El sospechoso fue arrestado después de que el conserje y otro vecino dieran la voz de alarma. SUR

Alejandro, el conserje que frustró la huida del presunto violador de Torremolinos: «Lo entretuve como pude»

El profesional y un vecino del bloque auxiliaron a la víctima tras escuchar gritos y golpes que procedían de su domicilio, donde un hombre presuntamente la estaba agrediendo sexualmente a punta de cuchillo

Viernes, 28 de febrero 2025, 00:56

Era su última noche de servicio antes del descanso. Alejandro, de 27 años, estaba en la portería del bloque de Torremolinos en el que trabaja como conserje desde hace un lustro. El trasiego de personas que entra al bloque es continuo, ya que el mismo cuenta con cientos de residentes.

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La jornada transcurría tranquila, entre saludos y tiempos muertos, como cualquier otro día. Hasta las 23.15 horas, cuando un vecino se puso en contacto con él. «Me contó que estaba escuchando chillar a la mujer de la casa de al lado y se oían golpes», explica Alejandro en declaraciones a SUR.

El profesional acudió de inmediato al domicilio y, desde el pasillo, también tuvo la impresión de que la mujer podía estar en peligro. «Ella gritaba; llamamos al timbre y en ese momento cesaron todos los ruidos», recuerda. Instantes después abrió la puerta la víctima, totalmente desencajada.

«La mujer estaba llorando, muy nerviosa… como pudo nos contó que dentro había un hombre que la había agredido, o eso entendí yo», continúa Alejandro, que intervino rápidamente para sacar al individuo de la vivienda, aunque todavía no sabía bien lo que había pasado. «Creía que le había pegado», dice.

Como avanzó este medio, los hechos sucedieron el pasado lunes, 24 de febrero, cuando la Policía Nacional detuvo a un hombre de 32 años como presunto autor de una agresión sexual en un domicilio. Supuestamente, violó a la víctima a punta de cuchillo después de que ambos se conocieran en La Nogalera.

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Tanto el conserje como el vecino dieron aviso a la sala del 091. «Él sabía que habíamos llamado a la policía y nos decía que se tenía que ir», señala. Una vez que alejaron al sospechoso de la perjudicada, Alejandro se afanó en retener al hombre hasta la llegada de los agentes.

«Lo entretuve como pude; aproveché que iba bebido para darle conversación y distraerlo», cuenta el portero. Aunque el supuesto agresor sexual se mostraba tranquilo con él, no paraba de repetir que se iba y que no había hecho nada. «Sí se puso violento con el vecino, lo insultó y lo amenazó», agrega.

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La experiencia, como refiere Alejandro, fue una ventaja para mediar en esta situación. También lo fue su templanza, aunque no fuera consciente de ello. «Yo le decía que era mejor que se esperase allí y que hablase con los policías, que sino iba a tener más problemas… nada, solo intentaba alargar la conversación».

Calcula que debieron pasar unos cinco o diez minutos hasta que llegaron los primeros policías, que iban vestidos de paisanos, justo cuando el hombre pretendía abandonar el edificio. De inmediato, Alejandro les indicó que él era la persona a la que buscaban.

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No supo hasta más tarde que él y su vecino salvaron a la víctima cuando sufría, presuntamente, la agresión sexual. «Ella estaba muy mal, pero nos dio las gracias a todos», recuerda Alejandro. La policía también le felicitó por su intervención, que fue clave para que el supuesto violador no escapara.

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