«A Ablaye le quedan pocos días de vida y sólo quiere despedirse de su hijo, que vive en Senegal. Necesitamos que firmes y compartas esta petición para conseguir un visado urgentemente para que pueda despedirse en los próximos días. ¡Necesitamos tu apoyo ya o será demasiado tarde!». Así reza la petición publicada en la plataforma change.org por un enfermero del Hospital Costa del Sol que ha atendido al senegalés. Ablaye Mboup (59 años) está en la fase terminal de una hipertensión arterial pulmonar, una patología rara y muy grave que en casos contados -no en el suyo- puede ser crónica. A él, según su médico, le quedan días o, como mucho, semanas de vida.
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La petición, que lleva sólo unos días publicada en Change.org, acumula ya más de 54.700 firmas. «Por desgracia no nos queda tiempo, el diagnóstico es muy grave y creemos que su corazón no aguantará más de dos o tres semanas máximo y su hijo se está encontrando con muchísimas dificultades a nivel burocrático para venir hasta aquí», explica el enfermero Pablo Guardado en el texto que acompaña la solicitud.
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«En noviembre no hay ninguna cita disponible y hasta el 25 no se abre el plazo para coger citas en diciembre y para esa fecha tememos que sea demasiado tarde. Ablaye apenas puede comer, los cuidados del personal sanitario le hacen seguir vivo pero no por mucho tiempo. Está en una fase terminal y aquí no tiene familia que le cuide. Solo pide algo que todos desearíamos en nuestros últimos días de vida: estar acompañado de su familia y poder despedirse», argumenta Guardado en la petición.
El enfermo pide que el Consulado de España en Senegal extienda un visado urgente al hijo de Ablaye para que pueda viajar a España para poder pasar con su padre los últimos días de su vida. «Lleva cinco meses intentándolo y su cita nunca llega, pero a su padre se le agota el tiempo. Por humanidad, por una muerte digna y por conciencia necesitamos ayuda para que el consulado autorice una cita urgente y pueda dar el visado al hijo de Ablaye», añade Guardado.
«Dada la urgencia y gravedad de la situación, creemos que se debe facilitar inmediatamente un visado humanitario o de turista y que pueda estar aquí en los próximos días. Estamos en contacto con el Consulado de Senegal en España, Subdelegación del Gobierno de Málaga, donde se encuentra hospitalizado pero las soluciones tardan en llegar y no podemos esperar ni un minuto más», concluye.
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SUR se hizo eco de la última voluntad de Ablaye el pasado 14 de julio, cuando su enfermedad entró en la fase terminal y sus médicos descartaron la posibilidad de que viajara a su país para ser atendido allí. El 9 de noviembre, este periódico publicó otro reportaje sobre el caso del senegalés ante su ingreso en el hospital, dado que su estado había empeorado y su situación había pasado a ser crítica.
La hipertensión arterial pulmonar que sufre Ablaye provoca que las paredes de las arterias pulmonares se engruesan y se reduce el paso de la sangre, lo que acaba provocando una hipertrofia del corazón, que se ve obligado a realizar un mayor esfuerzo para bombear la sangre. La medicina sólo alcanza a ofrecer soluciones terapéuticas, pero hay pacientes que, pese a los fármacos, se quedan sin alternativas y el tratamiento se vuelve paliativo. En ese último estadio, la enfermedad se vuelve mortal en un corto plazo de tiempo. Es ahí donde se encuentra el senegalés.
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Le diagnosticaron la enfermedad en 2010 en el Hospital Costa del Sol, donde le pusieron en tratamiento con fármacos por vía oral. Evolucionó bien hasta 2018. Pero ese año empeoró y los cardiólogos recurrieron a un medicamento por vía intravenosa, el epoprostenol, un potente vasodilatador obtenido de la prostaciclina.
Para administrarle este fármaco, necesita un catéter directo al corazón y una bomba de perfusión, que viene a ser una petaca algo más grande que un móvil con la forma de un bolso bandolera que lleva permanentemente colgada al cuello, bajo la ropa. Si se le acaba el medicamento, el paciente puede fallecer en menos de un día.
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Cuando la enfermedad alcanza esa fase, la esperanza de vida a cinco años es del 20 o a lo sumo el 30%. «Es peor incluso que los cánceres más agresivos», indica el doctor Rafael Bravo, que ha asistido y acompañado a Ablaye en todo este proceso y que ahora trata de ayudarlo a cumpla su última voluntad y que, al menos, tenga una muerte digna.
A su lucha se ha unido la Asociación Nacional de Hipertensión Pulmonar, que conoció por este caso a través del médico, y que ha escrito una carta dirigida a la Reina Letizia para que interceda por Ablaye. Tras las publicaciones de SUR, varios diarios nacionales e incluso internacionales se ha hecho eco del caso.
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