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«¿Es este hombre? ¿Es cierta la noticia?». La pregunta llega siempre acompañada de varias fotografías y un texto inquietante. «Se dedica a acosar especialmente a niñas y jóvenes, a enseñarles el miembro, llegando incluso a cogerlas para Dios sabe qué», dice el mensaje, que ... se ha compartido de forma masiva principalmente en grupos de padres a través de WhatsApp y Telegram. La cadena empezó en colegios de la zona Este, pero se ha difundido por toda Málaga e incluso fuera de la provincia. La alarma está servida.
La historia tiene una parte de cierta. Efectivamente, el individuo que muestran las imágenes fue detenido a finales de agosto en Málaga capital y pasó a disposición judicial por siete denuncias de mujeres, una de las cuales era menor de edad. Se le atribuyeron tres delitos de coacciones y cuatro de abusos sexuales leves. El juez lo dejó en libertad provisional, aunque con órdenes de alejamiento respecto a cada una de las víctimas y la prohibición de salir del país.
Pero, ¿quién es este sujeto? Se trata de un hombre de 32 años nacido en la comarca de la Axarquía y que reside desde hace algunos años en la capital malagueña. Le constan algunos antecedentes policiales y psiquiátricos. Las fuentes consultadas acuden a este último factor, su estado mental, y al consumo de sustancias en busca de una explicación a un comportamiento que le ha llevado a vivir solo en mitad del campo. Y a esa supuesta actitud lasciva, descarada y hasta exhibicionista hacia mujeres de todas las edades.
El individuo, rapado, de complexión atlética y con un característico tatuaje del conejito Playboy en el cuello, actuaba siempre de la misma forma: insinuándose a mujeres en la vía pública. Supuestamente, se acercaba, trataba de mantener conversación y se ofrecía a mantener relaciones sexuales. En algunos de los siete casos que se le imputaron en agosto habría llegado a realizar tocamientos superficiales a las víctimas.
En la investigación policial realizada el pasado verano, los agentes detectaron que su modus operandi iba haciéndose cada vez más directo, ya que las primeras denuncias eran únicamente por coacciones a base de comentarios lascivos, pero en los últimos casos había pasado a realizar tocamientos fugaces a algunas mujeres. A juicio de los investigadores, eso podría indicar que estaba adquiriendo confianza en el método.
Casi todas las víctimas del pasado verano eran mayores de edad, salvo una, y habían sido abordadas en los distritos Centro y Norte, concretamente en la zona de Fuente Olletas. A mediados de julio, el individuo presuntamente se acercó a un parque en el que había varios menores y se sacó el pene. La familia de una adolescente interpuso una denuncia en la Policía Local y en la junta de distrito.
Al igual que está ocurriendo ahora, el caso saltó primero a las redes sociales. Algunas de las víctimas compartieron lo que les había ocurrido y empezó a circular una fotografía del sujeto acompañada de mensajes alertando de que había sido visto persiguiendo a una chica. También se difundieron unos antecedentes que no tiene.
En agosto, una patrulla de la Policía Local lo encontró en una obra a medio construir en la parte posterior del Limonar, donde a veces paraba, aunque solía dormir en una tienda de campaña en mitad del campo. Lo detuvieron por un delito flagrante: el hurto de una bicicleta municipal valorada en 550 euros. A partir de ahí, la Unidad de Familia y Atención a la Mujer (UFAM) de la Policía Nacional investigó y lo relacionó con siete denuncias. El caso está en instrucción, pendiente de acusación y de juicio.
Y entonces, ¿de dónde surge ahora la alarma? Parece ser que, tras quedar en libertad en el juzgado, pasó una temporada fuera de Málaga, o al menos no se dejó ver por la ciudad. Hasta esta semana. Un policía local se cruzó casualmente con él por la calle y lo reconoció. Dio aviso a sus compañeros y se estableció un dispositivo para localizarlo y comprobar si estaba cumpliendo el alejamiento respecto a las siete víctimas del verano.
Según ha podido ser este periódico, una patrulla de la Policía Local lo encontró este miércoles en la calle Cardo Cuco, en la parte alta de Cerrado de Calderón. Los agentes lo pararon para identificarlo y chequearon con la comisaría si había alguna requisitoria reciente. El resultado fue negativo. No hay nuevas acusaciones contra él desde agosto ni está en busca y captura por otros motivos. Los agentes verificaron que, desde ese lugar, no incumplía la distancia de 500 metros que debe respetar respecto a las mujeres que lo denunciaron. En consecuencia, lo dejaron marchar.
Las distintas fuentes policiales consultadas insistieron en que, en caso de que se vuelva a producir algún incidente de este tipo, lo que se debe hacer es avisar inmediatamente a la policía para que se haga cargo de la situación. Y destacaron la importancia de presentar denuncia, por leve que sea lo que pueda suceder.
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