Sucesos Málaga
El acusado de estrangular a su pareja en Rincón y quemar el cadáver apunta a un accidente al tener sexo con una cuerdaSucesos Málaga
El acusado de estrangular a su pareja en Rincón y quemar el cadáver apunta a un accidente al tener sexo con una cuerdaEl cadáver de Oxana apareció en un paraje en llamas en Maro el 2 de agosto de 2021. Su entonces pareja, un hombre de 56 años, está acusado de matarla por estrangulamiento ese mismo día en el domicilio que compartían en Rincón y quemar su ... cuerpo en Nerja. El procesado, que este lunes ha declarado ante el tribunal del jurado de la Audiencia Provincial de Málaga, ha cambiado la versión que ofreció tras ser detenido, en la que se autoinculpó por estos hechos. Según ha sostenido en la primera sesión del juicio, la víctima falleció de manera accidental cuando practicaban sexo extremo usando una cuerda.
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De acuerdo con el testimonio del procesado, él quería a la mujer y nunca tuvo intención de terminar con su vida. Oxana, que era de nacionalidad rusa, tenía 37 años y era madre de un joven de 18 años. Ambos llevaban saliendo juntos desde hacía un año, ha indicado el acusado, quien ha negado que la hubiera matado tras una disputa por celos en la vivienda, como sostienen las acusaciones en este caso. En esta misma línea, tampoco ha reconocido que le hubiera puesto jamás la mano encima o que la humillase, ni que sintiera odio hacia ella por su condición de mujer, al contrario de lo que sostiene la Fiscalía en su escrito.
Según el relato del encausado, la mujer se enfadó con él la tarde anterior porque su hijo lo llamó para pedirle que dejara a Oxana, ya que, de acuerdo con su versión, ella lo maltrataba. Esa noche, ha indicado, durmieron en habitaciones separadas y, por la mañana, hablaron y bebieron unas copas. Luego mantuvieron relaciones sexuales en las que usaron una cuerda con la que él rodeó del cuello a Oxana, ha asegurado, incidiendo en que dicha práctica era habitual en la pareja. En este sentido, ha hecho hincapié en que Oxana falleció de manera accidental sin que él se diera cuenta y que no pudo hacer nada por reanimarla.
Al respecto, el investigado ha explicado que no ejerció más fuerza que otras veces que habían realizado dicha práctica y que no sabe por qué en esa ocasión el resultado fue letal. Asimismo, ha subrayado que en su momento se declaró culpable y no contó esta versión «por pura vergüenza» porque trabajaba como profesor en un colegio católico. Además, ha aludido a supuestas presiones por parte de los guardias civiles que lo arrestaron. «Estoy arrepentido porque no tenía que haber aceptado nunca haberle puesto la cuerda alrededor del cuello», ha declarado.
Una vez que se percató de que la mujer había fallecido, decidió ir a comprar alcohol para deshacerse de los efectos de Oxana quemándolos en un contenedor. Después fue a dar clases de inglés en una academia, según ha precisado en el juicio, y luego regresó a la vivienda, en la que continuaba el cuerpo de la víctima. Según ha expuesto, enrolló el cuerpo en una manta y lo introdujo en el maletero de su coche, aunque su intención inicial no era prenderle fuego para hacerlo desaparecer, sino dejarlo en su casa de Armilla (Granada) «para ver si alguien podía cargar con la culpa». No obstante, en el trayecto cambió de parecer y se detuvo en un paraje de Nerja.
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Tanto la Fiscalía como la acusación particular, que en este caso representa al hijo de la víctima (la ejercen los letrados Antonio José García y Guzel Zamaltdinova, de Garzalex Abogados) piden que sea condenado a 15 años de prisión como supuesto autor de un homicidio doloso. Según mantienen en sus escritos, el hombre la mató tras una disputa por celos y guiado por un «especial menosprecio a la misma dada su condición de mujer». Para ello, inciden, en un momento de la pelea cogió un trozo de cuerda que tenía en su casa y rodeó con ella el cuello de Oxana, apretando con fuerza hasta que provocó su muerte por estrangulamiento.
El Ministerio Público ha señalado en la vista que aunque el acusado ahora está enfermo, en el momento de los hechos sí poseía un «completo y contrastado conocimiento de los hechos y la ilicitud de los mismos estando sus actuaciones conformes a esa comprensión» sin causas psíquicas como para «afectarle sus capacidades intelectivas y volitivas». Luego, además de trasladar el cadáver en el maletero del vehículo hasta un paraje y quemarlo, apuntan las acusaciones, reconoció los hechos de manera espontánea a los guardias civiles que lo esperaban en su garaje tras ser alertados por un vecino.
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El abogado de la defensa, Eduardo Zuleta, ha señalado ante el tribunal del jurado que su cliente no actuó de manera dolosa, sino por imprudencia, y que cuando confesó «nunca dijo que tuviera intención de matarla». Además, ha aseverado que «no hay pruebas que desmientan la versión» que ha mantenido el acusado este lunes en el juicio, apuntando que no la contó antes «por vergüenza».
Este lunes también han declarado en la vista los agentes de la Guardia Civil que arrestaron al sospechoso el mismo día del supuesto crimen. Según han explicado, un vecino fue quien dio la voz de alarma porque se había cruzado en el parking con el acusado, quien le pidió ayuda para introducir el cuerpo de Oxana en el maletero del vehículo. De acuerdo con los efectivos, el testigo llamó al 112 muy nervioso porque, aunque el procesado le dijo que la iba a llevar al médico, no le pareció normal que estuviera envuelta en una manta y se dio cuenta de que el cuerpo estaba muy frío.
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Tras aquel aviso, los agentes acudieron al garaje a entrevistarse con el vecino y, en cuestión de minutos, apareció el encausado en su automóvil. Según la versión de los guardias civiles, el hombre parecía estar en shock e, inicialmente, no les hizo caso cuando le indicaron que saliera del coche ni al preguntarle por la mujer. Por este motivo, explicaron, uno de ellos desenfundó el arma, pero en ningún momento le encañonó con ella en la cabeza, como señaló el encausado en un momento de su declaración.
Una vez que el hombre se apeó del turismo, han incidido, el funcionario guardó la pistola reglamentaria y sentaron al investigado junto a una columna porque parecía mareado. En ese instante, él escuchó a través del canal de transmisión de la Guardia Civil que había aparecido un cuerpo en llamas en un paraje de Maro, tras lo que se derrumbó y confesó de manera espontánea que había sido su culpa, de acuerdo con el testimonio de los efectivos. Según los agentes, manifestó que esa mañana habían peleado y que la mató tras golpearla, causando que se diera un golpe contra una pared.
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