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Pedro J. Quero

Los ángeles de la guarda de la mujer al borde del precipicio: «Hay que ser más humanos»

Los dos desconocidos relatan sus experiencias de vida; las que les llevaron, probablemente, a socorrer a una persona en el filo del puente mientras decenas de coches circulaban sin detenerse

Viernes, 21 de marzo 2025, 00:38

La lluvia y la hora punta de llegada a los quehaceres obligatorios colapsaban la autovía a la altura de la rotonda junto al Hospital Clínico. Decenas de conductores pausados por las gotas y el tráfico, pero (casi) ninguno dispuesto a detener su marcha. Al otro lado del quitamiedos, en el filo del precipicio, mirando hacia abajo y con las punteras de las zapatillas en el aire, una mujer con intención de lanzarse a unos siete metros de altura. Pero, no estaba sola. Solo unos segundos más tarde conocería a sus ángeles de la guarda.

Era martes, 11 de marzo. Sergio Cuberos (44 años) había llegado al club de pádel que regenta desde hace una década a primera hora de la mañana. A los minutos, observaron revuelo y pensaron en «otro accidente en la entrada de Málaga». Pero entonces vieron a una mujer al borde del puente. Durante unos instantes, creyeron que pudiera estar mareada o desorientada, y temieron que sufriera un resbalón con el asfalto mojado. En seguida entendieron su intención.

Fuera cual fuese, la mujer estaba en peligro. Si bien, el mundo parecía continuar como si nada y Sergio, atónito e impotente, echó a correr sorteando los coches. «Iba pensando que para cuando llegara alguien ya se habría parado», reconoce. Aunque él estaba a más de 500 metros, no fue así. Ya junto a ella, se detuvo para no asustarla. Y le habló.

Con vocación policial, acostumbrado a lidiar con los días buenos y malos de sus clientes y en el duelo por la pérdida de su madre y de su tío en solo medio año por enfermedad, de «psicología» y «templanza» sabe un rato. Sergio recuerda que en ese momento pensó en su pareja, en su madre, en su hermana y en sus hijas. Pensó en las personas que querían vivir y no podían. Y pensó en la mujer que tenía delante, en tenderle una mano y no dejarla caer.

«Le dije que todos atravesamos momentos difíciles pero que siempre hay algo a lo que aferrarse para seguir luchando». Él no cree en el destino, pero la casualidad de que estuviera allí en aquel momento fue la que, probablemente, marcó la diferencia entre la vida y la muerte. «¡Ay, chiquilla!» fue lo último que le dijo para llamar su atención y que su otro ángel de la guarda la pusiera a salvo.

Manuel (izquierda) y Sergio (derecha); de fondo, el lugar en el que ocurrieron los hechos. Pedro J. Quero
Imagen principal - Manuel (izquierda) y Sergio (derecha); de fondo, el lugar en el que ocurrieron los hechos.

Manuel Rodríguez (39 años), militar desde los 18, lleva media vida trabajando en seguridad privada. La profesión le ha curtido en situaciones límite, enseñándole a mantener la mente fría. La mañana en la que ocurrieron los hechos, salía de casa de su pareja y se dirigía al gimnasio. Cuando se percató de lo que estaba ocurriendo, dejó el coche «en mitad de la autovía» y se acercó, por detrás.

Aunque no conocía a Sergio, con una mirada se entendieron. Aprovechó su llamada de atención a la mujer para agarrarla por la espalda y darle una segunda oportunidad. «Ya en el suelo intenté tranquilizarla, le dije que yo también había pasado por una mala racha en la que a veces se te pasan por la cabeza cosas muy feas, pero la vida siempre continúa y todo tiene arreglo».

Ahora, en frío, reflexionan y vuelven al punto de partida: «¿Por qué nadie más se paró a ayudar? Tenemos una asignatura pendiente como sociedad. Hay que ser más humanos». Ellos evitaron que la mujer fuera una más en la extensa -y silenciosa- estadística de personas que se quitan a diario la vida. Saben que la mujer está siendo atendida por profesionales sanitarios. Confían en su recuperación. Y esperan poder abrazarse algún día. "Ese sería el mayor regalo después de todo esto", coinciden ambos.

Ante situaciones de crisis, ansiedad o simplemente necesidad de desahogo con alguien, también se puede recurrir al Teléfono y al Chat de la Esperanza. Teléfono de ayuda: 952 261 500. Aplicación del Chat (disponible para Android e iOS): CONECTATE.SOCIAL.

El suicidio continúa siendo una de las principales causas de muerte en Andalucía

Hay que recordar que el suicidio continúa siendo una de las principales causas de defunción externa en Andalucía. Según datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística las muertes por suicidio en España experimentaron un ascenso desde el año 2018 hasta el año 2022, periodo en el que el número de suicidios se incrementó aproximadamente en un 20%, pasando de 3.539 en 2018 a 4.227 en 2022. En Andalucía se registraron 653 suicidios en 2018, cifra que ascendió a 830 en 2022, y descendió levemente hasta los 815 suicidios de 2023.

En cuanto a 2024, los datos del primer semestre del INE revelan un descenso en la cifra de suicidios en España, habiendo pasado de los 2.107 de 2023 a 1.842, lo que supone una disminución del 12,6%. En Málaga fueron 64 las personas fallecidas durante el primer semestre de 2024 por suicidio o a causa de lesiones autoinflingidas.

Andalucía dispone ya de 26 Unidades de Gestión Clínica de Salud Mental, a través de distintos dispositivos de atención. En total, 152 centros prestan atención a la salud mental. Sobre las Unidades de Salud Mental Comunitarias, que constituyen la puerta de entrada a la Salud Mental en Andalucía, actualmente existen 78 unidades repartidas por Andalucía, a las que los pacientes suelen llegar derivados desde los servicios de Atención Primaria.

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