¿Todo es SIBO? El 'trastorno de la barriga hinchada' que inunda las redes

Mientras que cientos de personas culpan a esta alteración digestiva de todos sus males, principalmente de la hinchazón abdominal, los especialistas alertan de un sobrediagnóstico basado en test hechos en casa

Raquel Merino

Málaga

Domingo, 24 de septiembre 2023, 00:17

Al teclear SIBO en TikTok, X o Instagram, rápidamente aparecen cientos de referencias relacionadas con este trastorno digestivo. En su mayor parte, provienen de personas que dicen padecerlo y que, incluso, ofrecen consejos sobre cómo tratarlo. Conceptos como «te levantas con la tripa plana, pero ... conforme pasan las horas se va hinchando» o «no logras adelgazar aunque comas poco» son el aliciente perfecto para sumergirse en una búsqueda cuya conclusión será la misma: «seguro que padezco SIBO». Es un poco como ese anuncio sobre un medicamento contra los gases en el que la protagonista decía: «Este vestido viene con una barriga que no es la mía», y sea como sea hay que encontrar un motivo para ello.

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¿Realmente todo es SIBO o se trata de una creencia alentada por las redes sociales?

«Hay un sobrediagnóstico. Son muchas las personas, principalmente mujeres jóvenes, que vienen a consulta con las pruebas hechas desde casa porque tienen hinchazón abdominal y aseguran tener SIBO», señala Leticia Mongil Poce, doctora especialista en aparato digestivo del Hospital Regional de Málaga.

Pero, ¿qué es el SIBO? Es un trastorno caracterizado por un excesivo crecimiento bacteriano en el intestino delgado. Su nombre se corresponden con sus siglas en inglés: 'small intestine bacterial overgrowth'. Mientras que en lugares como el colon existe una alta concentración bacteriana, en el intestino delgado es menor debido a la mayor velocidad del tránsito, a los ácidos biliares y a la barrera gástrica. Cuando se alteran ciertos mecanismos y se produce una reducción de los ácidos gástricos o la ralentización de la motilidad (la capacidad del intestino para hacer los movimientos del tránsito intestinal), puede desembocar en el sobrecrecimiento bacteriano.

«Hay un sobrediagnóstico. Son muchas las personas, principalmente mujeres jóvenes, que vienen a consulta con las pruebas hechas desde casa porque tienen hinchazón abdominal y aseguran tener SIBO»

También hay ciertas patologías que pueden propiciar la aparición de SIBO tales como la enfermedad de Crohn, la gastritis atrófica, pancreatitis crónica o la colitis ulcerosa, así como intervenciones quirúrgicas en el aparato digestivo. Pero es que también ciertos fármacos, principalmente los antibióticos, pueden afectar a la flora intestinal y desembocar en SIBO, por no hablar del estrés, el sedentarimo o los malos hábitos alimenticios. El SIBO por sí solo no es frecuente, suele haber una causa detrás.

En cuanto a los síntomas, los más habituales van desde la distensión y dolor abdominal, gases o flatulencias, hasta problemas de absorción de ciertos nutrientes, diarrea o, por el contrario, estreñimiento, náuseas, incluso pérdida de peso. Pero estos síntomas también están presentes en otros trastornos digestivos. El abanico es tan amplio que solo un profesional puede determinar si se trata de SIBO o no.

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Como apunta la doctora Leticia Mongil, ante un posible caso lo primero que se revisa en consulta es el historial clínico del paciente para comprobar si existen patologías previas u operaciones digestivas; si la persona toma ciertos fármacos y cuáles; si recientemente ha sido tratada con antibióticos... Después, lo habitual es solicitar una analítica para descartar otras posibles alteraciones o enfermedades y, con todo eso, se valoran los síntomas, cómo alteran la calidad de vida del paciente y, como comenta Mongil, se puede optar por mandar una primera tanda de antibióticos para ver si se produce una mejoría.

A día de hoy el único tratamiento válido contra el SIBO son los antibióticos y no siempre se garantiza el éxito, ya que hay pacientes que recaen. Asimismo, como puntualiza la especialista del Hospital Regional, resulta contraproducente recetar antibióticos si no existen indicios suficientes de que se está ante un caso de SIBO porque pueden afectar a la microbiótica intestinal más que beneficiarla y se puede generar resistencia.

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Test de aliento

«Hay muchos pacientes que se autodiagnostican, se hacen pruebas en casa cuando estas deben estar validadas por un especialista», manifiesta desde su experiencia diaria la doctora Leticia Mongil.

Al igual que el SIBO solo se puede tratar con antibióticos, solo hay un tipo de prueba, llamada test de aliento, que puede arrojar cierta luz sobre este trastorno, pero «no se trata de una prueba diagnóstica, ni es 100% fiable», como aclara la especialista, de hecho puede arrojar «falsos positivos». La aspiración de contenido intestinal mediante endoscopia está prácticamente en desuso para determinar este tipo de trastorno porque se trata de una prueba demasiado invasiva.

Lo que detectan los test de aliento de SIBO es la presencia de metano y de hidrógeno en el aire exhalado por el paciente. Las bacterias que están en sobrecrecimiento generan estos gases al metabolizar los carbohidratos ingeridos con la dieta y en la solución que se emplea en la prueba de SIBO, que suele ser lactulosa. «Pero hay muchas razones por las que se pueden alterar», comenta la doctora.

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«Son muchas las personas que llegan con el test de aliento hecho de casa, pero no sabemos en qué condiciones se ha realizado o si se han seguido las instrucciones», explica Leticia Mongil. Por ejemplo, no se puede tomar antibiótico al menos cuatro semanas antes y se deben evitar los azúcares dos días antes de la prueba.

«Son muchas las personas que llegan con el test de aliento hecho de casa, pero no sabemos en qué condiciones se ha realizado o si se han seguido las instrucciones»

Los pacientes que se someten a este test en los hospitales tienen que acudir en ayunas. Primero se les toma una prueba basal, después se les da lactulosa (un tipo de azúcar sintético) y cada media hora deben soplar para que la máquina mida los valores de metano e hidrógeno. Los resultados, junto con la valoración de la sintomatología y circunstancias de cada paciente, ayudan al especialista en su diagnóstico.

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«No siempre la hinchazon es algo patológico, hay mucho factores que influyen, como el estrés, el hecho de cada vez se come peor». Una pizza puede inflamar el estómago porque el trigo tiene azúcar que fermenta y genera gases, «pero si no hay factores que predisponen al SIBO no hay porqué tenerlo», concluye la doctora Leticia Mongil, que incide en que «faltan pruebas más validadas y más revisiones con ensayos clínicos detallados» para conocer en profundidad las causas del SIBO y así mejorar tanto su diagnóstico como su tratamiento.

La dieta baja en FODMAP

Otra de las recomendaciones para acabar con el SIBO que circula por redes es la dieta baja en FODMAP, sin embargo Mongil considera que, aunque puede ayudar, lo único que realmente combate este sobrecrecimiento bacteriano son los antibióticos.

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Los FODMAP son un grupo de carbohidratos de cadena corta que se encuentran en ciertos alimentos. El término FODMAP puede traducirse como oligosacáridos (fructanos, presentes en vegetales y hortalizas como alcachofas, espárragos, cebollas, ajos, coles de Bruselas, etc., o en frutas, como melocotón, sandía o chirimoya, y galactanos, presentes en ciertas legumbres, como alubias, garbanzos), disacáridos (lactosa), monosacáridos (fructosa, presente de manera natural en frutas, verduras, miel y como aditivo en alimentos etiquetados como «light», bebidas y néctares) y polioles fermentables (sorbitol, manitol, maltitol, xilitol, isomaltosa. Se encuentran en muchos alimentos procesados, incluyendo caramelos, chicles, helados, pasteles y chocolate).

Según apuntan los expertos, estos compuestos pueden ser difíciles de digerir y fermentar en el intestino, lo que causa síntomas gastrointestinales en algunas personas. Pero Mongil señala que se trata de una dieta «muy restrictiva» en la que se eliminan nutrientes necesarios para el organismo y, de optar por ella, debe mantenerse como máximo durante cuatro o seis semanas, e ir posteriormente incorporando los alimentos retirados de manera progresiva. Por su puesto, todo ello bajo la supervisión de un especialista en nutrición.

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