El caso tuvo una importante repercusión en Málaga. Un joven de 21 años ingresó en estado crítico en el Hospital Regional tras recibir tres puñaladas en el cuello en una urbanización de Cerrado de Calderón. Fue operado de urgencia y los sanitarios hablaban de «extrema gravedad».
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Hasta la Fiscalía reconoce en su escrito de acusación que la víctima habría muerto de no ser por la intervención de los médicos de urgencia y la actuación de una vecina y un policía que le taponaron las heridas mientras llegaba la ambulancia. Afortunadamente, salvó la vida.
El suceso, que ocurrió el 11 de junio de 2021, se ha enjuiciado este miércoles después de que las partes llegasen a un acuerdo, siendo el mismo refrendado por el propio Ministerio Público, que indica en su escrito de conclusiones que éstas se han alcanzado en conformidad con la defensa y la acusación particular.
Al ratificarse hoy dicho acuerdo en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, el autor del apuñalamiento será condenado a un año y nueve meses de cárcel por un delito de homicidio en grado de tentativa, según el escrito de la Fiscalía, al que ha tenido acceso SUR.
Para lograr esa rebaja de la pena se han tenido en cuenta como atenuantes cualificadas las de reparación del daño y drogadicción. La primera, porque el procesado ya ha abonado los 18.288 euros en que se cifró la responsabilidad civil por las lesiones. La segunda, porque en la analítica de orina dio positivo en cannabis y positivo alto en cocaína.
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Tanto el fiscal como la acusación particular han manifestado en el escrito de conclusiones que no se oponen a que, además, se le conceda el beneficio de la suspensión de la pena -por lo que no ingresará en prisión- durante un periodo de tres años, dada la «actitud colaboradora» del procesado, que carece de antecedentes penales, y la cuantía de la condena.
Los hechos, a tenor del acuerdo entre las partes, serían los siguientes: la víctima acudió a las 13.20 horas al domicilio del procesado, situado en la calle Cáceres, para reclamarle una deuda pendiente.
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El autor de la agresión lo dejó pasar y, una vez dentro del piso, comenzaron a discutir sobre el dinero, «alterándose los ánimos de ambos de forma progresiva», describe el fiscal en su escrito.
En un momento determinado, el procesado cogió un cuchillo y, de forma sorpresiva, con ánimo de acabar con la vida de la víctima, le asestó varias puñaladas dirigidas al cuello, siempre según el relato de conformidad.
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La víctima consiguió huir del domicilio. Bajó las escaleras pidiendo ayuda y llegó a la entrada del garaje comunitario del edificio, donde se desplomó. Una vecina del bloque acudió en su auxilio y le taponó las heridas del cuello.
Mientras esto sucedía, el procesado se dirigió a su coche, que se encontraba estacionado en el parking, y trató de huir de la urbanización. Sin embargo, al llegar a la entrada se encontró con el cuerpo de la víctima tumbado en el suelo y, junto a él, a la vecina que lo socorría.
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Entonces, el individuo se bajó del coche y, según las conclusiones del fiscal, cogió al herido de las piernas y lo arrastró unos metros por el suelo con la intención de apartarlo para poder salir.
No obstante, se topó con el coche de otro vecino que se disponía a entrar en el inmueble, por lo que decidió dejar allí el vehículo y emprender la huida a pie por las escaleras interiores del edificio. La fuga apenas duró siete horas, lo que tardó la Policía Nacional en localizarlo y detenerlo.
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