¿Qué hago si me pica un avispón oriental?

Primera pauta: mantener la calma. La mayor parte de las reacciones serán locales, con los clásicos síntomas de inflamación, picor, dolor y enrojecimiento. Segunda pauta: reconocer al insecto (las abejas dejan el aguijón y hay que extraerlo desde la base) y, en este caso, el tamaño importa. Tercera pauta: lavar la zona con agua y jabón. Cuarta pauta: aplicación de frío. Quinta pauta: uso de antihistamínicos y cremas locales con corticoides. Y, sexta, en caso de una reacción local aumentada (una reacción de más de 10 centímetros) o sistémica (problemas para respirar), acudir a Urgencias.

¿Quién tiene alergia a la picadura de las avispas asiáticas? Por regla general, la misma población que sufre reacciones exageradas ante la picadura de las avispas más comunes en Málaga, la papelera y la terriza. Según el tamaño, una picadura puede inocular entre 15 y 100 microgramos de veneno, por lo que es importante el referido reconocimiento del insecto. La regla es sencilla: a mayor tamaño más impacto. Y es aquí donde estas especies invasoras se hacen algo más peligrosas.

Hay datos, prosigue Dionicio, que indican que el 56,6% al 94,5% de la población adulta ha sido picada al menos una vez en su vida. Entre un 3,5 y un 22% de la población general puede sufrir una reacción alérgica tras una picadura. Solo una pequeña parte de ellos experimentará un cuadro generalizado grave que ponga en peligro su vida. La mayor parte serán reacciones locales comunes, que cederán espontáneamente en 48 horas.

La prevalencia de una reacción local extensa, de más de 10 centímetros, es de entre un 2,3% y 18,6%. Y el riesgo de desarrollar una reacción sistémica con una nueva picadura es bajo. Concretamente del 0,4-0,8% en niños y del 0,3- 8,9% en adultos, aumentando hasta el 42% entre apicultores. Puede ser exclusivamente cutánea (urticaria) o afectar varios órganos (anafilaxia).

«Es importante recordar que las avispas son parte del entorno. Y ya veremos su impacto, que dependerá de su capacidad de adaptación», asegura el médico, que puntualiza que en su consulta no está viendo de momento casos relacionados. «El cambio climático y la globalización están acelerando la propagación de especies fuera de su hábitat natural. Su repercusión dependerá de su capacidad de adaptación al medio y supone un nuevo reto diagnóstico y terapéutico al que el alergólogo debe dar respuesta», amplía.

Los himenópteros constituyen un orden de insectos, en la que se incluyen fundamentalmente las avispas (superfamilia vespoideae), las abejas (superfamilia Apoideae) y las hormigas (superfamilia formicideae).

Los himenópteros responsables de la inmensa mayoría de picaduras son la abeja de la miel (apis mellifera) y las avispas. Dentro de ellas destaca la polistes o avispa papelera, entre las que la más común es la polistes dominula). La otra avispa común es la vespula, vulgarmente conocida como avispa terriza porque sus colmenas están bajo tierra. Son las más comunes en Málaga, aunque, más raramente se dan picaduras de otras especies como la crabro o la dolichovespula.

Málaga se salva también, recuerda este experto, de la vespa velutina, actualmente primera causa de alergia al veneno de himenópteros en algunas zonas del norte de España. Las recomendaciones son las mismas, igual que para otras especies detectadas en Andalucía como la vespa orientalis y la bicolor.