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Tanto desde el Ministerio de Sanidad como desde la Agencia Europeo del Medicamento se llama a la tranquilidad. Solo se han detectado por el momento 11 casos de trombosis de senos venosos cerebrales en los más de 17 millones de personas vacunadas con la fórmula de AstraZeneca. Aún así, ha provocado entre los ciudadanos una cierta alarma social y cada vez son más los países europeos que han decidido suspender de manera temporal la administración de estas dosis. Entre ellas España, donde Sanidad ha elevado ya a tres los casos de trombos sospechosos en personas que han recibido la vacuna de AstraZeneca. Además de la profesora fallecida en Marbella por «ictus isquémico con transformación hemorrágica», el martes por la tarde fue notificado un caso de trombosis venosa abdominal, que no ha sido mortal, en otra persona joven que fue inoculada con la fórmula británica recientemente. Estos dos casos se suman al primer episodio sospechoso registrado en el Sistema Español de Farmacovigilancia el 15 de marzo y que dio lugar a la suspensión preventiva de la vacunación con AstraZeneca en España.
Ante las dudas sobre la trombosis de senos venosos cerebrales, la Sociedad Española de Neurología junto con la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia y la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia han elaborado un documento en el que se da respuesta a la preguntas más frecuentes sobre esta patología.
La trombosis venosa cerebral es un cuadro producido por la obstrucción de las venas que reciben el flujo sanguíneo del cerebro y lo canalizan de vuelta hacia el corazón. Este cuadro provoca que la sangre tenga dificultad para salir del cerebro, provocando un aumento de la presión intracraneal y, en casos más graves, impidiendo que la sangre oxigenada llegue al cerebro, lo que puede provocar infartos cerebrales.
En algunos casos, la trombosis venosa cerebral puede producir infartos y hemorragias cerebrales, es decir, ictus. Sin embargo, a diferencia de los ictus habituales, la trombosis venosa se origina en una vena y no en una arteria. Los ictus venosos son mucho menos frecuentes que los arteriales, pero el diagnóstico precoz es importante en ambos casos, pues las opciones terapéuticas son diferentes.
Puede darse cuando existe un daño en la pared de la vena o seno venoso, cuando existe una lentitud del flujo sanguíneo o cuando hay un problema hematológico que produce que la sangre se coagule con mayor facilidad. Existen diversas enfermedades o situaciones que aumentan el riesgo de tener una trombosis de senos venosos, siendo el escenario más habitual una combinación de estas.
Algunas enfermedades hematológicas se asocian con un incremento del riesgo de trombosis venosas, arteriales o ambas. Las trombosis venosas intracraneales también pueden aparecer en situaciones con una inflamación sistémica intensa o un estado que facilite la coagulación de la sangre, como infecciones graves o cáncer. Aunque el riesgo es bajo, también se ha descrito asociación con la toma de anticonceptivos con elevada carga estrogénica, el embarazo y especialmente el puerperio.
Nueve de cada diez personas comienzan con dolor de cabeza que puede afectar a una parte o a toda la cabeza, generalmente de manera mantenida y constante, que empeora día a día, que no desaparece con analgésicos y se agrava al tumbarse o al hacer esfuerzos. Este dolor de cabeza puede ir acompañado de dificultades visuales, como visión borrosa o doblem y vómitos. Otros síntomas, como la pérdida de fuerza o sensibilidad en un brazo o una pierna o la dificultad para expresarse son menos frecuentes pero posibles. Por último, en un pequeño porcentaje de pacientes, puede haber crisis epilépticas.
En el caso de pérdida de fuerza o sensibilidad en medio cuerpo o dificultades para expresarse de inicio agudo, hay que contactar con el 112 o acudir a Urgencias lo antes posible. En aquellos casos con dolor de cabeza intenso, que se mantiene de manera constante, especialmente con vómitos, debe consultarse con un médico en el ámbito asistencial más accesible, tanto si se trata de personas que no suelen padecer cefaleas como si las sufre de manera habitual y es claramente diferente al dolor habitual.
El diagnóstico de una trombosis venosa intracraneal pivota en varios ejes: el perfil del paciente (antecedentes, factores de riesgo, etc.), el perfil de la cefalea (nueva aparición, intensa, con síntomas sugestivos de hipertensión intracraneal), la exploración neurológica y pruebas complementarias que demuestren la trombosis, como la tomografía computadorizada y la resonancia magnética cerebral orientadas al estudio del sistema venoso intracraneal.
Para disolver un trombo alojado en las venas o senos venosos intracraneales es necesario administrar medicación anticoagulante. En algunos casos puede valorarse adicionalmente el tratamiento inicial mediante un catéter que aspire el trombo, si bien es una técnica compleja cuya utilización es excepcional.
Sí, ya que puede llegar a poner en riesgo la vida del paciente. Su pronóstico está influenciado por un diagnóstico y tratamiento precoces. En la mayoría de los casos atendidos a tiempo puede resolverse sin secuelas. Si no hay una causa predisponente demostrable, es poco frecuente que una persona vuelva a padecerla en un futuro.
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