Un año de Ómicron: la variante del Covid con más de 500 sublinajes que cambió la trayectoria de la pandemia

Los sublinajes de Ómicron tienen mucho en común: todos son altamente transmisibles, se replican en el tracto respiratorio superior y tienden a causar una enfermedad menos grave en comparación con las anteriores variantes preocupantes, y todos tienen mutaciones que les hacen escapar con mayor facilidad de la inmunidad acumulada.

Precisamente su alta transmisibilidad fue uno de los aspectos que puso nuevamente en jaque a países de todo el mundo. Los contagios se dispararon y los primeros datos sobre Ómicron ya demostraban que existía un mayor riesgo de reinfección en comparación con las variantes anteriores. De ahí que los países que habían logrado mantener a raya al Covid-19 con medidas restrictivas, sociales y de salud pública se encontraron de nuevo en serias dificultades. En solo cuatro semanas, Ómicron, declarada el 26 de noviembre de 2022 como una variante preocupante, sustituía a Delta como la cepa dominante.

La buena noticia fue que Ómicron causaba una enfermedad menos grave, entre otros aspectos porque el virus se replicaba de forma más eficaz en las vías respiratorias superiores, así como por la inmunidad aquirida por la población gracias a la vacunación y a las infecciones. Los que sufrieron un mayor impacto por esta sexta ola del coronavirus fueron aquellos «que corrían el riesgo de contraer una enfermedad grave pero no estaban vacunados, y vimos cómo aumentaban las hospitalizaciones y las muertes en varios lugares del mundo», comentan los expertos.

Las vacunas contra el Covid existentes hasta el momento también se vieron afectadas ya que, si bien siguieron protegiendo contra la hospitalización y la muerte, evitando el fallecimiento de millones de personas, los estudios han venido a demostrar que la eficacia de las vacunas contra la infección, la enfermedad, la hospitalización y la muerte disminuyó con el tiempo.

Hasta el momento, no ha vuelto a surgir otra cepa catalogada como preocupante. No obstante, La OMS, junto con los científicos y los profesionales de la salud pública de todo el mundo, siguen vigilando muy de cerca las variantes circulantes.