Secciones
Servicios
Destacamos
ALAZNE ALDAYITURRIAGA
Jueves, 23 de julio 2020, 19:31
Un 'sencillo' test capaz de detectar en unos 40 minutos si una persona está infectada de coronavirus, tenga o no síntomas, y que abre la puerta a realizar pruebas masivas de forma temprana sin necesidad de un equipo especializado. Estas son las principales características del ... examen diagnóstico que está desarrollando la empresa guipuzcoana SOMAprobes, con el respaldo económico recibido de Europa, con 1,4 millones de euros para el proyecto piloto en marcha pero que puede completarse a futuro con hasta 2 millones. La prueba que están desarrollando «es mucho más sencilla» que las PCR y serológicas a las que se está sometiendo la ciudadanía que tiene probabilidad de estar infectada, aunque no las sustituye. El 'corona-test' funciona con un «biomarcador propio que detecta la actividad nucleasa», esto es, se identifica el coronavirus «siempre que está activo, tanto si el paciente tiene síntomas como si no». Por tanto, resulta «más fácil diagnosticar a la población infectada de manera temprana», explica Frank Hernández, cofundador y director de SOMAprobes en una entrevista a Diario Vasco.
Solo se necesita una pequeña muestra de saliva para comenzar el examen. A esta, se le añade una reacción propia desarrollada por esta startup guipuzcoana, y se deja incubar durante media hora. «Una vez pasado el tiempo, se pasa la muestra a una tira reactiva y en diez minutos ofrece el resultado», señala Hernández. Es muy similar a una prueba de embarazo, no solo por su diseño, sino también por su rapidez, compara. Los pacientes que den negativo en el test no tendrán el virus en etapa activa, en cambio, quien resulte positivo «deberá ser confirmado mediante el método estándar, la PCR». Esto quiere decir que el 'corona-test' se convertirá en un complemento de las actuales pruebas y reducirá en grandes cantidades el número de PCR a realizar. Solo será necesario someter a la prueba a la «población que tiene mayores posibilidades de padecer el virus», algo que «se valora mucho» en situaciones de emergencia como las vividas recientemente, explica Hernández.
Según explica el responsable del proyecto, «la actividad nucleasa del coronavirus solo es perceptible cuando este se encuentra activo», por lo que, a diferencia de la PCR, el test resultará «negativo una vez el virus se haya desactivado por mucho que siga en el organismo del paciente». Esto, indica, facilita el método para conocer el estado real del enfermo, ya que la prueba estándar seguirá mostrando un resultado positivo. Todo ello, asegura, permitiría reducir el presupuesto y ayudaría en la fluidez de la rotación de pacientes.
Para realizar y conocer el resultado de esta prueba no se requiere ningún equipo especializado ni material hospitalario, «con una inspección visual es suficiente para saber si estás infectado o no», ya que «la actividad nucleasa se comerá el marcador de la tira». Es decir, una vez pasados los diez minutos, la tira reactiva mostrará dos rayas si el resultado es negativo, y solamente una si es positivo. Por ello, Hernández y su equipo apuntan también hacia el «autotesting», de manera que cualquiera pueda someterse al examen esté donde esté, para poder «hacerte el test cuando has estado en contacto con alguien que es positivo».
No obstante, la facilidad de uso que presenta no es el único atractivo de este proyecto. El test además sirve para otros virus. Solo requiere modificar su secuencia para poder diagnosticar otras enfermedades, lo que hace que la 'startup', confía su director, tenga «una capacidad de crecimiento enorme también cuando la pandemia acabe».
El equipo comenzó su primera fase de ensayo clínico cuando estalló la pandemia. Iniciaron un ensayo clínico en el Hospital de Cruces con dos fases, una inicial con 200 pacientes, y otra con 5.000, con el objetivo de que en un año el dispositivo esté en el mercado. «Hemos estado un mes encerrados en Derio», indica el responsable, que asegura que pueden «identificar el 75% de la población que no está infectada». Creen que este dato es el que más ha interesado al Consejo Europeo para decantarse por su proyecto para financiarlo, pues al tener un «valor proyectivo negativo tan alto», pueden cribar a la ciudadanía en dos grupos: infectados y no infectados. Llegar hasta aquí no ha sido un camino fácil. No es la primera vez que la 'startup' se presenta al proyecto del Consejo Europeo, pero ha sido a la tercera cuando han logrado convencerlos. Hernández admite que no llegar a los objetivos se hace difícil, más en el campo de la ciencia, donde «muchas veces los resultados no son los esperados». Por eso, se muestra «muy feliz por haber tenido la oportunidad de fallar y mejorar hasta el punto de que te valoren de una manera tan clara. Estos son los momentos por los que trabajamos durante años».
El equipo sigue trabajando en su laboratorio de la bioincubadora de BIC Gipuzkoa para avanzar lo más posible en el 'corona-test', porque creen que puede ayudar a evitar saturaciones hospitalarias en caso de nuevas oleadas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.