El plan estaba perfectamente trazado. Los cinco se alojarían en el mismo hotel en el que dos de ellos quedarían con la víctima, a la que tenían pensado raptar por un ajuste de cuentas. El encuentro era la trampa a la que acudiría el hombre, al que tenían previsto llevar a una habitación y retenerlo para después meterlo en un coche y llevárselo de allí. No podía fallar nada, hasta el recepcionista estaba en el ajo: él se encargaría de limpiar cualquier rastro del crimen. Pero algo salió mal y toda su idea se fue al garete.
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Ocurrió en noviembre de 2019. Los cinco hombres se pusieron de acuerdo para retener a la víctima en contra de su voluntad. Tres de ellos, se desplazaron desde la ciudad francesa de Lyon hasta el hotel de Marbella en el que tuvieron lugar los hechos.
Llegaron el día 4, alojándose en la habitación 102. También se encontraban en el establecimiento hotelero los otros dos hombres con los que se habían puesto de acuerdo para retener a la víctima. Eran dos varones de nacionalidad española, que se hospedaban en la 101 y en la 302.
Cuatro días más tarde, concertaron una cita con la víctima en el hotel, durante la que el hombre llegó a subir a la habitación 302 con los españoles. No podía imaginar que había caído en una trampa. Dentro del cuarto le esperaban dos de sus compinches llegados desde Francia, ya que el tercero de ellos no pudo estar allí porque fue ingresado en el Hospital Costa del Sol por motivos ajenos a estos hechos.
Una vez en la habitación, cerraron con el pestillo la puerta del cuarto y la que daba al balcón, momento en el que los cuatro hombres se abalanzaron sobre la víctima. Recibió una paliza brutal. Le golpearon en la cara y por todo el cuerpo, propinándole puñetazos y patadas, a la vez que le dieron con el mango de un arma de fuego en la cabeza.
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Mientras recibía los golpes, la víctima pedía que la dejaran salir de allí. Pero no logró que se apiadaran de ella. Una vez que terminaron con la agresión, los dos españoles se marcharon por un lado, mientras que el hombre capturado salió con los otros dos varones del hotel. Iba encañonado y le obligaron a montarse en un coche.
Con la cara completamente ensangrentada y mientras le apuntaban con el arma, la víctima pasó por la recepción del hotel. Allí estaba el trabajador que se ocupaba de esta parte del establecimiento. Podía haber sido su salvación, pero era un cómplice de los criminales. Vio perfectamente la escena y, en lugar de avisar a la policía, se encargó de manipular los datos de las imágenes de las cámaras de seguridad y de limpiar la sangre que había en la habitación 302, con el objetivo de que nadie pudiera averiguar lo que acababa de pasar allí.
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Si no lo consiguieron fue gracias a la propia víctima. Cuando subieron al hombre en el coche no le dijeron a dónde se dirigían ni que pretendían hacer con él, así que, ante el temor de que pudieran matarlo, provocó un accidente de tráfico, salió del vehículo y logró huir de sus captores.
Entonces pidió ayuda y fue trasladado hasta un centro hospitalario para ser atendido de las numerosas heridas que presentaba. Le habían roto varios dientes, tenía numerosos golpes y heridas por todo el cuerpo, que hasta le dejaron varias cicatrices en el labio y en la cabeza.
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Tras lo ocurrido, la Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) Costa del Sol abrió una investigación que se saldó con el arresto de los dos ciudadanos españoles, el francés que estaba ingresado en el hospital y el recepcionista del hotel. Sin embargo, los otros dos participantes aún se encuentran en busca y captura de las autoridades.
Los arrestados se sentaron en el banquillo de los acusados a finales del año pasado y confesaron haber sido partícipes del plan trazado para retener a la víctima. Por ello, los magistrados de la Audiencia Provincial les han condenado ahora por diversos delitos, en función de su participación en los hechos.
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Los dos ciudadanos españoles, uno de 31 años y el otro de 43, han sido condenados como autores de un delito de detención ilegal y otro de lesiones. Los jueces han impuesto la pena, para cada uno de ellos, de dos años y medio de cárcel, así como el deber de pagar una multa de 540 euros, ya que consideran que se da la circunstancia atenuante de toxicomanía porque, en el momento de los hechos, «presentaban una adicción a las drogas que limitaba, con el fin de conseguirlas, su capacidad para acomodarse a los parámetros sociales en vigor».
En cuanto al ciudadano francés, de 28 años de edad y que estaba hospitalizado en el momento de los hechos, ha sido declarado culpable de un delito de conspiración para la detención ilegal. En su caso, la condena es de 12 meses de cárcel.
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El recepcionista, de origen magrebí y de 39 años, también ha sido declarado culpable por los magistrados de la Audiencia Provincial de Málaga, quienes le han impuesto una pena de seis meses de cárcel como autor de un delito de encubrimiento.
En todos los casos se ha recogido en la sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, la circunstancia atenuante de reparación del daño. En la resolución judicial se explica que los condenados consignaron 13.800 euros para satisfacer la responsabilidad civil. Se trata de una cantidad que irá destinada a la víctima y a la que habrá que sumar el coste del tratamiento odontológico que necesita para reparar los daños que sufrió en la dentadura.
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