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Se llama Carmen, aunque todos la conocen como Meli. Tiene 60 años y todavía trata de recuperarse del susto vivido este lunes, cuando sufrió un atraco a punta de arma blanca en el pequeño supermercado familiar en el que trabaja, en Puerto de la Torre. «Yo solo repetía: ¡por favor, no me hagas daño!», recuerda la mujer.
Sucedió sobre las diez de la mañana, apenas unos minutos después de que Meli levantara la persiana del Supermercado Antoisa, situado en la calle Caballero del Febo. La mujer, cuenta, estaba sentada en una silla tras el mostrador, hablando con su pareja a través de WhatsApp, cuando escuchó que entraba una persona.
«De primeras no lo vi porque frente a la entrada hay una estantería con el pan, pero se puso a gritar y a tirar unas cajas», relata. Se dio cuenta de que llevaba la cara oculta con una gorra y una braga de cuello, pero, incrédula, pensó que algún conocido le estaba gastando una broma. «Luego vi que tenía un machete escondido en la manga», continúa.
Meli entró en pánico en ese instante. Según indica, el asaltante dio varios porrazos al mostrador con el arma y le lanzó una bolsa de plástico para que metiera dentro el dinero de la caja registradora. «Yo me asusté muchísimo, me quedé como paralizada; él no dejaba de gritarme: ¡Ya, ya, ya, ya!», rememora la víctima.
A continuación, el atracador avanzó hasta el otro lado del mostrador, donde estaba Meli junto a la máquina con el efectivo. «Me quedé acorralada, con él a muy poca distancia mientras me apuntaba con el cuchillo; yo no le miraba a la cara, le miraba todo el rato a las manos y le pedía que, por favor, no me hiciera daño», señala la dependienta.
En su huida tras hacerse con el botín, unos 200 euros, el sospechoso se golpeó en la nuez con una cadena que separa el espacio entre la clientela y las empleadas -Meli trabaja con su nuera, Virginia-, lo que provocó que se le cayera la gorra y, después, parte del dinero. «Cuando vi que volvía, yo no sabía que era para recoger el dinero y pensé: Ya está, viene a matarme», afirma.
Todo pasó en apenas un minuto, pero la mujer todavía está muy asustada. «A mí ahora mismo me da miedo todo; me da miedo estar aquí, en mi casa o ir andando por la calle», lamenta Meli. Su mayor temor, dice, es que el atracador regrese y que esta vez sí le haga daño. «Es que para mí ha sido muy fuerte, nunca me había pasado algo así», explica.
En cuanto el ladrón se marchó ella echó mano al móvil y avisó a su familia, que dio aviso a la policía. En cuestión de unos cinco minutos ya llegaron las primeras patrullas, que tomaron declaración a Meli e intentaron tranquilizarla. El Cuerpo Nacional de Policía mantiene una investigación abierta para dar con el autor.
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