Con el 2025 más que arrancado, este inicio de año sirve para muchos como revulsivo para marcarses nuevos objetivos vitales a conseguir a corto y medio plazo. Algunos se plantean apuntarse al gimnasio, estudiar unas oposiciones o comenzar una dieta sana (y hacerle de apso la guerra a la báscula para perder peso). Otro propósito recurrente es el de dejar de fumar y, desde hace unos años, también de vapear. Esta alternativa al tabaco en a el auge no está exenta de riesgos, tal y como recuerda la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que propone una serie de claves para dejar este hábito con éxito.
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Apunta también la UOC que la idea de que vapear es menos nocivo que fumar es un mito ya que no existe base científica para afirmar que el cigarrillo electrónico sea menos lesivo y apunta diferentes motivos. «El primero es que hay muy pocos estudios específicos que valoren el daño de vapear; menos aún estudios a largo plazo, porque es un fenómeno relativamente reciente comparado con el consumo de tabaco», explica el experto en tabaquismo Antoni Baena, profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
¿Cuáles son entonces sus principales riesgos? Asegura el profesor que los principales componentes del cigarrillo electrónico son la nicotina, «una sustancia altamente adictiva; sustancias facilitadoras de la vaporización, como el polietilenglicol y el glicerol o el propilenglicol; aditivos alimentarios (E-1520, E-422 y E-1520) de los que se desconocen los valores seguros tras ser calentados e inhalados, lo que produce formaldehídos, acetaldehídos y acroleínas, reconocidos cancerígenos y tóxicos pulmonares; más de 15.500 saborizantes que, al descomponerse térmicamente, generan aldehídos cancerígenos, y mentol, que, además de saborizante, suprime el reflejo de la tos», asegura.
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Entre los motivos para dejar de vapear, el experto destaca su impacto «directo, rápido y claro sobre la salud». También la adicción que genera así como que se desconoce el impacto a largo plazo del uso de vapeadores, por lo que, »cuanto antes se abandone, mejor», matiza el experto.
La UOC pone sobre la mesa que no existen remedios mágicos para dejar el tabaco o el vapeo y que debemos ceñirnos a los métodos demostrados científicamente como más eficaces. A continuación, repasamos ocho de los consejos respaldados por el profesor Baena para que el proceso llegue a buen puerto:
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1. El primer paso (y quizá de los más importantes) es tener clara la motivación y el objetivo de dejarlo: mejorar la salud y evitar una adicción. Si no estamos convencidos el proceso de dajarlo no saldrá.
2. Fijar una fecha para empezar y tirar todo lo que se tenga para vapear. De esta manera evitaremos tentaciones y recaídas.
3. Identificar los momentos, emociones y situaciones que favorecían el vapeo e, inicialmente, evitarlos hasta tenerlos controlados.
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4. Buscar ayuda profesional, principalmente. Si no es posible siem`re se puede recurrir al soporte de familiares y amigos.
5. Consultar con un profesional de la salud sobre el uso de tratamientos de primera línea para el abandono del tabaco (farmacológicos y psicológicos).
6. Romper rutinas y mantenerse ocupado y distraído.
7. Hacer deporte para percatarse de las mejoras físicas que dejar de vapear o de fumar aportan a la salud.
8. Felicitarse por el esfuerzo. No está de más sacar pecho de los días que llevamos sin el hábito de vapear, reconocernos a nosotros el logro que estamos consiguiendo que debe ser motivo de orgullo.
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