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El atraco apenas duró un par de minutos, pero fueron de pánico absoluto. Eran las 14.15 horas. Un hombre con una gorra entró a un supermercado de la barriada malagueña de La Luz y fue directo al mostrador, donde se encontraba una dependienta. Lo ... rodeó y se colocó tras la trabajadora para, acto seguido, ponerle un cuchillo de grandes dimensiones en la garganta.
En ese instante, siempre según ha podido saber SUR, le dijo que le diera todo el dinero que había en la caja. La víctima, aterrada, intentó obedecer a sus indicaciones pero estaba tan nerviosa que no conseguía acceder a la recaudación. Al parecer, la empleada en un momento dado sujetó el arma blanca en un intento de apartarla, sin que el ladrón se lo permitiera.
Los hechos ocurrieron este martes, 14 de mayo, en un establecimiento de la cadena Pepco ubicado en la Avenida Velázquez. Ni la presencia de algunos clientes ni de otros empleados disuadieron al supuesto delincuente para llevar a cabo su propósito. La víctima seguía sin poder abrir la caja y un compañero que se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo se acercó para intentar calmar al individuo y evitar así que la hiriera.
Al parecer, el hombre no alejó el instrumento cortante de la garganta de la mujer hasta que se hizo con el botín. Luego, siempre según las fuentes, rodeó su cuello con el otro brazo -sin soltar el cuchillo que llevaba en la otra mano- y la arrastró con él hasta que llegó prácticamente a la puerta. Solo entonces liberó a la dependienta para darse a la fuga a la carrera.
El supuesto autor, de 38 años y origen español, fue detenido a los pocos minutos de huir del establecimiento por un policía nacional que se encontraba franco de servicio, según han confirmado las fuentes consultadas. Al parecer, el agente iba caminando por la misma calle del supermercado cuando lo vio salir de forma apresurada del local con el arma de grandes dimensiones.
Nada más observar la escena empezó a correr tras el ladrón, al tiempo que le gritaba era policía en un intento de que se detuviera. La persecución llegó hasta la calle Antilla, donde consiguió dar alcance al sospechoso. Siempre según las fuentes, el presunto delincuente se giró entonces hacia el agente y, todavía con el cuchillo en la mano, le gritó: «No quiero matar a nadie».
En esa situación, el funcionario trató de tirar de psicología para calmarlo y convencerle de que soltara el objeto punzante. Sus palabras surtieron efecto. El ladrón finalmente lo arrojó al suelo y, aunque intentó escapar de nuevo, fue interceptado y reducido prácticamente en cuestión de instantes por el agente.
El efectivo dio aviso a sus compañeros, que se desplazaron a toda prisa hasta el lugar. Al cachearlo para comprobar si portaba más armas vio que llevaba 35 euros en la riñonera, reconociendo supuestamente el sospechoso que ese era el dinero que había robado del supermercado.
Los policías se llevaron al hombre detenido como supuesto autor del robo con violencia e intimidación, además de intervenir el cuchillo que había dejado tirado en el suelo, cuya hoja tenía una longitud de casi 30 centímetros. Al parecer, la dependienta sufrió un corte en la mano con el arma blanca, aunque la herida no revestía de gravedad.
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