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No son pocas las personas que aseguran que tras recibir la vacuna de la gripe han contraído la enfermedad. Incluso, hay quienes afirman que sufrieron la peor gripe de sus vidas y que, por ello, se lo pensarán dos veces antes de vacunarse de nuevo.
Pero, ¿qué hay de cierto en estas afirmaciones que apuntan a una relación causa-efecto entre la vacuna contra la gripe y el desarrollo de la enfermedad? Según Sanidad, poco o nada. En un informe donde el Ministerio da respuestas a las preguntas más frecuentes sobre la vacunación contra la gripe, apunta a que las vacunas inactivadas que se inoculan contra esta patología en la actualidad no contienen virus vivos. Están compuestas por fracciones de virus o subunidades proteicas y, por tanto, no pueden provocar la enfermedad.
Sanidad explica que existe una vacuna atenuada (de virus vivos debilitados), autorizada en España, pero solo se utiliza en población infantil y joven sana. Aún así, incluso en estos casos, los virus contenidos en esta inyección, al estar debilitados, no ocasionan la gripe. No obstante, de manera preventiva, este tipo de vacuna no se administra a las personas que con mayor probabilidad podrían desarrollar la enfermedad con un virus debilitado ni a personas con enfermedades crónicas.
Lo que sí puede darse tras la vacunación contra la gripe son reacciones locales, como ocurre con otras profilaxis, y de manera más infrecuente fiebre, malestar y dolores corporales en las primeras seis a 12 horas que suelen persistir de uno a dos días.
Sea como sea, Sanidad subraya que estos efectos scuendarios son considerablemente menos graves que los síntomas que causa la propia enfermedad.
Son varios los motivos que pueden llevar a una persona a presentar síntomas similares a los de una gripe tras vacunarse, según apunta Sanidad.
La vacuna protege contra la gripe y no contra otros virus respiratorios que también son habituales durante la temporada de otoño-invierno como son el rinovirus, el virus sincitial respiratorio, el virus parainfluenza o el adenovirus.
Del mismo modo, los vacunados pueden infectarse por un virus de la gripe diferente a los que están incluidos en la vacuna. Las inyecciones frente a la gripe contienen tres o cuatro tipos de virus de la gripe (dos de tipo A y uno o dos de tipo B) que se seleccionan en función de la probabilidad de que circulen en cada temporada epidémica, según estimaciones realizadas anualmente desde la Organización Mundial de la Salud.
Como explica Sanidad, la capacidad protectora de la vacuna contra la gripe dependerá, en gran medida, de que los virus seleccionados para elaborar la profilaxis coincidan, en mayor o menor medida, con los que finalmente circulen en esa temporada.
También depende de la capacidad del sistema inmunológico para generar protección inmunitaria. Por ello, las personas de edad avanzada o con un estado de salud delicado pueden no quedar adecuadamente protegidas.
Por último, Sanidad señala que desde que se recibe la vacuna deben pasar unas dos semanas para que el cuerpo desarrolle la protección inmunitaria. Por ello, una persona puede haber enfermado de gripe inmediatamente antes de vacunarse o contraer el virus durante las dos semanas posteriores. Estas serían las premisas en las que se podría pasar la gripe a pesar de estar vacunado.
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