Un agricultor, sin baja laboral al no haber testigos del accidente

«Fui a bajar del tractor y me torcí el tobillo. Seguí trabajando, pero como los dolores persistían al día siguiente decidimos acudir al médico de familia», relata. Es ahí cuando comienza la odisea de este ingeniero técnico agrícola. El médico les informó de que se trataba de un accidente laboral, por lo que debían acudir a la mutua. Tras consultarlo con su asesor se trasladaron a Gijón, pero la respuesta que recibieron no fue la esperada. «Me dijeron que no podían atenderme porque no podía demostrar fehacientemente que se trataba de un accidente laboral», recuerda.

La pareja consiguió, tras mucho insistir, que fuese recibido por una doctora, quien le realizó una placa y comprobó que podía haber rotura, por lo que era necesario una resonancia que ella no podía hacerle. «Pedimos hablar con el director, pero como no nos recibía, acabamos yendo a Cabueñes», explica Veiga. Allí volvieron a remitirles a la mutua y finalmente fue su médico de familia, al día siguiente, quien acabó dándole la baja. «Él fue el más sorprendido de todos y nos ayudó a concertar una cita con el inspector de trabajo», apunta.

La baja otorgada por el médico estima un tiempo de recuperación de sesenta días. Una cifra que Puertas espera que se reduzca. «Estamos iniciando la campaña. Si en quince días no me pongo a plantar, perdemos todo el año, porque nuestros principales ingresos son en verano. Si no mejoro tendré que contratar a otra persona», explica.

Una preocupación que no le impedirá llegar hasta el final para conseguir que la mutua le reconozca su baja laboral. «Antes en el campo había mucha más gente, pero ahora trabajas solo. Esto le puede pasar a cualquiera. Abrimos la tienda porque creemos que la zona rural de Asturias tiene mucho potencial. Está todo por hacer, pero luego te encuentras estos problemas y te sientes desamparado», reconoce la pareja que, tras siete años con el negocio y tras este duro golpe están planteándose dejarlo. «Entendemos por qué la gente no quiere venir a vivir al campo, no hay una estabilidad», lamentan.