Los trastornos de ansiedad son el problema de salud mental más frecuente: se calcula que tres millones de españoles los sufren. Su incidencia se ha disparado desde la pandemia, al igual que la venta de ansiolíticos y antidepresivos. La ansiedad no es en sí misma una enfermedad: es una emoción natural que comprende las reacciones que tienen los seres humanos ante la amenaza de un resultado negativo o incierto. Es decir, que es una emoción desagradable que forma parte de la vida, por lo que hay que aprender a vivir con ella. «Algunas veces más fuerte o más presente y otras más suave, pero va a estar siempre. Acéptala y no la evites, y sobre todo, ¡no evites vivir y hacer todo lo demás!», explica Patricia Moreno-Peral, doctora en Psicología de la Salud, profesora en la Universidad de Málaga y co-investigadora responsable en el equipo Salud Mental, Servicios y Atención Primaria (SAMSERAP) del Ibima, que está desarrollando un estudio pionero sobre la predicción y prevención de los trastornos de ansiedad.
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El problema empieza cuando esas sensaciones se vuelven tan intensas y desagradables que nos paralizan y nos impiden vivir la vida. Cuando la ansiedad impide disfrutar de las relaciones sociales y familiares, cuando interfiere en nuestro trabajo, cuando no nos deja salir de casa o afrontar un examen o un cambio vital... ahí es cuando deberían encenderse las alarmas y cuando hay que buscar ayuda para saber si estamos sufriendo un trastorno de ansiedad.
Pero antes de llegar a este extremo, hay formas de mantener a raya la ansiedad cotidiana. Estas son las pautas que propone el equipo SAMSERAP:
1: Dedicar tiempo regularmente (si puede ser, todos los días) a nuestras aficiones o a las actividades que nos hacen sentir bien.
2: Cuidar nuestras relaciones con otras personas.
3: Realizar actividad física de forma regular.
4: Cuidar nuestras horas de descanso y sueño
5: Tener una mirada más amplia de los problemas. «Observalos desde otra perspectiva y conviértelos en objetivos. Siempre hay parte del cambio que depende de nosotros», apunta Patricia Moreno-Peral.
6: Delegar responsabilidades y pedir ayuda cuando se necesite.
7: Disminuir o evitar sustancias tóxicas como el alcohol.
8: Tomar decisiones cuando sean necesarias; no dejar los problemas o dilemas en un limbo. «Decidir algo siempre abre la puerta a nuevas opciones», apunta la investiadora.
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