hristian Thielemann, al final del Concierto de 2019. AFP

Todo lo que debes saber sobre el Concierto de Año Nuevo en Viena

Andris Nelsons dirige por primera vez el evento, que hace un guiño a Beethoven en el 250.º aniversario de su nacimiento

César coca

Lunes, 30 de diciembre 2019, 12:27

Beethoven vivió en Viena los últimos 35 años de su vida. Eso supone la práctica totalidad de su carrera como compositor, pues llegó a la capital del Imperio en 1792, con solo 22. Antes, en 1787, había estado apenas dos semanas. Su intención era estudiar ... con Mozart, pero la enfermedad de su madre le hizo regresar con urgencia a Bonn, cuando ni siquiera había conseguido aún que lo recibiera el autor de 'Las bodas de Fígaro'. De esta manera, Beethoven es, como Brahms, Bruckner, Mahler y tantos otros, un compositor genuinamente vienés aunque naciera a muchos kilómetros de distancia. Pero en Viena compuso las colecciones completas de sus sinfonías, conciertos, sonatas, tríos y cuartetos. Es decir, las obras que definen al músico enorme, al revolucionario que rompió los corsés de los géneros, al artista que alcanzó antes que nadie el estatus de compositontr libre, al heredero de las ideas de la Ilustración que habían desembocado en la Revolución francesa y definieron el tiempo que aún vivimos. En una sola palabra:a Beethoven.

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Un Beethoven cuyas grandes obras han sido interpretadas una y otra vez en la Sala Dorada de la Musikverein por la Orquesta Filarmónica de Viena, una de las mejores del mundo sin discusión posible. Muy interpretado... salvo en el Concierto de Año Nuevo. Una ausencia que terminará este miércoles, cuando en la segunda parte del programa, ya en la recta final, suenen seis de las 'Doce contradanzas' WoO 14, una colección de pequeñas piezas para orquesta de la que también existe una versión pianística. Las obritas fueron escritas entre 1791 y 1802 y están fuera de su catálogo 'oficial'.

Se trata de un guiño hacia uno de los vecinos más ilustres de la ciudad. Un gesto muy oportuno dado que en 2020 se conmemorará el 250 aniversario de su nacimiento, lo que será ocasión de festejo en toda Europa, pero muy especialmente en Bonn, donde vino al mundo, y Viena. La elección de las piezas es responsabilidad de Andris Nelsons (Riga, 1978), que se sube por primera vez al podio de la Musikverein en el Concierto de Año Nuevo. En realidad, no se sabe si Nelsons ha elegido a Beethoven o Beethoven y su aniversario es el motivo de que el músico letón se suba al podio. Andris Nelsons ha grabado con esta misma orquesta y en esta misma sala la integral de las sinfonías del sordo de Bonn, en un álbum que salió al mercado hace apenas dos meses.

De ahí que su elección por parte de los músicos para dirigirlos en esta función tenga toda la lógica. Ha sucedido en casi todos los años anteriores: quien sube al podio en este concierto es alguien que en ese momento tiene –o ha tenido durante largo tiempo y quizá el encuentro del 1 de enero es la despedida– una intensa relación con la orquesta.

El director Andris Nelsons, en un gesto característico. Reuters

El concierto más famoso... y uno de los más caros

as cifras del Concierto de Año Nuevo son desmedidas desde cualquier punto de vista, como corresponde a un gran espectáculo. Eso incluye también los precios. En un doble sentido: el de la enorme distancia entre la localidad más cara y la más barata y en cuanto a los precios máximos. Por supuesto, para el concierto del próximo miércoles es ya imposible conseguir una localidad salvo en la reventa, y ahí pueden pedir cualquier suma con una relativa seguridad de que habrá alguien que la pague. Para el del 1 de enero de 2021, los precios ya están fijados:35 euros para las más baratas (en realidad, se trata de la posibilidad de asistir al concierto de pie, al fondo de la sala) y 1.200 para las más caras.

Hay otras posibilidades más económicas, dado que el concierto programa dos funciones y un ensayo general. La función de las 19.30 horas del día 31 tiene un abanico de precios que se extiende entre 25 y 860 euros. El desembolso es menor aún, de 20 a 495 euros, para el día 30, a las 11 de la mañana. Tampoco está mal, tratándose de un ensayo general. El programa es idéntico en las tres funciones.

Quienes estén interesados en conseguir entradas pueden inscribirse en la web de la Filarmónica de Viena, entre el 1 y el 29 de febrero. Para el Concierto de Año Nuevo solo se pueden solicitar dos entradas por petición. La cifra puede ser superior para las otras dos funciones. Entre los solicitantes, la organización hará un sorteo y los afortunados sabrán en marzo que disponen de localidades. Para el resto, queda el recurso a las agencias, que ofrecen paquetes con varias noches de hotel –es casi imposible conseguir un alojamiento en Viena a finales de año si la estancia es inferior a tres o cuatro días– e incluso extras como un almuerzo el día 1 en el restaurante «al que suele acudir el director del concierto tras la función» (lo dice así la promoción de al menos una de ellas). Pero, en ese caso, prepárese a pagar varios miles de euros por persona.

Después de un trabajo tan agotador como el de grabar el ciclo de las nueve sinfonías de Beethoven, quizá la cima para un director de orquesta –sobre todo si se dispone de una formación de tanta categoría–, las contradanzas deben ser un juego. Una fiesta que se dan a sí mismos los músicos y el director, en presencia de 2.044 afortunados que podrán escucharlo y verlo en la sala, más otros cien millones largos que podrán seguir el concierto en la radio y la TV. Al final, si se suman también las versiones en CD, LP, DVD y Blu-Ray, más las grabaciones que colgarán en internet, se calcula que el público potencial no está lejano a los mil millones de personas. Por eso se habla del mayor espectáculo del mundo. YBeethoven estará este año en el centro del mismo.

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Trayectoria

Nelsons fue alumno de Mariss Jansons, que murió hace justo un mes, y que dirigió en tres ocasiones este concierto (2006, 2012 y 2016). Aunque se inició en la música como trompetista, pronto se decantó hacia la dirección. Antes de cumplir 30 años era responsable de la Ópera de Letonia y luego fue titular de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham, la formación que Simon Rattle convirtió en un vehículo perfecto para hacer música. Después fue nombrado titular de la Sinfónica de Boston y en 2017, de la Gewandhaus de Leipzig. Hace menos de cuatro años firmó un contrato con Deutsche Grammophon que incluye una serie de proyectos de enorme ambición: se trata de grabar las sinfonías completas de Shostakovich (lo hizo con la Sinfónica de Boston), Bruckner (con Leipzig) y el citado ciclo de Beethoven. No hay nadie en la moderna discografía que en tan breve período de tiempo haya abordado un reto semejante.

El murciano José Carlos Martínez es el autor de las coreografías de las dos piezas en que interviene el ballet

De muy distinta naturaleza es el que tiene Nelsons ante sí para el día 1. El programa elegido incluye piezas de Ziehrer, Lumbye, Hellmesberger y Von Suppé –se están convirtiendo en invitados imprescindibles–, que se suman a la fiesta de la saga Strauss. La obertura 'Caballería ligera', el vals 'Dynamiden' y la polka 'Tritsch-Tratsch' son las obras más conocidas de cuantas figuran en el programa 'oficial'. Un programa en el que no están dos obras que nunca faltan en Viena un día así. Son las dos 'propinas' que la orquesta ofrece tras la felicitación del año a cargo del director:el vals 'El bello Danubio azul' y la 'Marcha Radetzky'. Esta última es, por cierto, la única pieza del fundador de la saga Strauss que se escuchará en esa mañana de buenos propósitos y ligera resaca.

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No será Nelsons, con su estilo extrovertido y muy gestual de dirección, el único protagonista de la función. En dos de las piezas intervendrá el Ballet Estatal de Viena, y la coreografía estará por vez primera a cargo de un español, el murciano José Carlos Martínez, que hasta el pasado septiembre y durante ocho años ha sido el director de la Compañía Nacional de Danza.

Las dos actuaciones tendrán lugar en la segunda parte del programa. Durante la interpretación de 'Abrazaos, millones' de Johan Strauss Hijo, media docena de integrantes del Ballet Estatal de Viena bailarán en las salas del Palacio de Invierno del príncipe Eugenio de Saboya, un edificio de comienzos del siglo XVIIIdiseñado por el gran Joseph B. Fischer Von Erlach, uno de los arquitectos imprescindibles para comprender la grandiosidad de la capital austriaca.

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El programa

  • Primera parte Carl Michael Ziehrer:Obertura de 'Los Vagabundos'.Josef Strauss: Vals 'Saludos de amor' y 'Marcha Liechtenstein'.Johann Strauss Hijo:Polka 'Festival de flores' y Vals 'Donde florecen los limoneros'.Eduard Strauss:Polka 'Sin retraso'

  • Segunda parte Von Suppe:Obertura 'Caballería ligera'Josef Strauss:Polka francesa 'Cupido'.Johann Strauss Hijo:Vals 'Abrazaos, millones'.Eduard Strauss:Polka mazurka 'Flor helada'.Josef Hellmesberger Hijo: Gavota.Hans Christian Lumbye: Galop 'Postillón'.Ludwig van Beethoven:'Doce contradanzas' WoO14 (extractos).Johann Strauss Hijo:Vals 'Disfruta la vida' y Polka rápida 'Tritsch-Tratsch'.Josef Strauss:Vals 'Dynamiden'.

  • Fuera de programa Johann Strauss Hijo:Vals 'El bello Danubio azul'.Johann Strauss Padre:'Marcha Radetzky'

  • 1 de enero. 11.15 horas. Retransmiten La 1; RNE y Radio Clásica.

  • La grabación Lo editará Sony Classical en formato CD (a la venta a partir del 10 de enero), DVD y Blu-Ray (31 de enero) y LP (7 de febrero).

La segunda pieza bailada será precisamente la de las 'Contradanzas' de Beethoven. Cuatro miembros del Ballet se moverán en una calle empedrada del distrito de Heiligenstadt –que en vida de Beethoven era un municipio independiente de la capital–, frente a la casa en la que el compositor, desesperado por su creciente sordera, escribió su célebre 'Testamento', que nunca llegó a enviar a sus hermanos. La diseñadora británica Emma Ryott es la autora de los figurines para los bailarines en esas dos intervenciones. Es la segunda vez que asume esta tarea en el Concierto de Año Nuevo.

En el descanso del mismo, la televisión pública austriaca emitirá el habitual documental, que forma parte de la campaña de promoción cultural y turística del país, pues eso es por encima de todo este concierto. El de este año tendrá también a Beethoven como eje. Distintos músicos, organizados en pequeños grupos, interpretarán fragmentos de sus obras en lugares de Viena y de la Baja Austria vinculados a la biografía del compositor. Habrá también algunos otros guiños relacionados igualmente con efemérides notables. Porque el festival de Salzburgo nació el 22 de agosto de 1920, de manera que este verano cumplirá un siglo. Yla propia sala donde tiene lugar el Concierto de Año Nuevo, diseñada por el danés Teophil Hansen, abrió sus puertas el 6 de enero de 1870; es decir, hace justo 150 años.

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En el inicio de un año con grandes conmemoraciones en Viena y Austria en general, Nelsons tiene la oportunidad de hacer que esta música ligera, melodiosa y elegante en su banalidad suene mejor que nunca. El año pasado, Thielemann estuvo algo rígido ante estas partituras;a Dudamel en 2018 le pudo la formalidad durante más de medio concierto; y a Welser-Möst es mejor olvidarlo. Solo los más grandes (Muti, Mehta, Barenboim...) han sido capaces de darle el brillo preciso y el punto justo de alegría y optimismo que la función requiere, olvidando que hay obras mejores que las que están ese día en los atriles. Pero que no serían las adecuadas para la ocasión. Se trata de hacer feliz al público que, en la sala o en la televisión o la radio, sigue el concierto. Si luego llegan tiempos peores, que no sea por la música.

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