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Solo le pegaron una vez y, tras ello, se marcharon del lugar de los hechos al no ser conscientes de la gravedad en la que se encontraba Pablo Podadera, el joven que murió en abril de 2017 tras ser agredido por ellos cuando mediaba en una discusión en el Centro de Málaga. Así de contundentes se mostraron en la mañana de este jueves los dos principales procesados durante el juicio por este caso, en el que ambos están acusados de un delito de asesinato.
Se trata d una versión completamente diferente a la que mantiene la Fiscalía, que solicita para ellos una condena de 18 años de prisión. La representante del Ministerio Público asegura que, tras intentar mediar en una pelea para apaciguar los ánimos, Pablo recibió «desde atrás, de forma sorpresiva, violentos puñetazos de Alberto (practicante de boxeo) y Alejandro, que impactan contra la sien derecha, con la intención de matarlo, dada su envergadura, potencia y destino de los golpes (la cabeza), comenzando a caer desplomado». Una vez en el suelo, «recibe igualmente patadas en la cabeza por parte de ambos».
Pese a que la continuidad del que es ya el segundo juicio que se celebra por la muerte de Pablo Podadera pendía de un hilo por el contacto con un positivo en coronavirus de uno de los principales acusados, las sesiones se retomaron ayer, después de que este procesado pasara la cuarentena. Precisamente, fue su declaración la primera que se escuchó durante la sesión.
Alberto comenzó pidiendo perdón por lo ocurrido y dando el pésame a la familia de Pablo. El acusado explicó que aquel día había consumido alcohol y drogas en grandes cantidades y negó que fuera practicante de boxeo, como mantienen las acusaciones, ya que señaló que solo había dado unas pocas clases de iniciación.
La noche de los hechos, el acusado contó que estaban teniendo un incidente entre su grupo y que Pablo, junto con un amigo, se metieron. Al respecto, afirmó que su intención no fue la de mediar ni apaciguar los ánimos: «Si esa es tu idea, no llegas insultando».
Alberto mantuvo que les advirtió de que no se metieran, ya que la pelea no tenía nada que ver con ellos. «Era una pelea de borrachos», insistió, a la vez que contó que Pablo le puso la mano en el pecho a uno de los jóvenes que lo acompañaban y que amenazó a otro. Tras ello, dijo que fue cuando le pegó.
Manifestó que no estaba detrás de Pablo, sino al lado, y que le lanzó dos golpes, fallando el primero y alcanzándole en la cara con el segundo. «Jamás hubiera pensado que nada así pudiera pasar por un golpe en la cara», precisó antes de explicar que se marchó del lugar de los hechos sin ver que el joven que acabaría falleciendo estaba tirado en el suelo y que se enteró de todo lo ocurrido más tarde.
Por su parte Alejandro, que también pidió perdón por lo ocurrido, declaró en el mismo sentido que Alberto. Señaló que habían consumido cocaína y alcohol en grandes cantidades.
Sobre la pelea, aseguró que Pablo le amenazó con pegarle, por lo que aseveró que golpeó al joven fallecido «con la mano abierta en el cuello». Al igual que el otro acusado de asesinato, indicó que no fue consciente de la gravedad del joven que acabó perdiendo la vida.
Está previsto que el juicio continúe con la declaración de los otros procesados en esta causa. Son tres jóvenes acusados de encubrimiento, aunque uno de ellos, al igual que hizo en el primer juicio, no se ha presentado. La jueza presidenta ya emitió hace diez días una orden de búsqueda y detención.
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