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Parece una obviedad, pero las autoridades sanitarias tienen que recordar estos días que no se puede elegir vacuna. La ministra Carolina Darias advirtió el martes de que quienes rechacen el inyectable de AstraZeneca no recibirán «por ahora» ninguna otra vacuna. El alarmismo social generado ... por los casos de trombosis detectados entre personas vacunadas, episodios que provocaron que varios países europeos, entre ellos España, suspendieran de forma cautelar la vacunación con AstraZeneca, preocupa a las administraciones, que ayer reanudaron la inoculación del fármaco de Oxford entre trabajadores esenciales. Los gobiernos autónomicos temen que la desconfianza hacia esta vacuna eleve el porcentaje de personas que no quieren vacunarse, en Andalucía hundido hasta ahora por debajo del uno por ciento, según datos de la Junta.
En medio del aumento del escepticismo, Sanidad ha querido dejar claro que quien decline su cita para vacunarse, con independencia del inyectable que le corresponda, quedará excluido de la agenda, al menos de momento. Pero a menudo han sido las decisiones del propio Gobierno las que han alimentado las dudas en torno a AstraZeneca durante semanas. Primero, Sanidad recomendó tomar Paracetamol (medicamento que en teoría no dan sin receta) antes y después de la inyección para reducir posibles efectos secundarios leves, precaución que no había sido indicada con las otras vacunas aprobadas, de Pfizer y Moderna. El departamento que dirige Darias alegaba que así lo aconsejaban los informes de la Agencia Europea del Medicamento, pero siempre para reducir efectos livianos como febrícula, dolor de cabeza y malestar general, que suelen durar poco más de 24 horas.
Tras la notificación de varios casos de trombosis, España siguió el camino de otros países como Alemania y Francia y suspendió la vacunación de forma cautelar el 15 de marzo. Días después, la Agencia Europea del Medicamento aclaró que la vacuna de Oxford es segura y eficaz y que sus beneficios superan con creces a los posibles riesgos, sin que pudiera deducirse que los episodios trombóticos estuvieran relacionados con la administración de la vacuna. La comunidad científica insiste en que no hay más casos de este tipo entre la población vacunada que entre la población sin vacunar.
El porcentaje de población dispuesto a vacunarse en España, según el CIS, pasó del 40 al 82 por ciento de diciembre a febrero. Nadie sabe aún cómo afectará la tormenta desatada en torno a AstraZeneca a esa confianza general, aunque los responsables del plan de vacunación confían en que se imponga el mensaje de que los riesgos de contagiarse de coronavirus son muy superiores a cualquier posible efecto secundario: la pandemia ha matado ya a más de 70.000 personas en nuestro país según los datos oficiales, que suponen sólo la punta del iceberg de la incidencia real del Covid-19.
Andalucía, como el resto de España, retomó ayer la vacunación con AstraZeneca. En Málaga se han habilitado puntos específicos en Teatinos, El Cónsul y La Roca.
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