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La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha asegurado que la vacuna contra la viruela tradicional ha demostrado una eficacia del 85% frente a la viruela del mono, enfermedad que no cuenta con una vacuna ni con un tratamiento especifico. Por ello, ante la expansión ... de la viruela símica desde que a principios de mayo Reino Unido anunciara los primeros casos (en España ya son 30 los confirmados), el Ministerio de Sanidad se plantea la compra de miles de vacunas contra la viruela tradicional.
No obstante, en España hay un grupo de población que ya estaría inmunizado contra la viruela porque, en su momento, recibió la inyección. Pero, ¿cómo saber si ya se está vacunado contra la viruela? Y, en caso de estarlo, ¿aún sería eficaz?
En 2020 se cumplió el 40 aniversario de la erradicación de la viruela, una enfermedad que acabó con la vida de unos 300 millones de personas en todo el mundo durante miles de años. Solo en Europa, más de 60 millones de personas fallecieron en el siglo XVIII. En 1798, el médico inglés Edward Jenner logró la vacuna para la viruela, que empezó a aplicarse de forma masiva. Pero no fue hasta 1979 cuando la OMS dio la enfermedad por erradicada, dos años después del último brote endémico de viruela declarado y controlado en Somalia.
La vacuna contra la viruela dejó de administrarse en 1980, año en el que también se suspendió su producción. Por lo tanto, en España estarían vacunadas contra la viruela tradicional las personas nacidas después de 1921 (momento en el que la inoculación comenzó a ser obligatoria en España) y hasta 1980. Sin embargo, desde la Asociación Española de Vacunalogía, advierten de que esta vacuna, que se ponía a los menores de dos años, empezó a administrarse de forma irregular en la década de los 70 hasta su supresión en el año 1980.
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Raquel Merino afp
Por lo que el mejor modo para asegurarse de que se recibió la dosis es consultando la cartilla de vacunación, ya sea en formato físico o digital, donde figuran todas las vacunas que se han recibido desde el nacimiento. También deben estar recogidas en la historia clínica de cada persona que se puede solicitar en el centro de salud donde se inició dicha historia clínica.
En el caso de Andalucía, solo se puede consultar online e imprimir las vacunas que se hayan registrado a partir del año 2010, así como la de los menores (hasta 16 años) que sean beneficiarios suyos.
Además de la cartilla de vacunación o de la historia clínica, una forma más sencilla, aunque quizás menos ortodoxa de saber si se recibió la vacuna de la viruela, es observar si se tiene la particular cicatriz que dejaba (como una moneda) al administrarse con una aguja bifurcada que requería dos pinchazos, normalmente en la parte superior del brazo. Aunque los expertos explican que la vacuna de la tuberculosis deja una marca similar aunque más pequeña.
No obstante, y aunque se esté vacunado de la viruela, no se garantiza una inmunización frente a esta enfermedad y, por ello tampoco frente a la viruela del mono, ya que la protección que esta profilaxis dura de tres a cinco años frente a la infección, y de diez años o más contra la enfermedad grave y la muerte, según un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
La vacuna que el Ministerio de Sanidad pretende comprar ante la expansión de la viruela del mono es la fabricada por el laboratorio danés Bavarian Nordik. Se llama Imvanex y fue aprobada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) en 2013 solo para la viruela tradicional, aunque la FDA (el regulador de Estados Unidos) también le dio luz verde para la viruela del mono. Se administra en dos dosis de 0,5 mililitros, con un intervalo de 28 días.
En principio, este compuesto se administraría en España por la estrategia de anillos, que consiste en inyectar las dosis a los contactos de los pacientes confirmados y a su vez, a las personas que hayan tenido relación estrecha con estos contactos.
Para evitar el contagio, los expertos recomiendan la vacunación previa, pero vacunarse dentro de los tres días siguientes a la exposición puede prevenir la enfermedad o, por lo menos, hacer que sea menos grave. Hacerlo dentro de la semana que sigue a la exposición todavía puede ayudar a que la enfermedad sea menos grave.
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