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Se acercan las semanas más frías del año, que a menudo obligan a usar aparatos climatizadores. Con independencia de su impacto en el medio ambiente, el uso de estos dispositivos supone un gasto adicional que en ocasiones supera los sesenta euros al mes, de ... modo que la factura puede incrementarse en más de doscientos euros durante los meses de otoño e invierno. Para reducir estos subidones y disfrutar de la calefacción sin temblar al pensar en el recibo existen varios trucos fáciles de aplicar que minimizarán el consumo.
Lo primero que hay que tener en cuenta es el nivel de eficiencia energética del aparato. Los modelos antiguos consumen mucho más, así que si el aparato tiene muchos años no sería descabellado plantearse renovarlo por algún climatizador nuevo de energía Inverter, que sirve para regular el voltaje, la corriente y la frecuencia de los aparatos. Incluyen circuitos de conversión energética que provocan un gran ahorro en la factura eléctrica. En cualquier caso, habría que descartar los aparatos de velocidad fija, capaces de enfriar o calentar más rápido pero cuyo consumo es mucho mayor, aproximadamente el doble que el de los climatizadores con energía Inverter. Entre los nuevos aparatos, los dispositivos de clase A son los más eficientes.
La mayoría de climatizadores relativamente nuevos ya disponen de energía Inverter, que se detiene antes de alcanzar la temperatura buscada para que la inercia térmica lo alcance de forma automática y que se activa cuando prevé que se recuperará el umbral de calor o frío que tratamos de evitar. Incluso con estos aparatos más modernos es posible ahorrar mediante algunos hábitos como regular la temperatura entre 24 y 26 grados. Los expertos recomiendan mantener los aparatos en 25 grados pese al hábito general de rebasar esta temperatura en invierno y reducirla por debajo de 20 grados en verano.
No pasarse con los grados elegidos permitirá ahorrar varios euros en el próximo recibo y además evita dolores de cabeza, sequedad en las mucosas y otras molestias derivadas de la calefacción y el aire. Por cada grado que aumente la temperatura de casa con respecto a la ambiental, el gasto energético se incrementa alrededor de un ocho por ciento. Tampoco resulta saludable establecer una diferencia de más de doce grados entre la temperatura exterior y la del termostato del aparato, ni en verano ni en invierno.
Los dispositivos modernos detectan el calor de aparatos como la televisión o las lámparas, así que conviene mantenerlos alejados para que se regulen según la temperatura general de la habitación, sin disminuir su rendimiento. También resulta recomendable ubicarlos en lugares de sombra para que consuman menos electricidad. Las habitaciones deben permanecer cerradas con el fin de evitar pérdidas energéticas y el aparato debe desconectarse cuando no haya nadie en casa. Es igualmente importante ventilar la vivienda a primera hora del día y última hora de la noche para aprovechar las temperaturas más frescas. La ventilación también ayudará a renovar el aire, una práctica básica para reducir las posibilidades de transmisión del coronavirus. Otra recomendación es aprovechar el conocido efecto invernadero que se produce cuando los rayos del sol impactan sobre ventanas y paredes, provocando que aumente la temperatura, así que conviene retirar toldos o cortinas.
Si el problema es la humedad, resulta conveniente aumentar la temperatura y el modo 'dry', que hará que el dispositivo actúe como condensador de agua y reduzca la sensación de humedad. Esta opción está disponible ya en muchos de los aparatos modernos de aire acondicionado, que han ampliado la tradicional oferta de frío y calor a alternativas como 'dry' (deshumidificador) o 'auto' (automático). El mantenimiento de los dispositivos también es clave para que funcionen con normalidad y eficiencia. Los filtros, en la parte superior de las bombas, pueden sacarse fácilmente para quitarles el polvo y la grasa con un trapo húmedo. Un filtro sucio empeora la rentabilidad del aparato y provoca una subida media de cerca de un veinte por ciento en los recibos.
¿Es recomendable encender la calefacción para dormir? La respuesta definitiva es no. Ni para el bolsillo, ni para la salud. Estos aparatos resecan demasiado el ambiente y pueden provocar contracturas y entumecimiento muscular o problemas de nariz y garganta, entre otros inconvenientes. Lo ideal es calentar la habitación antes de dormir, a poder ser después de haberla ventilado, y programar el climatizador para que dé calor únicamente media hora o una hora después de meterse en la cama.
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