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El acusado de matar a Natalia, de 45 años, cuyo cadáver decapitado fue hallado en una playa de Marbella, ha reconocido su culpabilidad en la primera sesión del juicio, celebrada este miércoles en la Ciudad de la Justicia de Málaga. No obstante, en su declaración, Leonel H. ha señalado que se trató de un crimen sin premeditación: «Lo hice, pero no tenía conciencia de lo que estaba haciendo».
Los hechos, sobre los que un jurado popular tendrán que emitir un veredicto, ocurrieron en la mañana del 8 de enero de 2023. El propio encausado -que entonces tenía la misma edad de la víctima- ha admitido como cierto el relato que mantienen la Fiscalía y la acusación particular en sus escritos, a excepción de que hubiera actuado siguiendo un «plan preconcebido», como sostienen las partes acusatorias.
Así, de acuerdo con su confesión, Leonel pidió aquella mañana a un compañero que alquilase una furgoneta de carga y que lo trasladara al centro de los Testigos de Jehová en el que sabía que encontraría a la víctima. Lo hizo pese a que sobre él pesaba una orden de alejamiento por violencia de género de la que se dictó sentencia unos días antes, en base a la cual no podía aproximarse a ella.
A las 12.30 horas, siempre según el relato de las acusaciones, el cual ha sido reconocido como cierto por el procesado, abordó a la víctima y la subió a la furgoneta en la zona de carga. Desde ahí, los tres se dirigieron al aparcamiento de Pinomar, donde se apearon Leonel y Natalia. El amigo del investigado se marchó y entregó la furgoneta a las 13.11 horas.
Leonel llevó a Natalia a la Playa Real de Zaragoza, donde mantuvieron relaciones sexuales entre las dunas. Sin embargo, tras ello, aprovechando que la mujer se encontraba agachada en el suelo, presuntamente, la atacó de manera sorpresiva por la espalda y la asfixió con sus brazos haciéndole un 'mataleón'.
A continuación, utilizando un cúter de hoja muy afilada que llevaba encima, ha reconocido que decapitó a Natalia y arrojó al mar su cabeza. Lo mismo hizo con las dos manos tras seccionarlas a la altura de las muñecas, aunque el oleaje las arrastraría hasta la orilla días más tarde. Según ha mantenido, el arma empleada la portaba encima porque era «una herramienta» que solía utilizar en su trabajo como instalador de pladur.
«En ese momento yo no tenía conocimiento de que lo iba a hacer», ha manifestado en el juicio, en el que ha insistido en que no tuvo conciencia de haber tomado la decisión de matar a la víctima. «Fue algo momentáneo», ha señalado, incidiendo en que se arrepintió tras ser consciente de los hechos.
A preguntas de la acusación particular, ejercida por los hijos de Natalia, que están representados por el abogado Ricardo Álvarez-Ossorio, Leonel también ha ratificado la declaración que prestó en sede policial.
El encausado se enfrenta a la petición de 25 años y nueve meses de cárcel por parte de la Fiscalía por los delitos de asesinato y de quebrantamiento, pena que la acusación particular eleva a los 26 años. Pese al reconocimiento del crimen, la defensa, como ya se ha anticipado en esta primera vista, intentará probar al jurado los posibles atenuantes que, según su tesis, habrían concurrido en el crimen.
La vista está prevista que continúe mañana y se prolongue durante varios días, tras lo que el jurado tendrá que emitir un veredicto.
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