo preventivo de la localidad colindante: «Cuando esté aquí ya no tendrá solución».

Por eso Álvaro, desbrozadora en mano, perdido entre cañas, suda la camiseta hasta empaparla: «No quiero que se nos queme el monte, porque entonces subirá a las casas». Tiene 25 años y trabaja en el campo, como muchos de sus vecinos. A unos metros está Rubén, que lleva una kilométrica manguera con la que humedece la masa forestal «para que al fuego le cueste más avanzar». La ha traído de casa: «La tenía guardada, hasta que ha hecho falta». Andrea irrumpe con bocadillos y refrescos para todos. «Tenemos mantecados. ¿Quién quiere?». No todos quieren dar sus nombres, pero responde uno de los más veteranos: «Yo no debo, por el peso». La réplica no tarda en llegar («Anda, si lo vas a quemar ahora») y todos estallan en una risa balsámica, liberadora: en medio de la tragedia surgen momentos para la distensión, chascarrillos que hacen soportable el temor a perderlo todo en cuestión de minutos, lo que tarda una hectárea en arder.

«He venido a limpiar con una desbrozadora. Hace falta que el río esté despejado por si acaso»

antonio

Estudiante

«He traído una manguera que tenía en casa para refrescar la zona por si el incendio avanza, que lo tenga difícil»

rubén

Autónomo

«El pan lo dejo aquí por si alguno se viene abajo». Habla la hija del alcalde: «He traído embutidos y agua de nuestra tienda». Es una de las tres tiendas del pueblo. «Tú te has comido dos rebanadas», le reprocha un voluntario a otro. «No, ha sido media y media, pero aquí no hay miseria». La pausa apenas dura quince minutos, antes de retomar las tareas de limpieza del cauce del río, abandonado por las administraciones pese a las reiteradas peticiones de los vecinos: «Nos ahorraríamos muchos sustos si esto estuviese despejado». Antes de volver al trabajo hay un recuerdo para el autor del incendio: «Como lo encuentren, lo atamos y no lo soltamos hasta que plante todos los árboles que se han quemado, uno por uno».

El despliegue, sin permiso, cuenta con bombas de agua. Salvador Salas

Barroso explica que el objetivo es marcar «una raya que siga río abajo», despojada de matorrales y cañas. Otros alcaldes barajan ya la idea de seguir sus pasos: «En Gaucín están a punto de empezar y han venido voluntarios de pueblos como Cortes de la Frontera, Algatocín... En los noventa ya logramos parar el fuego». A las tareas se han sumado ya una excavadora, varias bombas de agua, motosierras y otras herramientas agrícolas. «No hemos empezado antes porque nos daba miedo, pero no hay riesgo y en cuanto lo haya nos iremos de la zona», insiste el primer edil, consciente de que la actuación no está respaldada por el Infoca ni por ningún organismo oficial: «La gente está volcada. Iba a hacer algo igualmente, así que mejor que estemos controlados y juntos. Hay técnicos municipales que han venido como voluntarios y profesionales que están preparados».

Material y herramientas

En la zona apenas hay cobertura. Aunque vive en Algeciras, Álvaro se ha acercado porque está pasando unos días con su pareja, de Benarrabá. También Adolfo, carpintero: «Tengo el día libre, aunque hubiera venido igualmente si no lo tuviera». Silvestre empieza segundo de Bachillerato en un instituto de Málaga capital el miércoles, pero apurará todo lo posible antes de volver: «Tenemos que colaborar todos porque así el cortafuegos será más efectivo». Otro vecino, propietario de una empresa de montaje de placas solares, ha aportado material y herramientas. «Cada uno ha traído lo que puede», reivindica el alcalde, convencido de que la limpieza del río permitirá no sólo frenar un ya improbable foco sino ahogar las cenizas que sobrevuelan la zona y que aún tienen carga inflamable.

«Veo bien lo que estamos haciendo. Hay que prepararse por si el viento cambia de dirección y llega el fuego»

andrea

Estudiante

«Tengo el día libre, pero hubiera venido aunque no lo tuviera. Estoy cortando cañas con una motosierra»

adolfo

Carpintero

María, la benjamina con sólo 14 años, pide permiso a su padre para aparecer en la foto y atender a este periódico. «Claro, pero vayas a liarla, habla bien», contesta Javier. Y vuelven a reír, como si por un momento el incendio no existiera.

Varios de los voluntarios se dirigen al río. Salvador Salas

Publicidad

Premios Goya

La quiniela de los premios Goya 2025

Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Benarrabá no espera a los bomberos ni a la UME: ellos trazan su propio cortafuegos