Secciones
Servicios
Destacamos
Para Daniel Ocaña no resulta nada nuevo que surja una corriente negacionista del coronavirus y resistente a una posible vacuna: «Ocurre con cada alarma sanitaria». Este médico, miembro del Comité Asesor de Vacunas de Andalucía y de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria, ... recomienda «acudir a profesionales, no a redes sociales», y alerta de la importancia de prevenir la gripe y la neumonía, enfermedades que suelen complicar los cuadros de Covid-19 y para las que ya existen vacunas.
–Hasta el cuarenta por ciento de los pacientes que ingresan por neumonía acaban muriendo. ¿Hemos infravalorado su riesgo?
–Creo que la población en general infravalora el riesgo de las enfermedades infecciosas, tal vez porque afectan sobre todo a personas mayores. La neumonía es la décima causa de fallecimiento, por encima de muchos tumores, accidentes de tráfico y otras patologías. Es como si la hubiéramos banalizado. Si existiera una vacuna para enfermedades oncológicas, sería impensable que no la usáramos. Y para la neumonía hay vacuna.
–Es la primera causa de muerte entre niños. ¿Por qué?
–Sobre todo por las cifras de países en vía de desarrollo.
–Pero en España también es la principal causa de muerte en niños. ¿Por qué tiene una tasa de mortalidad tan alta entre menores?
–La inmunidad es una función más de nuestro cuerpo. No es un órgano, pero es un sistema. Igual que con la edad sufre un deterioro llamado inmunosenescencia, que es el envejecimiento del sistema inmune, algo que nos hace más vulnerables a los agentes infecciosos, en los niños hay una inmadurez de ese sistema, que no está del todo desarrollado. Suelo poner el ejemplo de una sabana: los agentes infecciosos, que serían los depredadores, se ceban con los cachorros y con los animales de mayor edad. Es lo que ocurre en cualquier ecosistema.
–¿Entonces por qué el coronavirus, a diferencia de la neumonía, apenas afecta a los niños?
–A los virus y las bacterias no les conviene eliminar al huésped. Necesitan convivir con nosotros para sobrevivir. Pero el coronavirus utiliza un receptor para entrar en las células: accede a través de una enzima que tiene mucho que ver con el sistema cardiovascular. Por eso afecta tanto a personas con patologías cardiovasculares: hipertensión, diabetes, antecedentes de accidentes cardiovasculares... La mortalidad no se debe tanto a la infección como a las patologías previas que pueden complicar la enfermedad. Y los niños no presentan riesgo cardiovascular. A la gripe y la neumonía también les ocurre, y sus conscuencias se prolongan durante bastante tiempo. El riesgo de mortalidad por neumonía se mantiene incluso diez años después. Quien ha sufrido una neumonía tiene más posibilidades de tener un accidente cardiovascular.
–¿Qué relación tienen el coronavirus y la neumonía? Muchos de los pacientes ingresados por Covid-19 presentan neumonías bilaterales.
–La vía de entrada de los agentes infecciosos que provocan estas enfermedades es el sistema respiratorio. Lo colonizan. Por eso el órgano más afectado es el tejido pulmonar y se produce lo que antes se llamaba pulmonía, ahora neumonía.
–¿La vacuna contra el neumococo puede minimizar el impacto del coronavirus?
–Se sabe, con los datos de la primera ola, que hasta el sesenta por ciento de pacientes con coronavirus tenían neumococo en su vía aérea. Es decir, había una doble infección: coronavirus y neumonía. Van de la mano, como también ocurre con la gripe. Y se ceban con enfermos graves. Cuando coexisten gripe y Covid o neumonía y Covid, aumenta la posibilidad de agravamiento o muerte.
–¿Entonces por qué no se ha promocionado una campaña de vacunación contra el neumococo como se ha hecho con la vacuna contra la gripe?
–En Andalucía intentamos calendarizar. El sistema sanitario tiene límites. El año pasado se vacunaron 1,2 millones de personas contra la gripe y otro medio millón contra neumococo. Pero en atención primaria tenemos que seguir atendiendo las funciones propias del servicio. Hay que hacerlo de forma sectorizada para evitar aglomeraciones y contagios. La gripe tiene un período estacional: desde diciembre o enero hasta marzo o abril. La neumonía, no tanto. De la gripe, al no crear una memoria inmunogénica permanente, hay que vacunarse cada año porque el virus muta, aunque el germen sea el mismo. De neumonía sólo hay que vacunar una vez en la vida, de modo que el medio millón de personas que se pusieron la vacuna contra neumococo el año pasado ya no tienen que ponérsela. La campaña de la vacunación de la neumonía empieza ahora. Pero sería imposible vacunar a toda la población. Por eso se prioriza a grupos de riesgo y mayores de 65 años.
–¿Quién debe vacunarse de neumococo?
–Los dos grupos extremos de edad: los menores, por eso hay un calendario de vacunación infantil, y los mayores de 65 años. También personas de riesgo, que son coincidentes con los grupos de riesgo del coronavirus, como inmunodeprimidos o quienes tengan enfermedades crónicas como diabetes, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma, patologías cardiovasculares, arritmia... Andalucía incluyó esta vacuna el año pasado en su calendario, algo que no tiene la mitad de España.
–¿Les preocupa el aumento del escepticismo, incluso del desprecio, hacia las vacunas?
–Cada vez que se produce una alarma sanitaria, siempre surge una corriente negacionista. Pero el principal problema de acceso a la vacunación es la falta de conciencia de salud y cuidados. También hay una mayor sensibilización. El coronavirus ha recordado lo que supone una enfermedad infecciosa. El problema es la desinformación, que deja la puerta abierta a leyendas, mitos y conjeturas.
–¿La falta de recursos puede entonces ser un factor de riesgo?
–Lo es para todos los problemas de salud. Por eso intentamos empoderar a las personas, concienciar sobre la importancia de los autocuidados, recordar que estas vacunas son gratuitas... Pero no todo el mundo tiene acceso a la información. Por eso es importante la labor de los medios.
–¿Qué le parece la guerra de farmacéuticas que ha desencadenado el coronavirus, con varias empresas anunciando cada día un porcentaje más alto de eficacia?
–Es una guerra de cifras. Por la necesidad que habrá de dosis, creo que tendrán cabida todas las vacunas que lleguen a aprobarse.
–¿Convivirán varias vacunas diferentes de Covid-19?
–Sí, sí. La producción es muy compleja por la cantidad de dosis demandadas. Pero ocurre ya con la gripe. Andalucía, por ejemplo, no compra sólo una vacuna contra la gripe, sino tres o cuatro. Porque si hay algún problema de producción, puede haber falta de dosis. Y cada vacuna cubrirá diferentes grupos de población; por sus características, habrá vacunas con mayor efectividad entre los mayores de 65 años, otras entre pacientes inmunodeprimidos...
–¿Qué le diría a alguien que desprecia las vacunas?
–A las vacunas les exigimos lo que no exigimos a cualquier otro medicamento. Tomamos antiinflamatorios o antibióticos con facilidad y pueden tener más efectos adversos y daño orgánico que cualquier vacuna. La vacuna, después de la potabilización del agua, es la medida sanitaria que más vidas ha salvado. Es un medicamento entre comillas; suelo decirles a mis pacientes que las vacunas funcionan como un retrato robot, la fotografía del delincuente más buscado. El organismo sabrá identificar al germen cuando éste acceda al cuerpo. Dotamos a nuestro organismo de un sistema defensivo para luchar contra lo que nos hace daño. No sé por qué existe tanta desinformación sobre las vacunas. No ocurre con ningún otro medicamento. Recomiendo que consulten a profesionales, que no se confíe en mensajes exteriores sin filtrar ni se acuda a redes sociales para informarse de las vacunas.
–¿Cómo está la atención primaria?
–Estamos desbordados. Tuvimos un parón durante el confinamiento para evitar contagios, pero cualquier sistema paralizado durante dos meses y medio genera demora... Y luego hemos tenido que atender a pacientes con coronavirus y a personas sospechosas de haberse contagiado, sin descuidar a los enfermos crónicos. Y muchos profesionales han estado en cuarentena... No damos abasto. Es imposible hacer lo que hacíamos antes y además todo el trabajo derivado de la pandemia con los mismos recursos.
Noticia Relacionada
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.