El paracetamol, mejor con el estómago vacío: la OCU aclara los motivos

El primer interrogante es claro: ¿en ayunas o mejor mientras comemos? Antes de contestar, la OCU recuerda: «Cuando tomamos un medicamento por vía oral, sus principios activos no se absorben en el estómago, sino que, al igual que los nutrientes de los alimentos, se absorben sobre todo en el intestino delgado, de donde pasan al torrente sanguíneo». Dicho esto, advierte: «Si nos indican que hay que tomarlo durante la comida o despué, suele ser o porque la comida aumenta la absorción del medicamento (así sucede con el antibiótico nitrofurantoína) o porque los alimentos aceleran dicha velocidad de absorción (esto sucede, por ejemplo con el antiarrítmico amiodarona)», subrayan.

Pese a ello -matiza la OCU- en ocasiones, aunque tomarlo con la comida pueda retrasar la absorción del medicamento, se recomienda tomarlos junto con alimentos para minimizar las molestias gastrointestinales que pueden ocasionar como posibles efectos secundarios. «Este sería el caso del antidiabético metformina y los famosos antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno, diclofenaco, naproxeno o aspirina».

Ante diversas noticias que han saltado a la palestra recientemente apuntando a que el paracetamol no debe tomarse a la vez que ciertos alimentos, en concreto algunos tipos de fruta, al organización de consumidores explica que al ser analgésico y antipirético, para que comience a hacer efecto cuanto antes, interesa que se absorba también lo antes posible y por tanto es mejor tomarlo con el estómago vacío. «En concreto la ficha técnica del paracetamol especifica que esto es especialmente importante si se trata de una comida rica en hidratos de carbono», apostilla.

¿Qué ocurre con su interacción con otros alimentos y medicamentos? «A veces en el prospecto se avisa de que hay ciertos alimentos o bebidas que debemos evitar consumir al mismo tiempo. En estos casos no es tanto un problema relacionado con una menor absorción, sino porque existen componentes que alteran el correcto funcionamiento», sostiene la OCU. Y añade: «El caso mejor estudiado y que aparece en el prospecto de muchos fármacos es el del zumo de pomelo, que inhibe la transformación que tienen que sufrir esos medicamentos en nuestro organismo para poder eliminarse luego adecuadamente: es decir, el resultado es el mismo que si hubiéramos tomado mucha más dosis de la debida». Dicha interacción puede llegar a ser «muy tóxica» con tratamientos de alto riesgo. «Es el caso de algunas estatinas (simvastatina, atorvastatina, lovastatina) que se usan para el tratamiento del colesterol donde se observa que el zumo de pomelo aumenta el daño muscular que pueden producir las estatinas».

Otro ejemplo también muy bien estudiado que altera el funcionamiento correcto de los medicamentos y produce efectos tóxicos es el del alcohol. «No se debe tomar cuando se está en tratamiento con sedantes y ansiolíticos, ni analgésicos opioides, tampoco con el paracetamol, ni con antiinflamatorios no esteroideos, ni con el antibiótico metronidazol, entre otros», concluye la organización de consumidores.