R. CABELLO
Jueves, 29 de abril 2021, 17:00
Verena García, una chica de 16 años de Murcia, fue diagnosticada de Covid-19 el día 27 de octubre de 2020 y desde ese día no ha dejado «de toser». Una tos espasmódica cada dos o tres segundos durante las 24 horas del ... día. Además, ha afirmado que tiene «muchas más secuelas como mareos o inflamación articular», ha lamentado. «No hay un diagnóstico claro», ha afirmado.
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Esa convulsión continua ya le ha provocado pérdida de oído y de vista, además de dolores de cabeza y una creciente ansiedad, alimentada durante los siete meses que lleva por la falta de expectativas, ya que no ha sido sometida a pruebas diagnósticas y, por lo tanto, tampoco a un tratamiento efectivo. «Todos los médicos nos mandan a casa sin proponer pruebas ni exploraciones», declara esta familia de San Javier a La Verdad.
Un ejemplo de Covid persistente. «Mi vida ha cambiado completamente. No puedo ir al cine, salir con mis amigas, ir a comer... Tengo que pasarme el día en casa. No puedo ir a clase, solamente me conecto online», detalla la joven. Y lamenta ante las cámaras: «No puedo hacer todo lo que me gustaría».
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